CAPÍTULO 14

143 11 0
                                    

Mientras tanto Dulce se sentía extraña, y lo peor es que sabía que a Ucker le pasaba algo. Los rumores en la secundaria fueron tales que llegaron de inmediato a sus oídos.

Ucker quiere a Dulce, lloró por ella al verla con Nicolas.
No sabía si creerlo, los rumores casi siempre
eran mentiras. Aunque quizás esta vez era verdad, lo escuchó de mucha gente que realmente estaba ahí, gente que lo vio todo.

Agregándole que Ucker se marchó esa noche, y que hoy había sido brusco y frío, algo extraño estaba pasando.
Entonces a su mente vino lo que pasó antes de
que Amy le lanzara el trago encima Ucker con sus fuertes y varoniles manos en su cintura, apegando su cuerpo al de ella, mientras la miraba
seria e intensamente, su boca a la altura de la suya, el nerviosismo de su cuerpo cuando sus labios estaban rozándose, las mariposas en el estómago, absolutamente todo había sido nuevo, nunca siquiera se había imaginado estar con su mejoramigo, Christopher Uckerman, al menos de forma consciente Ucker era el último chico con el que saldría, era un mujeriego imperdonable, un arrogante y engreído si quería serlo, aunque para ella eso no importaba, era su mejor amigo.

Pero ese baile cambió mucho las cosas para ella. Las cosas que había sentido no eran normales, si bien no le gustaba Ucker, algo había nacido, algo que ella nunca se habría percatado, incluso parecía que había nacido antes. Muy en el fondo, en el
subconsciente de ella, los recuerdos de su día de borrachera no se habían ido, su mente estaba bloqueándolos, pero podía casi sentir que algo extraño había pasado, algo que Christopher había callado. Intentó no pensar mucho más en él, pero se le hacía difícil ¿qué tal si Ucker gustaba de ella? No, no podía ser. ¿Ella, la chica menos popular y agraciada de la escuela? No, para Christopher Uckerman no existían en su vida una chica que no fuera de belleza despampanante.
-Hija –la voz de su madre la sobresaltó.
Levantó la cabeza y miró a su madre. –mañana vendrá a cenar alguien especial que tienes que conocer –dijo sonriéndole. Ella asintió sin decir nada, no le daba muy buena espina. Suspiró, su madre nunca le ponía atención si no era para conveniencia de ella. Esto ocurría desde que sus padres se separaron, lo que ocasionó un gran distanciamiento, al punto de que su hermana fue a vivirse con su padre, ya ni se soportaban. Ella tiene quince años, es una mocosa. Y su padre la llamaba poco, al parecer se conformaba con que la menor estuviera con él. Todo esto le hacía la vida miserable, realmente. Recuerda con dolor las marcas en la piel de sus muslos, los psicólogos y todo eso.
Nunca hubiera creído que sería como esas chicas que se desahogan haciéndose daño a si mismas, pero el destino dijo otra cosa. Nadie,
absolutamente nadie, lo sabía. Ni siquiera
Uckerman, todos tienen sus secretos ¿no? Incluso
aunque ella supuestamente no recordara que casi se había acostado con Uckerman, el estaba tan
absorto en tocarla y besarla, que no se percató de las cicatrices de sus muslos. Nunca se había cortado las muñecas, era muy obvio.
Estaba un poco harta de su vida, realmente sin Uckerman y Anahi se habría ido a pique, y ahora
comenzaba a sentir la soledad otra vez. Uckerman
enfadado,  Anahi de novia con Poncho ¿algo más? No pudo evitar comenzar a llorar, era muy verdadero que necesitaba a Christopher casi tanto como respirar, no quería y no imaginaba
una vida sin tenerlo con ella.

Era como una especie de “enamoramiento” pero no literalmente, porque por lo menos hasta el día de la fiesta, no había sentido deseos de besarlo. Hasta ese día. Porque cuando miró
sus labios despertaron sentimientos en ella,
algo muy extraño, que nunca antes había
sentido. Estaba asustada, no quería
enamorarse de Ucker, sabía que si sucedía
saldría herida, Ucker nunca fue hombre de una
sola mujer, y sabía que ni siquiera estaría
dispuesto a cambiar por ella.
Al día siguiente se arregló un poco para la cena
con esa persona “especial”, se ´preguntaba que
estupides habría hecho su madre, pero no
quiso ni siquiera imaginarlo. Así que bajó antes
de que el o la invitada llegara, se puso un
simple vestido negro y converses.
-Deberías haberte puesto tacones –criticó su
madre. Dulce rodó los ojos.
-No es tan especial como para usar tacones. –dijo ella firmemente
-Bueno, no hay remedio –dijo su madre.
Justamente tocaron el timbre, y una voz
masculina rodeó el ambiente. ¿Sería un jefe o
algo así? El hombre era alto, tenía los ojos
verdes brillantes, y era de contextura gruesa,
musculoso. –ella es Dulce, mi hija -Dulce se
levantó y ofreció su mano. El hombre la
estrechó con cierta delicadeza. –Él es Mau, mi…
-Dulce  arqueó una ceja esperando saber quien
era ese tipo –novio.
-¡Wow! Oh… genial –dijo dando una forzada
sonrisa. ¡Era lo único que faltaba! Su madre
con otro tipo, ahora si que su vida se había
hecho polvito. Comieron, ella estaba en
silencio, mientras Mau les contaba historias o
anécdotas, ella sonreía con toda la falsedad del
mundo. Estaba harta, solamente quería
retirarse e ir a dormir. -¿Puedo retirarme? –dijo
luego de un rato.
-No seas maleducada, tenemos invitado –ella
rodó los ojos.
-No me siento bien –mintió.
-Sé que estás mintiendo, te quedas aquí –dijo
su madre firmemente, mientras esperaba que Mauvolviese del baño.
-Necesito dormir –repuso.
-Eres igual de mentirosa que tu padre –dijo su
madre. La ira le invadió el cuerpo, la fulminó
con la mirada. –así que te quedas ahí.
-No pienso hacerlo –dijo ella –no me interesa
tu novio.
-Tendrás que acostumbrarte –dijo su madre
con rabia –porque estamos comprometidos
hace tiempo, así que pronto vivirá aquí y tú
deberás aceptarlo. –su madre estaba muy
alterada.
-No pienso seguir contigo si metes a un tipo
que ni siquiera conozco a casa –replicó ella.
Su madre la fulminó con la mirada.
-¿Y qué harás? ¿Irte a USA con tu padre? –ella
la miró despectivamente, con una burlona
sonrisa. Sabía que Dulce no se iría, tenía su vida
aquí, más que nada, tenía a Christopher y Anahí. Y
ahora, a Nicolás.
-Irme a vivir donde sea. –dijo ella
-Aún tienes diecisiete, eres menor de edad
-Por poco tiempo –dijo ella con odio. Se paró
bruscamente de la silla, su madre no la quería
dejar salir de la casa, le bloqueó la puerta –déjame salir.
-No, tú no irás a ninguna parte.
-Sí lo haré, déjame en paz –le gritó. Entonces
sintió el ardor en su mejilla, la había golpeado.
La miró con tanto odio que parecía echar
chispas y luego, abrió la puerta y pegó un
portazo. Las lágrimas no tardaron en correr por
sus mejillas, ¿a quién llamar? Anahi marcoel numero, recordando que Anahi estaba con
Poncho y Ucker estaba enojado.
-¿Sí? –la voz de Nicolas le causó un extraño
escalofrío.
-¿Estás… ocupado? –preguntó con la voz
quebrada.
-Amor, estoy fuera de la ciudad… -dijo Nicolás sin
siquiera percatarse de la voz de dolor de Dulce--Oh… lo siento, te llamo más tarde –dijo ella.
-Te quiero –dijo él y cortó el teléfono.

No sabía donde ir, comenzaba a correr una
brisa fuerte, eran alrededor de las diez de la
noche y estaba oscuro. Aún no llegaba el
verano, así que las noches seguían siendo
frías. Caminó por las oscuras calles sola,
asustada. No había nadie en la calle, fue hasta
la plaza cercana a su casa, se sentó en una
banca. Era Sábado, había sido mala decisión,
los Sábados los fiesteros comienzan a beber
en esa plaza. Unos chicos de aspecto no muy
agradable caminaban algo borrachos pese a
no ser tan tarde, ella se paró y decidió caminar
a otro lado. No quería que nadie se le acercara.
¿Y si llamaba a Ucker? ¿Vencer su orgullo?
Caminó en línea recta, y sintió las risas de los
chicos, mas bien hombres bebidos. Se percató
que la seguían, o se estaba imaginando cosas.
Más lágrimas, el cuerpo le temblaba.
-¡Bonita! –la voz de uno de ellos la asustó más.
Se metió por una calle, y dobló hacia otra
luego, pero no se percató por la oscuridad de la
noche, que había llegado a una calle sin salida.
Entonces unas manos se aferraron a su
cintura, y gritó.
**Escrito por:Valerie Boza**
Dejen sus comentarios.

FAll IN Love || ʋօռɖʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora