CAPITULO 11

156 12 0
                                    

No sabía cómo se le había pasado una semana ya. En siete días, era el ansiado baile. Ucker estaba cada día más nervioso, sobre todo
porque ella le había pedido que en unos días más la acompañara a comprar su vestido. Tan solo imaginarla con el vestido, tomando su
brazo, y bailando con él, le provocaba un montón de sensaciones y mariposas en el estómago.
Para ella, Ucker escondía algo, pues últimamente era tan extraño que el quisiera
pasar todo el día con ella. No tenía idea que se traía entre manos, pero claramente había algo.

Ucker había ido a pasar el día con los chicos, quienes aún no tenían idea de quien sería la pareja de Christopher.
-¿Y tú con quien irás Christian? –preguntó Marco
sonriendo
-Invité a Maite ¿la conocen? –preguntó  Christian
con cierto brillo en los ojos. Todos asintieron.
–me encanta… no podía no invitarla, realmente me gusta.
-¿Y tú Poncho? –preguntó  Marcos -Anahi –dijo satisfecho –creo que por fin me gusta una chica seriamente. -¿y tú Marcos?
-Estoy seguro que no la conocen –dijo Marcos
algo sonrojado
-¿Quién? –preguntó Christian
-Marcela –todos fruncieron el ceño –deberías
conocerla bro, es amiga de Maite, ya sabes, la de cabello oscuro y esos labios que
vuelven loco a cualquiera –dijo Marco con una sonrisa coqueta.
-¡Marcela! –exclamó Christian cuando recordó –sí, si me acuerdo de ella, es muy bonita –admitió Christian –tiene una sonrisa perfecta.
-Ya cállate, no la mires mucho.
-Por fin sentaron cabeza –dijo Poncho divertido
–los veo bastante emocionados con sus citas.
-¡Sí! –exclamaron los tres.
-¿Y tú Ucker? –preguntó Marco con una sonrisa
traviesa.
-¿Yo qué? –preguntó Ucker distraído
-¿Con quién irás al baile? –preguntó Christian
-Ah… con Dulce -dijo Ucker algo nervioso. Marcos,
Poncho y Christian se miraron entre ellos con
sorpresa, luego miraron a Ucker.
-¿Hablas enserio? –preguntó Marcos
-Claro que sí –dijo Ucker -¿qué tiene de extraño?
-Mhm es solo que tú Ucker sueles ir con chicas con las que terminas teniendo sexo luego del baile ¿no? –dijo Marcos
-No, no quiero ir con ninguna hueca, prefiero ir
con Dulce, sé que me lo pasaré mejor –dijo Ucker
frunciendo el ceño.
-A veces creo que eres un estúpido, pero días como hoy te encuentro la razón –dijo Christian con una sonrisa –no sé como no te has dado
cuenta de lo obvio.
-¿Y qué es lo obvio? –preguntó Ucker arqueando una ceja
-Dos cosas –dijo Christian –la primera, estás loco por Dulce, la segunda, deberías hacerte novio de ella, vale la pena para ti.
-¿Qué rayos estás diciendo? –todos se rieron
–yo no estoy loco por Dulce, es como una hermana para mí. Segundo, ella vale la pena, ni siquiera yo creo merecer una chica como ella,
pero no, no podemos ser novios.

-¿Solo porque no es una porrista hueca? –preguntó Marco arqueando una ceja.
-Hey Bro, no tiene nada que ver. –dijo Ucker frunciendo el ceño. –es solo que… no, no
ella no me tomaría en cuenta –Poncho soltó una risa, entonces Ucker  se percató de que metió la pata. –digo, no, somos como hermanos y…
-Uck… ya lo admitiste –dijo Christian riéndose
aún.
-¡No he admitido nada! –dijo Ucker tenso y nervioso
-No sé porque te alteras tanto, es Dulce, es una
chica genial, deberías sentirte orgulloso si estás con ella. –dijo Poncho rodando los ojos.
Ucker lo fulminó con la mirada.
-No es que no sea genial –dijo Ucker –me gusta porque es genial, pero tan solo… -entonces se percató de que nuevamente había
metido la pata. Todos se miraron y explotaron
en risas.
-Ya lo admitiste –bromeó Poncho. Ucker  estaba
sonrojado como un tomate, no dijo ninguna
palabra.
-Guardaremos el secreto tigre, no te preocupes
–lo consoló Marco–solo que no entiendo porque
te haces tanto problema y no vas y le dices que te gusta.
-Tal como lo haces con el montón de chicas
que han pasado por ti –dijo Marco
-Es que ella no es como ninguna de esas
chicas –susurró Uckerman–y bueno, lo admito… en
realidad, no me gusta… la amo… -confesó Christopher
apenado. Lanzó un largo suspiro. Todos se lanzaron una mirada.
-Bueno, el baile de primavera es tu oportunidad
para decirle cuanto la amas –dijo Christian con una enorme sonrisa.
-Supongo –dijo Ucker algo desanimado. Ya a estas alturas, no podía actuar tan bien como antes. Y es que se estaba muriendo de amor
prácticamente, la veía y todo el cuerpo se le tensaba y comenzaba a temblar. Le costaba controlarse, aunque ella ni siquiera se diera
cuenta.
Su celular comenzó a sonar. Contestó, era ella.
-¿Dulce? –preguntó. Todos sonrieron cómplices.
-Ucker, ¿iremos al centro comercial? Quiero
comprar el vestido –dijo ella con una voz que casi le provoca derretirse.
-Está bien princesa ¿dónde nos juntamos? –Marco estaba aguantándose la risa, Ucker lo fulminó con la mirada.
-Mhm ¿pasas por mí? –preguntó ella con dulzura
-Está bien, paso por ti en quince minutos –dijo
Ucker–adios.
Apenas cortó todos explotaron en risas, Ucker
seguía sonrojado después de todo.
-Iré con ella a comprar el vestido para el baile
–dijo sonriendo.
-¡Uh! –dijo Christian–la verás probándose un montón de sensuales vestidos, por favor,
controla a Ucker junior –dijo dándole una mirada a lo bajo de su abdomen. Todos rieron.
-¡Imbécil! –dijo Ucker frunciendo el ceño. Se
despidió con la mano, aún avergonzado, subió
a su auto y manejó hasta la casa de su princesa. Sonrió al verla aparecer por la puerta
con esa enorme y perfecta sonrisa.
-Precioso –dijo ella con dulzura besándole la
mejilla -¿cómo estás?
-Bien ¿y tú? –dijo él mientras encendía el auto y manejaba.
-Bien gracias –dijo ella.
Llegaron al centro comercial, Christopher caminaba
tomándola de la mano. Entraron a una tienda
donde habían muchos vestidos, él sonrió,
aunque esto le aburra, sería capaz de mucho más por ella, y también quería saber que tan hermosa se vería ese día. Ella comenzó
probándose vestidos largos, pero ninguno le convencía. A Uckerman le brillaban los ojos cada vez que se asomaba con uno nuevo.
-Ucker, ven –lo llamó al probador. El corazón
se le aceleró ¿Qué necesitaría? Algo nervioso
se acercó, ella lo hizo entrar. Cerró la puerta, Christopher se mordió los labios muy tenso –súbeme el cierre –pidió. La miró de pies a cabeza, se estaba probando un vestido azul, le resaltaba el brillo de su piel, le llegaba más arriba de las rodillas. Ucker se agachó un poco,
para alcanzar lo más bajo de su espalda.

Comenzó a subirle el cierre intentando concentrarse solo en esa tarea, pues si
pensaba en el hecho de que un solo movimiento la haría quedar semidesnuda ante
él, no le sería de mucha ayuda. -¿qué tal? –preguntó dando una vuelta. Estaba embobado, se veía hermosa, no… perfecta. El vestido le
marcaba cada curva y le dejaba ver unas bonitas piernas.
-Te ves maravillosa –dijo con una sonrisa. Ella le correspondió la sonrisa. Siguió mirándose al
espejo –me llevaré este, me convenciste.
Ucker río. Se acercaron a la cajera, ella iba a pagar, pero Ucker le negó y se adelantó con su tarjeta de crédito. Ella protestó, pero Ucker negó.
-Bien, iremos por un helado ¿sí? –ella asintió
con dulzura. Ucker la tomó de la mano y la llevó, le compró un helado, y al rato la fue a dejar a su casa.
Ella se acercó dando saltitos a despedirse, pero tropezó cayendo contra Ucker, acorralándolo contra el auto, y para colmo, sus narices
chocaron y sus labios se rozaron. Ella se levantó avergonzada y Uckerman algo sorprendido.
-Adiós –dijo avergonzada y casi corrió a su casa. Ucker la miró desaparecer y luego
comenzó a reír sin motivo ¡la vida comenzaba asonreírle.

√ Dejen sus comentarios y votos.

FAll IN Love || ʋօռɖʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora