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¿Cómo se conocieron?
         
            
Meliodas

La noche había llegado, y con eso los clientes de la taberna "el sombrero del jabalí"

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La noche había llegado, y con eso los clientes de la taberna "el sombrero del jabalí". Hombres quienes sólo querían tomar un poco de cerveza y olvidarse de los problemas que tenían en casa. La cerveza era buena, aunque la comida no tanto.

Eran casi siempre los mismos clientes, por lo que cada cierto tiempo, el rubio decidía moverse de pueblo, y así tal vez tener mejores ganancias.

Los clientes se quejaban de que no había buenas camareras para atenderlos, ya que en la taberna sólo trabajaban el de ojos verdes y un cerdo parlante.

La puerta se abrió de golpe mientras pensaba cómo podría conseguir una camarera para el establecimiento. Sus ojos se iluminaron al ver quien había entrado a la taberna. Una mujer joven quien parecía bastante molesta por algo caminó hacia una de las mesas vacías y se sentó, los hombres estaban tan borrachos que comenzaron lanzándole piropos, lo cual, la molestó aún más, pero no dijo nada.

—Aquí está su comida —habló el rubio extendiendo la bandeja hacia la mesa de al lado de la mujer, los hombres la tomaron con la boca hecha agua. Se dirigió a la mesa de la mujer con una sonrisa, con intenciones de tomar su orden. 

—¡Esto es asqueroso! —exclamaron los mismos hombres mientras escupían la comida que recién les habían dado.

—¡¿Acaso quieres matarnos, niño?! —se levantaron de donde estaban y encararon al rubio con intenciones de golpearlo.

—¿Podrían dejar de gritar? Me están dando jaqueca—habló la mujer quien presenciaba toda la escena.

—No te metas en esto, o saldrás lastimada tú también —la amenazaron, y esa fue la gota que derramó el vaso.

La mujer se levantó y sin pensárselo dos veces lanzó una patada hacia la parte de abajo de uno de los hombres. Éste gritó de dolor mientras ponía una de sus manos en sus partes y con la otra señalaba a la fémina, quien fue más rápida y tomó el dedo índice de él y lo giró, causándole aún más dolor.

Los demás clientes veían la escena temerosos, por lo que salieron de la taberna lo más rápido que pudieron. Los hombres que estaban frente a la mujer también huyeron, tratando de llevarse al herido.

La taberna ahora estaba vacía, sólo estaba el rubio y la mujer misteriosa.

—Oye, has espantado a todos mis clientes —se quejó el de menor tamaño—. Ahora tendrás que trabajar aquí para remediarlo.

𝐎𝐮𝐫 𝐋𝐨𝐯𝐞; NnTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora