CAPITULO 34: El Baile

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El día llegó, el baile de fin de curso. Todos estaban emocionados, ahora más que nunca, después de todo, era el fin de la secundaria, y de absolutamente toda la época escolar simple. Ahora el futuro se les venía encima, y por lo menos, planeaban pasarla bien antes de tener que tomar decisiones.
Christopher se estaba duchando, mientras cantaba suavemente una melodía de Ed Sheeran, uno
de sus cantautores favoritos. Tenía gran habilidad para el canto, pero no le gustaba cantar en público. Ni siquiera a Dulce solía cantarle. Quizás hoy era el día, le cantaría, después de todo, el ambiente lo llevaría a hacer alguna locura por ella.
Mientras tanto Dulce se arreglaba el cabello. Levantó la mirada, y decidió que tenía que lavarse la cara. Los rastros de llanto seguían allí.
Suspiró, se mojó la cara y se secó con la toalla. Se puso otra vez frente al espejo, terminó de arreglarse el cabello, se sacó la bata, dejando ver su cuerpo semidesnudo en el
espejo. Sonrió débilmente al ver una marca en su cuello, mataría a Chris, tendría que ponerse maquillaje para que no se notase. Se maquilló bastante, borrando las ojeras y haciendo parecer que nada le sucedía. Se puso el vestido, Ucker la miraría con cara de pervertido cuando la viese, estaba segura. Se puso los enormes tacones, y terminó los últimos detalles. Christopher vendría por ella en quince minutos. Se dio una última mirada, se puso su pulsera favorita, aquella que Chris le dio. Y finalmente, bajó.
Su madre estaba allí, la observó de pies a cabeza y sonrió. Mauricio, sonrió también, aunque a Dulce le dio miedo la sonrisa maléfica. Lo odiaba,no quería mirarlo a los ojos.
Chris tocó la bocina, mientras se borraba el beso de su madre de la mejilla. Bajó del auto, y se apoyó en él, luego nervioso, volteó a darse
otra mirada. Se acomodó la corbata, que necesariamente tenía que ser roja, a petición de Dulce. Sonrió nervioso, entonces la puerta de la casa se abrió.
Si no fuese porque la mandíbula de Chris estaba adherida al resto de huesos de su cara, se abría caído. Estaba hermosa, no, más que eso, estaba jodidamente sexy y preciosa, el solo verla lo hacía pensar cosas indebidas.
Tomó una bocanada de aire, y suspiró.
Dulce llevaba un apretado vestido rojo, que dejaba un hombro totalmente al descubierto.
Era corto, muy corto y dejaba ver sus largas piernas, usaba unos zapatos rojos con unos enorme tacón, su cabello estaba recogido en un bonito peinado, llevaba unos aros negros,
en combinación al color de sus uñas y de su bolso. Sus ojos estaban maquillados perfectamente, sus gruesas pestañas enmarcaban sus ojos, más el delineador que le
daba una mirada intensa. Sus mejillas
levemente sonrojadas, y la mejor parte. Sus tentadores y gruesos labios que iban pintados de rojo. Ella sonrió tímidamente, mientras Ucker
se la comía con la mirada.
-Estás… -no tenía palabras para describir lo perfecta que se veía -¡oh! No sé que decir.
-¿Estoy bien? –preguntó ella mordiéndose el labio. Ucker evitó mirar sus labios demasiado.
-Estás… oh dios, jodidamente sexy y perfecta, mi amor –dijo besando la frente de la chica.
Le abrió la puerta del copiloto, y le dio la mano para que subiera. Ella sonrió coqueta. Ucker saludó con la mano a la madre de Dulce y a su novio. Subió y encendió el auto, tratando de no
mirar mucho las descubiertas piernas de su novia. –Ponte el cinturón –susurró. Ella asintió y se lo puso. Ucker manejó hasta el gran gimnasio perfectamente decorado de la secundaria. La ayudó a bajar, tomándole la mano. Ella le sonrió.
Entraron tomados de la mano, Ucker sonreía con suficiencia. El lugar estaba maravilloso, parecía un local nocturno sofisticado, iluminado a la perfección. Era hermoso contemplarlo.
-¿Lista para una noche inolvidable? –preguntó Chris mientras la tomaba por la cintura.
-Claro que sí –dijo ella sonriéndole. Pasó sus brazos por el cuello de su novio –esta vez, sin interrupciones, serán nuestra noche –susurró ella coquetamente sobre sus labios. Le dio un suave beso.
-Te amo preciosa –dijo él abrazándola con fuerza –nunca lo olvides ¿sí?
-Nunca lo haré –dijo ella con un poco de melancolía.
-¿Pasa algo? –preguntó Chris mirándola fijamente. Ella miró esos ojos azules que la habían enamorado. Sintió un enorme nudo en la garganta.
-No mi amor, no pasa nada –dijo ella con una sonrisa. El sonrió y le tomó la mano, mientras se acercaban a donde había más gente, allí estaba Christian y Maite. Les sonrieron. Mai se veía hermosa, llevaba un vestido negro ajustado y unos tacones plateados. Se abrazaron.
-¿Puedes creer que la secundaria se va? –preguntó ella con emoción -¡No puedo creerlo!
-Yo tampoco –dijo ella con una sonrisa –tú ya acabaste la secundaria –dijo Dulce arqueando una ceja cuando miró a Christian.
-Tengo mis trucos –dijo Christian divertido. Los cuatro rieron
-¿Dónde están los chicos? –preguntó Ucker mientras le echaba una mirada a su reloj.
Marco y Marce están por allá –dijo indicando la mesa del ponche y la comida –ya sabes… es Marco. –rieron –Poncho y Any están bailando por allá –indicó la pista de baile, el castaño tenía tomada de la cintura a la rubia.
-¿Quieres beber algo o vamos a bailar? –preguntó Ucker a Dulce.
-Vamos a bailar, quiero que pasemos una noche extraordinaria –dijo ella mientras le tomaba la mano. El sonrió, y caminaron hasta la pista de baile. La música pop y electrónica los mantuvo entretenidos alrededor de una hora, luego algunos bailes mas atrevidos, en el que Chris tenía que tomar aire para no desnudarla allí mismo.
Fueron a tomar algo de ponche. Se
encontraron con Poncho y Any,  quienes lucían estupendo. Poncho se veía tan sensual como es característico de él, y Any llevaba un vestido atrevido. Sonreían, mientras Poncho llevaba por la cintura a su novia. Chris y Dul bebieron, no demasiado, ambos querían pasar una noche perfecta, y recordarla el resto de sus vidas.
Pasaron algunas horas de música y baile, Dul ya estaba cansada y comenzaban a dolerle los pies. Le había pedido a Chris que se sentaran.
Aunque en ese instante todo paró y la gente se susurraba cosas.
El DJ tomó el micrófono y paró la música.
Todos lo miraron atento
-Bien chicos y chicas, son pasada la una de la madrugada, y es hora de un par de lentos. Para enamorarse por última vez en la secundaria –dijo el muchacho con una sonrisa.
Chris miró a Dulce con una coqueta sonrisa, ella aceptó, era lo que habían esperado.
Comenzó a sonar la canción que bailan los protagonistas de la saga Crepúsculo en el baile de graduación de Bella. Flightless Bird Chris la tomó por la cintura, mientras la música a su alrededor los llenaba. Las luces bajaron.
Ella posó sus brazos alrededor del cuello de él, sin dejar de mirarse, y se balancearon suavemente al ritmo de la música. Chris suspiró, mientras la apegaba más a su cuerpo.. Dulce sentía un enorme nudo en la garganta, por fin, todo parecía perfecto era su noche soñada. Los ojos azules de Chris brillaban demostrando lo emocionado que estaba respecto al baile. Todo parecía más bello. Todo había cambiado desde que decidieron darse esa oportunidad. Ella sonreía mientras lo miraba con toda la ternura del mundo. Chris la abrazó contra él, mientras le cantaba la canción al oído.
Have I found you
Flightless bird, jealous, weeping or lost you, american mouth
Big pill looming
Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda, mientras cerraba los ojos. El abrazo de Chris era protector, como si jamás quisiera dejarla ir.
Ella le pertenecía, y nunca la dejaría ir. Se separaron y se miraron a los ojos otra vez, era una conexión, era mágico lo que sentían con solo mirarse. Chris pasó su mano por la mejilla de Dulce, con delicadeza, mientras ella cerraba los ojos. Le tomó la mano y ella dio una vuelta mientras bailaban, él volvió a tomarla por la cintura. No pudo evitar que las lágrimas cayeran por su rostro, aunque le arruinaran el perfecto maquillaje. Lo amaba, ¡dios como lo amaba!, sentir su mano sobre la de ella, mientras bailaban, era un sueño perfecto del que no quería despertar nunca.
Amaba cada parte de él, su personalidad, sus risas, sus llantos, absolutamente todo. Ella le
tocó la frente con cuidado, pasando por su ojo ya más sano, por sus labios, esos que amaba besar. Se abrazaron, mientras bailaban. Él pasó
su mano por sus brazos, hasta tomar otra vez sus manos. Ella pasó la mano por el cabello de Chris, mientras lo acercaba a ella. Se miraron embobados, mientras se acercaban. Cerraron los ojos sintiendo la respiración del otro en sus labios. Sus labios hicieron presión. Ella lo apegó más a su cuerpo, mientras enredaba el cabello del chico en sus dedos. Movían sus bocas lentamente, realmente estaban en su propio mundo. Nadie, absolutamente nadie, importaba. Ella seguía llorando, de la emoción y del dolor que estaba escondiendo por Chris.
-Te Amo !-Christopher quiero que pasemos más  noches así juntos amándonos.
-Yo también mi princesa te amo nada ni nadie nos va a separar. - le dijo Chris.
Pero ella sabía que no era cierto.
Trató de no pensar en ello, le dolía demasiado.
Se aferró más a Christopher mientras se besaban con tanto amor, con tanta pasión. Se separaron un poco.
-Estoy tan enamorado de ti mi vida –le dijo Chris –eres la mujer más hermosa del mundo. No quiero dejarte ir, jamás. –él le limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas. –no llores amor.
-Te amo Christopher Uckerman, te amo –lo besó otra vez, hasta que la canción se acabó.
Se besaron una vez más. Entonces la música cambió otra vez a algo más movido. Chris la tomó de la mano y la llevó fuera del gimnasio.
Las estrellas brillaban, la luna relucía más que nunca. Él se sentó en un escalón de una de las escaleras que daba a algunas oficinas, y la hizo sentarse sobre sus piernas. Le tomó las manos.
-Cantas hermoso Chris, no sé como no cantas más seguido para mí –dijo ella mientras limpiaba sus mejillas.
-Me avergonzaba un poco –admitió Chris mientras rodeaba la cintura de ella con las manos. –pero ahora hago todo lo que me pidas.
-Deja de ser tan perfecto, cariño –dijo ella apoyando su cabeza en el hombro de Chris.
-No soy perfecto –dijo él
-Sí, lo eres, eres perfecto para mí –dijo ella abrazándose a él.
-Eso me gusta más –admitió Chris. –te amo princesa.
-Te amo, bebe –dijo ella.

FAll IN Love || ʋօռɖʏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora