Cap 4: ¿Accidente?

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Abrió sus ojos, mirando luego sus alrededores. Estaba en la habitación del rey. Buscó luego al rubio, al otro lado de la cama. Sin embargo, no había nadie allí. Se levantó entonces, quedando sentado sobre las sábanas.

Al parecer, ese día tendría que quedarse ahí sin hacer nada. Suspiró, antes pensaba que sus clases con Aizawa eran aburridas, pero ahora que lo meditaba, eso le hacía pasar el tiempo. Sonrió ligeramente, al recordar los dolores de cabeza que le había provocado a su maestro. A decir verdad, cuando era niño había sido sumamente inquieto. Así que escaparse de clases no había sido un tema nuevo para él.

La tristeza lo inundó de pronto; extrañaba a su familia. Sí, estar ahí ya no se le hacía tan malo, sin embargo su corazón aún estaba al lado de su reino. Aquella gente que lo había visto crecer, aquellas personas que habían puesto sus esperanzas en él, en su futuro rey. Pero no, él ya no iba a ser rey.

-Eri... estoy seguro que serás una excelente reina- susurró. Tal vez volvería a verlos, solo el tiempo lo decidiría. Por ahora, solo podía esperar, y pedirle a los espíritus del bosque que todo saliera bien.

Claro, aún no podía asegurar nada. El rey no se había decidido. Aunque debía admitir que las cosas estaban mejorando.

Ya no veía al soberano como un simple hombre al que estaría atado toda su vida. En realidad, lo menos que le pasaba por la mente ahora era la palabra esclavitud. Le gustaba estar cerca del rubio, aunque éste se comportara algo lejano con él, no le importaba. Tal vez con el tiempo se abriría un poco, quien sabe, podía ser, ¿no?

Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Alzó la mirada, esperando encontrar a algún guardia.

Le sorprendió entonces ver a Bakugo ahí. Lo miró con confusión por unos segundos. ¿No debía el rey estar en alguna reunión importante o sellando nuevas leyes?
Se concentro en mirar la vestimenta del rubio, está vez no tenía puesto esa delgada y pequeña tela blanca, dejando su pecho descubierto, adornado con algunos collares y complementando con un brazalete en el antebrazo. Y en lugar de la túnica roja usaba una de color azul.
Un ligero sonrojo tiñó sus mejillas, cuando a su mente le llegó el pensamiento de que el dragón se veía realmente apuesto.

-¿Por qué tan sorprendido?- preguntó de pronto el rubio. El príncipe lo miró a los ojos, intentando esconder su sonrojo.

-Pensé que estarías cumpliendo con tus deberes- contestó. El emperador alzó una ceja.

-Estás diciendo que soy un irresponsable- afirmó. Izuku abrió sus ojos en impresión. No se había referido a eso. Genial, lo único que le faltaba era comenzar otra pelea. Escuchó una risa, y miró al rubio. La indignación lo inundó, ¡el emperador solo se había burlado de él!

-¿Y qué si eso dije?- preguntó con molestia, cruzándose de brazos. Bakugo alejó su mirada, observando con indiferencia sus alrededores.

-Entonces te quedarías aquí todo el día y no te llevaría a conocer la ciudad- le dijo con tranquilidad el emperador. Izuku lo miró sorprendido. ¿El rey quería... que conociera la ciudad? Pero, ¿acaso no tenía cosas más importantes que hacer?

-¿Bromeas, verdad?- interrogó.

-¿Eso es un sí o un no?- pregunto Katsuki. Sonrió luego al ver los ojos verdes del joven brillar un poco. Al parecer era un 'sí'. Aunque en realidad, sí tenía otras cosas que hacer, pero todas las había cancelado. Después de todo, si el príncipe iba a vivir ahí, podría al menos conocer un poco el lugar y sus costumbres. Porque lo admitía, ya había comenzado a considerar la propuesta. -Lo tomaré como un 'sí'. Báñate y alístate, te esperaré aquí- le dijo.

El elfo se levantó entonces de la cama. Sus ojos verdes ahora brillaban con algo más. Se acercó al rubio, utilizando nuevamente ese enloquecedor paso sensual. Katsuki lo observó, no entendiendo la extraña actitud del muchacho. Miró luego a su izquierda.

Seduciendo al dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora