Capítulo 10. Duelo.

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Tsuna utilizaba en estos momentos unos zapatos negros, camiseta simple el mismo color con el numero 27 impreso en color blanco y unos pantalones azules que se agitaban por el viento mañanero.

-¡Demos todo de nosotros, Tsuna-san! -exclamó Musubi, su primera sekirei con una cinta color roja sobre su frente.

Ella se encontraba vistiendo una camiseta blanca floja de mangas cortas y unos pantalones negros igualmente cortos y apretado a sus muslos con zapatos deportivos nike.

Tras una pequeña reverencia ella se posicionó en su estilo de combate con una gran sonrisa en su rostro por haber conseguido lo que quería.

A los alrededores del patio dentro de la propiedad Asama se encontraban las demás sekirei del chico y Miya, quien curiosamente sostenía una espada de madera.

-"¿Cómo es que acepte esto?" -se preguntaba el Sawada con nervios mirando a la castaña tan ansiosa por luchar contra él.

"Haaa"

-¡Musubi, no te atrevas a lastimar de más a Tsuna, o nunca te lo perdonaré! -Tsukiumi amenazo y demostrando que estaba de acuerdo Kuu-chan asentía enérgicamente algo molesta y sosteniendo una pequeña maceta con una plantita.

-No soy tan débil Tsukiumi-chan -murmuró Tsuna algo decaído rascando su gran cabellera.

Tsukiumi miró más seria a su chico, esperaba volver a ver aquello con lo que se enfrentó la primera vez que se conocieron, y aunque sabía que el Sawada era fuerte no dejaría de amenazar a su mayor rival, Musubi, por ello.

-¡Ánimos Tsuna-tan! Da lo mejor de ti -Matsu ánimo enérgicamente, aunque sabía de sobra lo capaz que es su destinado.

-¿Huh? -Asama Miya pudo sentir de un momento a otro como el ambiente alrededor del Sawada comenzó a cambiar, en especial luego de que el joven cerrase sus ojos castaños, instintivamente afianzó su agarre sobre su arma de madera atenta a cualquier cosa.

Aquel característico rostro lleno de timidez y nerviosismo del Sawada rápidamente fue remplazado por uno sereno, tranquilo y listo.

Las femeninas mayores notaron aquello y abrieron sus ojos con asombro, asombro que incrementó tras lo siguiente que ocurrió.

Lentamente Tsuna abrió sus ojos que ahora eran unos cálidos color naranjas justo como las flamas de la última voluntad aparecieron sobre su frente, más brillantes y ardientes que nunca.

Lentamente Tsuna abrió sus ojos que ahora eran unos cálidos color naranjas justo como las flamas de la última voluntad aparecieron sobre su frente, más brillantes y ardientes que nunca

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Todas se exaltaron al ver aquel cambio tan radical a más detalle, todas ya lo habían presenciado, aunque nunca así.

-I... increíble -murmuró la rubia de grandes pechos llevando sus manos al lado de su corazón, sonrojada al igual que las demás por aquel aspecto de su ashikabi.

-¡Genial! ¡Oniichan brilla, brilla mucho! -exclamó Kuuchan animada con un pequeño sonrojo por la emoción, contrario al tinte carmesí de sus demás hermanas que se debía a otra razón.

El Mafioso Ashikabi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora