CAPITULO 35: Un futuro

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Los pies la estaban matando cuando llegó a su hogar luego de un hermoso baile. Se sacó los tacones para entrar a su casa, sigilosamente.
Eran las cinco de la mañana. Entró muy silenciosa y cerró la puerta.
Cuando iba a subir las escaleras, alguien le tomó el brazo. Volteó bruscamente, y vio a alguien parado junto a ella y algo la golpeó en la boca.
Christopher se tiró en la cama con una sonrisa imborrable. Aún sentía el perfume de su novia en su cuerpo. Todo, absolutamente todo había sido tan perfecto como siempre soñó. Estaba enamorado, totalmente enamorado de Dulce Maria. Era algo inexplicable.
Ese tipo de cosas que no tienes descripción, solo son por sí solas. Miró el traje que había doblado con cuidado, y
sonrió otra vez. Todo parecía perfecto, todo era perfecto. Era capaz de proyectar su vida con ella, aunque sonara algo loco, el quería estar con ella para toda la vida. Cerró los ojos, dejando fluir su imaginación. Imaginaba si algún día vivirían juntos. Cuando eran pequeños habían prometido vivir juntos, aunque nunca como pareja, nunca lo habían imaginado. Ahora todo era diferente. Entrarían a estudiar, y conseguirían un apartamento juntos si iban a la misma universidad. Si así fuera, ella elegiría, siempre le negaba a Chris elegir las cosas que tuvieran que ver con decoración y todo eso. Como cuando armaban los árboles de navidad juntos. Ella acaparaba todo el trabajo. Sonrió por inercia. Imaginó verla despertar a su lado cada mañana,
prepararle el desayuno, o probablemente lo haría ella, no le gustaba como Chris cocinaba.
Siempre terminaba encontrándole algún detalle a la comida. La imaginó terminando la universidad y él ahí, felicitándola, besándola y diciéndole lo orgulloso que estaba. Imaginó cuando le pidiera matrimonio, eso era un anhelo. Verla con un vestido blanco, ajustado a su hermosa figura, llegando al altar, luego de tantos años. Diciéndole que sí, ellos besándose. Sabía que no sería fácil, y que pelearían demasiado, ella era muy terca, y él era peor.
La última imagen que vino a su cabeza
provocó su corazón acelerarse. Dulce  sonriéndole, pero de otra forma, convertida en una mujer, y con un enorme vientre. ¿Tendrían alguna vez hijos? Si, esperaba que sí, estaría encantado de tener pequeños niños como él y chicas como ella, corriendo en una hermosa casa. El sueño de todo enamorado. Esperaba que se cumpliera, realmente lo quería.
Finalmente, se quedó dormido con aquellas imágenes.
A la mañana siguiente, despertó alrededor de las 3 de la tarde. Estaba exhausto aún, pero su madre amablemente se encargó de llevarle el desayuno a la cama. Le contó todo, y lo enamorado que estaba. Hablaron mucho del tema, Mabel se sentía orgullosa de su hijo, era todo un hombre enamorado y eso la hacía extremadamente feliz.
Christopher se dio una ducha, y luego de eso fue a buscar a Dulce, pero antes de tocar el timbre, su celular sonó.
-¿Sí?
-Hey Uckerman, Christian y yo estamos en el bowling, Marco y Fernando viene en camino. Tarde de chicos ¿te anotas? –la voz emocionada de su amigo Poncho lo hizo sonreír.
-Fernando era unos de los mejores amigos de los chicos a los 8 años se fue a los EE.UU a estudiar con su papá y después mucho tiempo regresaba a su antigua vida.
-Claro hermano, voy en camino no puedo creer que Fernando este de regreso–cortó el teléfono, dio una mirada a la casa de Dulce y fue a buscar su auto.
Llegó al bowling, Poncho se estaba burlando de Christian porque había hecho más puntos, Poncho y Marco discutían por quien anotaba los puntos. Y Fernando esta ahí con una chica muy guapa, alta y rubia.
-¡Llegó bebé tarzán! –gritó  Marco
-Hey –dijo Ucker
-¿Dulce te soltó por fin? –preguntó Poncho
divertido mientras le palmeaba el hombro.
-No la he visto desde que la dejé en su casa, no soy como tú Herrera –ambos rieron.
-Poncho, a veces creo que eres un ninfómano –dijo Marco divertido
-Hermano no puedo creer que después de tantos años estés de regreso no sabes cuanto se te ha extrañado. -le dijo Ucker a
  Fernando palmeandole la cabeza con cariño.
-Ucker ella es Ximena,es mi enamorada y pronto nos casaremos. -Te felicito Hermano al fin alguien acento cabeza.-dijo Marco.- rieron todos.
Bueno vine a conocer a mamá Fer, me hablado mucho de ustedes y las aventuras  que pasaron juntos no saben lo feliz que estoy de conocerlos.- dijo Ximena.
Bueno me tengo que ir el taxi ya vino a recoger su mamá de Fer me esta esperando en casa me invitó comer así tendremos tiempo para conocernos.-dijo Ximena.
Bueno te acompañó de ahí me regreso.-dijo Fernando.
Bye chicos un gusto de haberlos conocido espero verlos pronto. Se despidieron y se fueron. Fernando al rato regreso con sus amigos.
-Huy  -Rubio, no te hagas el idi0ta, estoy seguro que ya no duermes tanto desde que estás con Anahi–dijo Christian burlón.
lo tuyo es grave –dijo Marcos divertido –cada vez que te llamo suenas como si
hubieses corrido una maratón, y siempre la voz de Anahí  de fondo.
-Exagerado –dijo Poncho sonrojándose. Ucker fue a tomar un bolo, se puso en posición, y lo lanzó. Le dio a todos los palitroques.
-¡Tomen esa inútiles! –dijo con una satisfecha sonrisa
-Golpe de suerte, idi0ta –dijo Poncho arqueando una ceja.
-Abran paso, que el señor Herrera les mostrará como se hace –dijo Marco tomando un bolo. Lo tiró, pero un palitroque no quiso caer. –casi. –dijo enfadado.
-Sigo ganándote Herrera –dijo Ucker con una sonrisa
-El elfo de la suerte ganará chicos –dijo Fer mientras lanzaba el bolo. Le dio a
absolutamente todos los palitroques -¡así se hace!
-Pura suerte –dijo Poncho rodando los ojos.
-Me toca –dijo Marcos
Así que la tarde se les hizo muy tranquila.
Luego de eso, fueron a casa de Poncho  y tomaron unas cervezas, Ucker  casi ni tomo porque manejaría. Así que alrededor de las siete de la tarde estacionó su auto en la casa, y decidió ir a ver a Dulce .
Tocó el timbre, y le abrió el padrastro de Dulce.
-Buenas tardes –dijo Chris -¿se encuentra Dulce?
-No, no está, y no vuelve hasta tarde –dijo él hombre de forma brusca –adiós.
Cerró la puerta. Christopher  arqueó una ceja. ¿Qué le sucedía al hombre ese?
Llegó a casa y se dispuso a jugar un
videojuego. Aunque en su mente divagaba porqué no le habría avisado que no iba a estar, si supuestamente se verían más tarde. Ahora que se percataba, ese hombre no le daba buena espina. Decidió ir a llamarla por teléfono.Marcó su número, una, dos y tres veces y nadie contestó. Supuso que realmente estaría ocupada, y tampoco quería ser muy obsesivo, no quería que ella terminara por hartarse.
Tomó su guitarra y tocó algunas cosas sin
sentido.Christian le había estado dando algunas clases de guitarra, y aprendía bastante rápido.
Miró la hora, eran las diez y media,
probablemente ella habría llegado. Salió de su casa, y caminó hasta la casa de Dulce. Tocó el timbre, y le abrió justamente ella.
Pero algo estaba diferente, ella no lucía su
alegría de siempre, le besó cortamente los
labios sin decir absolutamente nada.
-¿Pasa algo? –preguntó Chris tomando su
mentón y mirándola a los ojos. Ella tenía los ojos llorosos.
-No, estoy bien –musitó ella. Christopher  la tomó de la cintura y la abrazó contra su cuerpo. Ella intentó evitar llorar a toda costa. Respiró pesadamente mientras abrazaba a su novio.
No quería soltarlo, mantendría ese momento para siempre.
-¿Vienes a mi casa? –ella asintió. Cerró la
puerta tras ella, tomó la mano de Christopher y fueron hasta su casa. Chris notaba que algo sucedía, ella normalmente le hablaba y le contaba acerca de su día, o de cualquier cosa. Pero estaba ida, no parecía ella.

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