Cap 14. Un vistazo al pasado.

995 178 22
                                    

—No entiendo por qué debo aprender a escribir hay personas que pueden hacerlo por mí —se quejó la niña mirando al hombre que se encontraba a su lado, se cruzó de brazos luego para enfatizar su molestia al tiempo que continuaba caminando por aquellos pasillos.

—No puedes depender siempre de los demás, Mahoro— afirmó el hombre, sus ojos rojos centrándose en los de la menor.

—¡Pero solo tengo 77* años! Tsunagu Hakamada* es injusto conmigo —insistió.

— Es tu maestro debes respetarlo —

— Lo sé ¿Y por qué debo aprender a leer? Hay personas que pueden hacerlo por mí —se quejó de nuevo. El rubio suspiró deteniéndose y haciendo que la menor hiciera lo mismo— ¿Katsuki? —preguntó la niña con confusión uniendo sus ojos con los de su padre.

— ¿Y por qué aprendiste a hablar? Hay personas que pueden hacerlo por ti —profirió entonces con una leve sonrisa triunfal asomándose en su rostro. La menor parpadeó varias veces, su semblante cambiando a uno indignado.

— Muy inteligente, padre. Pero no le veo la gracia —afirmó al notar que el rubio parecía estar a punto de reír. Como respuesta, Katsuki le desordenó el cabello con su mano— ¡papá no hagas eso! Mi cabello es mi mayor atractivo —le dijo la menor tocando sus mechones con orgullo a lo que Katsuki alzo una ceja.

— Eres una niña, Mahoro no estás en edad de preocuparte por eso —comentó un poco molesto.

— ¡Tú lo has dicho! Solo soy una niña por lo tanto leer y escribir aún no es para mí —afirmó asintiendo con la cabeza varias veces.

Esta vez Katsuki rodó los ojos iba a decir algo más cuando notó a un hombre que se acercaba, un guardia a juzgar por su vestimenta. El guardia al verlo se detuvo.

— El emperador solicita su presencia de inmediato —habló el hombre.

Mahoro lo miró por breves segundos luego sus ojos volvieron a posarse sobre su padre. Su semblante decayó levemente al notar la seriedad y hasta frialdad que de pronto se mostraba en los ojos rojos de Katsuki. No le gustaba ver a su padre así no parecía ser el hombre que siempre había conocido.

— Debes ir —habló entonces —Voy a practicar mi escritura sino el profesor Hakamada va a ponerme a trabajar —agregó luego acercándose y rodeando con sus brazos la cintura del dragón en un abrazo, el cual de inmediato fue correspondido.

— Practica la lectura también —le dijo el rubio la menor suspiró separándose de Katsuki.

— Como digas Katsuki —profirió de mala gana y sin decir otra palabra se alejó.

Caminó unos cincos pasos cuando por unos segundos se detuvo mirando hacia atrás y notando a su padre quien caminaba con el guardia a sus espaldas.

Su semblante entristeció su padre estaba cambiando su personalidad cada día le parecía diferente, se preguntaba si su abuelo tendría algo que ver en el asunto.

Suspiró mientras caminaba por aquellos pasillos a decir verdad no tenía nada más que hacer así que como siempre su mente analítica había empezado a trabajar.

Por mucho tiempo se había hecho la misma pregunta del por qué su padre había cambiado tanto y el porque su madre había desaparecido. Sabía que Katsuki no era su verdadero padre, si éste no la hubiera adoptado sería solamente su sobrina, pero de esa forma no tendría ningún poder ante el senado cuando cumpliera la mayoría de edad sin mencionar que era una mujer.

Suspiro regresando al pensamiento del cambio de comportamiento de su familia ya que estaba casi segura de que su abuelo tenía algo que ver.

No que el cambio fuera exageradamente malo, claro que no. Pero de todas formas el Katsuki que había conocido cuando estaba aprendiendo a caminar había desaparecido. Y las personas no cambian sin razón, ahora ver a su padre sonreír era casi un milagro y escucharlo reír ya era algo extinto antes era todo lo contrario debía admitir que extrañaba eso, aún después de la muerte de la abuela Katsuki siempre mostró una sonrisa para ella, o cuando descubrimos la muerta de mi madre. Entonces, ¿Cuál era la razón?

Seduciendo al dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora