CAPITULO 37: Nuestro Destino

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Christopher miraba atento la hoja sobre la que estaba escribiendo. La solicitud a la universidad le pedía una serie de datos, y cuando se desconcentraba, podía poner cualquier estupidez. Dulce  estaba junto a él, callada como le era habitual estos días.
-Fecha de nacimiento –musitó Chris.
-No puedes olvidar tu fecha de nacimiento –dijo Dulce rodando los ojos. -5 de Febrero de… -Chris mordió el lápiz. -1989 –dijo Dulce riéndose suavemente
-Exacto –dijo él riéndose. Le besó la mejilla. Ella sonrió débilmente
Terminó de llenar el papel, lo entregó y tomó la mano de Dulce para ir a buscar su auto. Luego pasó su brazo rodeándole los hombros, ella no dijo nada, tampoco se resistió. Aún sentía protección en los brazos de Christopher, como si el fuese a dar la vida por ella. No quería pensar mucho respecto a su relación, o terminaría llorando frente a Chris, lo que le haría continuar su interrogatorio diario. Y no tenía más mentiras, se le habían agotado.
Subieron al auto en silencio. Christopher encendió el motor.
-Ponte el cinturón de seguridad –le ordenó a Dulce. Ella obedeció. –seguridad primero –dijo con una sonrisa torcida, lo que marcó sus hoyuelos. Dulce sonrió.
-Si chocamos y nos volcamos, te aseguro que no servirá de mucho –dijo ella burlona.
-Sí sirve –contradijo Chris –además, no tienes que pensar de esa forma, mejor pensar que si no te lo pones, vendrá un policía y nos multará.
-No sabes lo que puede pasar, es destino, quizás estamos destinados a morir –dijo ella.
Christopher sonrió otra vez, mientras miraba hacia el frente. -Eso siempre ha sido así, estamos destinados a morir. No sabemos cuando ni donde. –dijo Chris–pero hay que disfrutar cada segundo de vida que aún tienes. ¿Por qué tentar al destino arriesgándote? Mejor disfruta, cuídate, y sé feliz. -Mhmm… -dijo ella. ¿Ser feliz? Últimamente le era imposible. -Y si morimos ahora, bueno estamos juntos, nos amamos, y podré morir tranquilo pensando que logré estar contigo, vencí todo y te dije que estaba enamorado de ti. ¿Qué mas puedo pedir? –ella sonrió mordiéndose el labio. Ese *beep* nudo en la garganta otra vez. ¿Qué más podía pedir ella? Christopher era todo lo que necesitaba, sería una locura creer que hubiese alguien que la amara más, que la hiciese sentir viva y tan bien como el lo lograba. Era hermoso pensarlo de esa manera. Christopher era suyo, le pertenecía. Y ella era de él. Aunque claramente no todo era color de rosa como se veía. Su vida se estaba transformando en un infierno, uno silencioso, que estaba viviendo sola. No necesitaba arrastrar a Christopher a eso. ¿Para qué hacerlo pasar un mal rato? Quizás todo acabaría pronto, aunque al parecer, ella tendría que tomar una decisión para que todo terminara. Y tenía miedo de hacerlo. La mejor alternativa que barajaba, tenía un sacrificio, y uno enorme. Miró a Christopher sonriendo, sus ojos azules brillando. ¿Sacrificaría eso? Bueno, ahora su vida era una verdadera mier*da y estaba arrastrando inconscientemente a Christopher  a ello. Quizás era mejor tomar la alternativa, y hacer el sacrificio ahora, antes de que empeorara.
-¿Qué tanto piensas? –Chris interrumpió sus pensamientos. Ella lo miró, el seguía con esa sonrisa y sus hoyuelos marcados. Sí, sería el peor sacrificio. Pero no podía seguir así. -Yo… -¿otra mentira? –nada, solo es un bonito día –dijo ella mirando por la ventana. -Cierto –concordó Chris. –hey –su mano estaba sobre el muslo de Dulce. Pararon en un semáforo en rojo. –te amo –sus miradas se cruzaron. ¡Mier*da Christopher! Me estás haciendo esto más difícil, pensó. ¿Dejarlo? No, no podía pensar en dejarlo sin que doliera, sin que quemara por dentro. No quería llorar, no frente a él. No quería tener que volver a mentirle, diciéndole que todo estaba bien, cuando nada lo estaba.
-Yo también te amo Christopher –dijo ella. –con toda mi vida.
Chris  sonrió otra vez. ¿Cómo era posible que una mujer lo hiciera inmensamente feliz con un par de palabras? Ahora sabía a lo que se refería Robin cuando hablaba del amor. A veces crees que amas, pero solo es cariño. Pero el estaba seguro que la amaba. “El amor es cuando, ella dice la estupidez más grande, pero solo oyendo su voz, sonríes como un tarado. Cuando ella se enoja y te grita, te enfadas mucho, pero no puedes estar mucho sin necesitarla. Cuando te percatas de cada defecto, pero sientes que sin eso, no sería ella. Es amar, aceptar, tolerar, y respetar. Eso es amor, a veces tardas en encontrarlo, pero a veces te das cuenta que siempre ha estado ahí”
Y tenía toda la razón. No podía estar mucho sin necesitarla. Amaba sus defectos, y amaba cada cosa que ella hacía. Era perfecta para él, era perfecta a su manera. ¡Dios, que cursi sonaba!  Pero así era el amor, las chicas los transformaban.
-¿Vienes a mi casa hoy? –preguntó Chris. -Está bien –dijo ella sonriendo. Christopher sonrió y apretó un poco más el acelerador.

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FAll IN Love || ʋօռɖʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora