Capítulo 9. Sed de sangre y amor.

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"Glup"

El joven mafioso tragó seco al sentir la inmensa tensión entre estas dos bellas mujeres, más aún sabiendo de lo capaz y mortal que era su nueva sekirei con quien el mismo se había enfretado hace menos de una hora para luego darle alas. Un peculiar desarrollo de sucesos si se lo preguntaran al Sawada.

-E...ey, ¿qué ocurre Karasu-san? -el pequeño castaño preguntó con algunas gotas de sudor en su rostro- ¿Miya-san? -Tsuna llamó con esperanzas de que las cosas se calmen, pero no era así.

Ninguna decía nada, simplemente no dejaban de mirar a la otra, esperando cualquier movimiento, fue así hasta que la albina suspiró y se giró a ver a su ashikabi con una pequeña sonrisa.

-¿Qué es esa expresión tan temerosa, Tsunayoshi-kun? Solo estaba saludando a una vieja conocida -dijo con los ojos cerrados y total tranquilidad- ¿No? -murmuró nuevamente sin mirar a Miya quien asintió sonriendo también, aunque Tsuna pudo sentir que ninguna estaba siendo honestas con sus expresiones.

-"¿Vieja conocida? Pa... parecían querer matarse, pero es un alivio que haya terminado aquí" -pensó el Sawada con un suspiro- Ya...ya veo, eso es bueno ja...jajaja -reía el chico con nervios haciéndose el tonto, algo que no se le difcultaba.

-Tsuna-san, es algo tarde, ¿por qué no vas acostarte? -preguntó suavemente la dueña de casa mirando al joven- Dudo mucho que ella se quede, ¿o sí? -volvió a decir con tono dulce.

Tsuna se puso nervioso ante aquello, la mayoría de sus sekirei se quedaban a vivir con él, por lo cual por instinto había confirmado que con Karasu pasaría lo mismo.

-N...no sé realmente -respondió el Sawada girándose a ver a la peliplateada cuya expresión seguía siendo la misma.

Tsuna pudo oír un pequeño tatareo proveniente de la mujer.

-Bueno, eso depende -respondió Karasuba divertida pues notó la expresión confusa del chico, incluso de Miya.

-¿Depende? ¿De qué? -preguntó Tsuna curioso.

-Heh... Depende de lo que tú quieras -respondió ella agachándose un poco a la altura de Tsuna acercando su rostro al de él.

Esto claramente puso nervioso a Tsuna que intentó retroceder causando que la expresión divertida de Karasu aumente aún más.

Le estaba tomando gusto a esto de molestar a su pequeño ashikabi.

-¡Hi...Hie! Y...yo, s....si quie...quieres -Tsuna trataba de decir de forma temblorosa, pero como si del filo de una espada se tratara, sintió algo en su nuca.

Aquello se trataba de la peligrosa mirada de Miya, quien seguía con su jovial sonrisa.

-"¡¿Qué hago?!" -se preguntó el castaño al borde del desmayo mirando a Karasu, quien simplemente lo miraba sonriente.

Sentía mucha presión en estos momentos, por un lado no podía permitirse el no dejar vivir a su nueva sekirei con él pueto que no podía dar preferncia unas y otras no, como lo haría al vivir con las demás.

Esto lo había aprendido de vivir con muchas personas en su hogar y tenerlo que compartir todo por igual, en especial por las tantas ravietas de su joven guardián del rayo, quien siempre lloraba cuando I-pin tenía un dulce más que él.

Por otro lado estaba de que la casa no era suya y que al parecer a la dueña de la misma no le causaba mucha emoción esta nueva inquilina.

-¡Oh! ¡Es Tsuna-san! -una enérgica voz mencionó llamando la atención del trío.

Se trataba de Musubi acompañada de las demás Sekirei del muchacho, menos de la sekirei con lentes que se escondía por alguna razón.

-¿Por qué tardaste tanto esposo? Habías mencionado que solo saldrías a dar una vuelta por la ciudad -habló la sekirei del agua forcejeando con la castaña para poder salir de la puerta, aunque Musubi no se lo dejaba fácil- ¡Tch! Apártate Musubi!

El Mafioso Ashikabi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora