Cap 13: Guarda silencio

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Tomo asiento en la cama recorriendo con su mirada el paisaje, el cual era extenso y sin dudas bello. Le recordaba lo sucedido la noche anterior cuando de la misma forma, le había permitido a sus ojos perderse en el cuerpo de aquel durmiente joven.

Allí estaba el elfo envuelto ahora entre las sábanas y abrazando una almohada. A diferencia de la noche anterior, no había adornos de oro que lo cubrieran al igual que aquella gema, su cabello además, estaba sumamente desordenado. Lo único que quedaba era el maquillaje, que antes le había rodeado con pinceladas negras sus ojos; pero ahora se esparcía por debajo de ellos, llegando casi a sus mejillas.

Increíblemente, aún manchando su rostro y con el cabello despeinado, el joven lograba verse hermoso, oh al menos eso era lo que juzgaban sus ojos.

Después de haber terminado de beber el vino la noche anterior, había despertado al elfo, le hubiera permitido seguir durmiendo pero no podía cargarlo por todo el lugar desde el comedor hasta la habitación, la distancia que había que recorrer era considerable.

El príncipe había despertado con facilidad, aunque el sueño casi no le dejó caminar en paz. De hecho, en el camino se tambaleó un par de veces aunque era predecible que el cansancio fuera grande, bastante ejercicio había hecho durante todo el día.

Y al llegar a la habitación se había quitado con rapidez todos los objetos que pudieran estorbarle a la hora de dormir. Luego de eso, se había acostado en la cama durmiéndose profundamente. Por esa razón el peliverde no había pensado siquiera en quitarse el maquillaje, de seguro se llevaría una sorpresa cuando se despertara si es que lo hacía en un futuro cercano, claro.

Sus ojos se enfocaron entonces en el único collar que el joven no se había quitado el famoso medallón, al parecer aquel objeto ya tenía cierta importancia para el príncipe. No se quejaba, claro, de hecho el detalle era... halagador por decirlo de alguna forma después de todo era su rostro el que se encontraba en aquel objeto.

—Kacchan —Al escuchar esto, su atención pasó del collar al rostro del joven. Los ojos verdes del elfo estaban entrecerrados denotando que el príncipe aún tenía sueño.

Hubo silencio por unos momentos, Izuku se concentró en mirar al emperador notando que éste ya estaba cambiado.

—¿Te vas? —preguntó en apenas un susurro, no deseaba que el gobernante se fuera ayer el rubio había estado con él durante todo el día, sería muy agradable si aquello se repitiera. Aunque por otra parte ya tenía en claro que el rey tenía que cumplir con sus obligaciones, como respuesta recibió un asentimiento.

—Tengo varios asuntos pendientes —afirmó Katsuki, eso al parecer le hizo recordar un nuevo asunto —Habrá un banquete hoy —anunció. Desde días atrás, se había comenzado a preparar un banquete sin razón realmente, aunque estaba seguro de que a los invitados no había que darles una razón. Mientras hubiera vino nadie se quejaría además, una de las mejores maneras de ganarse el agrado de la clase alta era con la organización de banquetes.

—¿Banquete? ¿Debo asistir? —preguntó el joven pareciendo un poco más lúcido. Aunque ahora sus ojos estaban cerrados.

—Creo que eso es obvio —afirmó el rubio a lo que Izuku sonrió.

—Eso es un sí —susurró. Pero entonces sus ojos se abrieron casi de golpe mirando al dragón con cierta inseguridad— Un banquete no es lo mismo que una bacanal ¿o sí? —preguntó. Definitivamente no deseaba volver a presenciar algo como eso ya había quedado tan atemorizado con aquella celebración que ahora se negaba completamente a tomar aunque fuera un solo sorbo de vino.

—Habrá vino por lo tanto personas ebrias, nada más que eso —era cierto que algunos banquetes podían convertirse en orgías pero eso claramente dependía del anfitrión, obviamente él no iba a permitir que eso sucediera— Empezará luego de ocultarse el sol —explicó.

Seduciendo al dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora