Cap 23. Agonia

447 72 21
                                    

Cuando estuvo dispuesto a salir de la habitación, dirigió por unos segundos su mirada al silencioso elfo.

El principe estaba aún acostado, con las sábanas cubriéndole todo el cuerpo pero no dormía sus ojos estaban abiertos y miraban al vacío, el menor parecía estar perdido en sus pensamientos.

Izuku no le había dirigido la palabra desde la noche anterior y él simplemente había ignorado ese hecho por supuesto que no entendía la extraña actitud del joven, pero la idea de preguntar no le había cruzado por la mente, quizás el joven actuaba de esa forma debido a la muerte de su padre.

Realmente no creía que la idea de regresar a Moira le causara tristeza al elfo, el solo pensamiento parecía irracional e ilógico.

Pero si Izuku no quería hablar, él no iba a obligarlo. Caminó, unos cinco pasos, cuando la voz del joven finalmente se escuchó.

— Si muero hoy ¿llorarías? —la pregunta logró tomarlo por sorpresa y aunque intentó esconderla supo que Izuku la había notado.

— Tus ocurrencias me desconciertan —habló negándose a mirar al menor ¿Por qué utilizaba Izuku un tema tan desagradable como el de la muerte? ¿Acaso sabía lo mucho que le afectaba siquiera pensar en algo como eso? Dioses, la solo idea de lastimar al elfo ya lo atormentaba lo suficiente. Pero pensándolo bien, ¿cuál era la respuesta a esa pregunta?

Realmente no tenía que darle muchas vueltas al asunto, para saber que un hecho como ese afectaría profundamente toda su vida, ni siquiera quería imaginar, lo doloroso que sería perder a Izuku.

Sí, iba a perderlo de todas formas pero sabiendo que el joven estaría bien al lado de su familia.

— ¿Llorarías? —insistió el menor quien aún se encontraba acostado, enredado entre las sábanas de fina tela.

— ¿Llorar? Nunca he llorado y ciertamente, nunca lloraré por nada ni por nadie —afirmó, no recordaba la última vez que había llorado, al punto de que terminó convenciéndose de que nunca lo había hecho pero eso no quería decir, que nunca hubiera llorado en sus adentros.

Lo había hecho, cuando pensó que perdería a Izuku días atrás, cuando miró el deplorable estado de salud del menor. Mientras lo cuidaba, mientras le daba de comer, mientras lo miraba dormir. Había llorado tantas veces que ya no podía contarlas simplemente, lloraba sin lágrimas.

— Imaginé que esa sería la respuesta aunque admito que escucharla me lastima —profirió el menor, sonrió con cierta tristeza antes de decir lo siguiente— ¿Sabes que haría yo si murieras? —preguntó.

— Probablemente te sentirías tan libre que bailarás desnudo por toda Nidhug —murmuró el emperador casi con humor.

— ¿Tan poca confianza tienes en mí? ¿O tanto te has convencido de que nadie más que Mahoro te aprecia? —interrogó en voz bajo el elfo, suspiró cerrando los ojos por varios segundos— Si quieres que regrese a Moira, lo haré. Si tienes que ir a la guerra, nadie te detendrá. Pero debes saber… que si no regresas yo lo sabré ¿Y sabes que sucederá entonces? ¿Sabes que haría yo si murieras? —hizo una pausa, que fue cubierta por el silencio— Te seguiría.

La afirmación, además de tomar desprevenido al dragón, lo dejó completamente congelado ¿Qué había querido decir Izuku con esas palabras? ¿Bromeaba acaso? No podía creer que el elfo estuviera hablando de quitarse la vida, por el simple hecho de que no podía seguir viviendo si él no lo hacía.

— Deja de decir estupideces.

— Pero es la verdad —insistió el menor.

— Te conozco lo suficiente para saber que no tomarías una salida tan cobarde además, estás exagerando no creo ser tan importante para ti como lo haces ver ahora —afirmó Katsuki ¿Por qué seguía escuchando aquellas falsedades? ¿Por qué simplemente no salía de allí y se concentraba en sus deberes? Quizás porque cierta parte de su consciencia le decía que Izuku estaba hablando con la verdad, por más insólita que se escuchara.

Seduciendo al dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora