Cuando el médico dijo que Izuku probablemente presentaría un ataque de morbus comitialis supo de inmediato que la situación iría empeorando, que con cada día que pasara el estado del elfo se notaría aún más afectado y ahora que tres días habían pasado la situación no hacía más que confirmar lo que de antemano había sabido.
Era el quinto día desde que el egipcio había comido aquellos hongos y dos desde que comenzó el tratamiento que consiguió el médico del bosque de Moira el hogar del elfo, pero aún así ahora aquel que había sido un joven completamente saludable se reducía a un simple ser casi moribundo era casi imposible comparar al Izuku que había conocido por primera vez noches atrás con el príncipe que ahora tenía al lado, simplemente no parecía ser la misma persona.
Qué ironía tan solo días atrás, Izuku había bromeado con lo que ahora estaba sucediendo como simple burla le había pedido a él que le diera de comer, y en ese momento el elfo estaba tan mal que hasta necesitaba que alguien le ayudara a ingerir bocado.
Extrañamente en esos días había comenzado a sentir casi una sobreprotección con el príncipe. No permitía que nadie ni siquiera el médico tocara a Izuku, esto quería decir que a las sirvientas les era prohibido siquiera atreverse a mirar al ojiverde, por ende no eran ellas quienes ayudaban al joven a comer.
Izuku había bromeado con algo que irónicamente se había convertido en una realidad, era humillante realmente un duro golpe a su arrogancia pero no quería que fuera otro quien le diera de comer.
El pedazo de pan que había en su mano se encontró de pronto con los labios del elfo, quien al sentir la comida abrió su boca, sus ojos se mantenían cerrados mientras que su cabeza permanecía recostada contra el hombro de Katsuki.
Izuku se sentía humillado profundamente humillado no le gustaba que alguien le dieran de comer no era él un bebé para necesitar de los demás en algo tan simple como alimentarse. Sí, sabía bien que en esa habitación había dos orgullos heridos estaba claro que el gobernante no estaba disfrutando de lo que hacía de hecho, el dragón ya se lo había recordado en varias ocasiones.
— Puedo... comer solo —susurró después de haber masticado y tragado el pedazo de pan negándose aún a abrir los ojos, se sentía pésimo no podía siquiera moverse por su cuenta, ya había comprobado además que no podía caminar.
— Por supuesto —murmuró Katsuki con sumo sarcasmo y casi molestia, era como la quinta vez que el elfo insistía con eso y estaba claro que Izuku no estaba cómodo con esa situación.
— Es... enserio —volvió a hablar el príncipe en apenas un susurro, se sentía tan débil que ni siquiera podía alzar la voz.
— Cierra la boca, "deku" —ordenó el emperador callando de inmediato al príncipe, quien hubiera rodado los ojos si estos no estuvieran cerrados ¿Por qué el gobernante insistía en llamarlo tan denigrantemene? Además que odiaba que le dieran órdenes.
Nuevamente, sintió cómo otro pedazo de pan se acercó a sus labios sonrió mentalmente sintiéndose de humor para vengarse del emperador, esta vez se negó a abrir su boca.
— ¿Qué esperas? —preguntó con muy poca amabilidad el rubio. La presente situación lo ponía de mal humor, cualquier cosa que hiriera su orgullo lo hacía enojar.
— Pero "Kacchan"... me dijiste que cerrará la boca —susurró el joven casi con inocencia. Escuchó al ojirubi gruñir con molestia y no pudo evitar sonreír abiertamente. Le gustaba hacer enojar al rey siempre y cuando el enojo fuera pasajero, claro.
— Sabes bien a lo que me refería —afirmó el dragón mirando al elfo quien seguía recostado contra su hombro— Sigue fastidiando y dejaré que te mueras de hambre —agregó. La situación era molesta e Izuku no estaba ayudando en absoluto. Aunque debía admitir que muy dentro de su mente había alivio al menos el elfo aún estaba de humor para fastidiarlo.
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Seduciendo al dragón
FantasyEl mundo ha sido conquistado por los salvajes humanos que sedientos de más poder solo sería cuestión de tiempo para que decidan tomar la hermosa isla de Erza; el lugar está poblado por dragones, elfos, druidas, reptilianos y demás seres mágicos. Par...