El rey abrio sus ojos, recibiendo en ellos la claridad de un nuevo día. Sin mucho interés por querer levantarse de su cama se concentró en simplemente mirar al techo, no encontrando nada más interesante qué hacer, de pronto un pensamiento llegó a su mente. Aquel joven de ojos Esmeraldas...
Se dio la vuelta, esperando encontrar al elfo al otro lado de la cama, pero no había nadie allí, solo las desordenadas sábanas blancas delatando que alguien había dormido en ese lugar. Cada uno había dormido en un lado de la cama la cual era enorme, así que no hubo problemas. Aunque bueno, la idea no era que se evitaran todo el tiempo. Sin embargo, cuando había llegado a su habitación la noche anterior, había encontrado al menor durmiendo ya, envuelto en las sábanas y del lado derecho. Parecía haberse acostado allí a propósito, como señal de que deseaba dormir alejado de él.
Bakugo no le dio importancia, pues no era su deber siquiera hablarle al "bailarín". Al contrario, era el príncipe quien debía buscar su agrado quien la noche anterior había dado una buena actuación, debía admitirlo, aunque aquella clara muestra de rechazo con la que se había encontrado no le había agradado en lo más mínimo.
Pero bueno, al menos eso comprobaba que el joven no era una prostituta común. De haberlo sido, la noche anterior se habrían dado una buena revolcada entre las sábanas. Tal vez el joven no quería probar que bailaba bien en la cama, como había dicho, río por aquel pensamiento.
Repasando los atributos de Izuku, tenía que aceptar que el elfo tenía varios puntos a su favor. Primero que nada, poseía una belleza incomparable, sinceramente nunca había esperado tal joya, era como una obra de arte creada por los dioses mismos. Y segundo, aquella bellísima presentación que había dado. Y no solo a él le había gustado, al terminar la fiesta, muchas personas habían salido comentando acerca del baile, incluso había escuchado a varios llamarlo 'baile erótico'. Aunque bueno, en cierta forma, el nombre encajaba a la perfección.
Luego estaba su carácter, conocía ya el lado competitivo y orgulloso del peliverde, pero eso era todo. No podía esperar mucho de todas formas, pues el joven había llegado apenas la noche anterior.
Aunque pronto debía tomar una decisión, ya había planeado que esperaría siete días. No sabía realmente porque debía esperar, si su plan inicial era el de simplemente llevarse al joven a la cama y devolverlo a su tierra al día siguiente.
Pero no podía negar que en cierta forma Izuku le había cautivado. Quería conocer un poco más y luego, podría mandarlo de regreso. No pensaba siquiera meditar en otra opción. No le parecía coherente aceptar el trato, ya tenía suficiente con cuidar a su reino como para preocuparse por esos amargados elfos. Suspiró, recordando al fin que tenía deberes que cumplir, aburridos deberes, pues ese día tenía una reunión con el Comité de ancianos de Nidhug, la cual estaba seguro no sería para nada divertida, empezando por el hecho de que ese montón de viejos rancios estaban completamente opuestos a su decisión de aceptar la llegada del príncipe. Los que estaban en contra habían dado su opinión de imitar las acciones de los humanos y apoderarse de las tierras de los elfos cosa que algunos no estaban de acuerdo y estaban en favor de realizar un trato de paz. Se levantó con lentitud, observando luego sus alrededores, Izuku no se veía por ningún lado.
Salió de la habitación encontrándose con un guardia el joven pelirrojo sonrío saludando de manera respetuosa a su rey, a lo que Bakugo ignoró.
- ¿Dónde está el príncipe? - Preguntó más como una orden.
- ¡Ah!, El quería hablar con su diosa. Según sé, fue al jardín central. - contestó sin moverse de su lugar.
Aquella información le hizo sentir rabia de pronto. ¿El joven había ido a hablar con sus dioses? No, ahora estaba en Nidhug, y los únicos dioses que iba a tener eran los de ellos, punto. Porque según sabía escuchado la religión de los elfos estaba llena de embrujos y maldiciones, se apresuró a buscarlo. Iba a dejarle muy en claro al príncipe cuáles eran las nuevas reglas.
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Seduciendo al dragón
FantezieEl mundo ha sido conquistado por los salvajes humanos que sedientos de más poder solo sería cuestión de tiempo para que decidan tomar la hermosa isla de Erza; el lugar está poblado por dragones, elfos, druidas, reptilianos y demás seres mágicos. Par...