Capítulo IV; Protected.

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Con firmeza creía que no podía estar más en lo cierto aquella alma que alguna vez apreció, Gabriel siendo uno de los más cercanos a los humanos, se sentía perplejo ante la sabiduría que algunos poseían, pero no solo se trataba de su belleza, para ...

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Con firmeza creía que no podía estar más en lo cierto aquella alma que alguna vez apreció, Gabriel siendo uno de los más cercanos a los humanos, se sentía perplejo ante la sabiduría que algunos poseían, pero no solo se trataba de su belleza, para nada. Existía otro estilo de belleza que retrataba y de la cual divagó un largo tiempo; si algo es lo suficientemente hermoso para una persona, el mundo comenzará a verle de esa misma manera con el pasar del tiempo. Ya que de una opinión, nacen las unidades colectivas o bloques del pensamiento.

No creía en grandes detalles, pero la simpleza de las cosas lo cautivaban y aunque la vista más grandiosa lo asombró, su cometido era otro, estaba ahí por algo en especial, a la expectativa de algo grande que se revelaría por su propio pedido de la verdad. Gabriel ideó el plan perfecto, no solamente se necesitaba una decisión unánime para que algo se diera, sino al contrario, las más maravillosas historias se creaban a partir de la sorpresa que podrías llevarte, y sin duda alguna, eso estaba sucediendo al encontrarse en un lugar conocido de vista, pero desconocido para su presencia.

El hogar de quienes eran identificados como "nephilim" según la corte celestial y que se mantenía oculta en el mundo terrenal se le hacía un tanto vacío, sombrío a pesar de la descendencia que poseían, no obstante, no iba con el sentido de juzgar, al contrario, solo tenía un cometido en mente y era encontrar a la persona por la que quedaría flechado durante el tiempo que se le permitiera, porque sí, ahora su decisión estaba clara, iba con un propósito marcado, uno tan agradable que se le hizo ilusión solo imaginar a la persona que conocería; todas sus habilidades se bloquearon en ese momento, estaba en un espacio de tiempo agradable, en el que la tranquilidad y el silencio no pesaban.

▬ Cada Arcángel tiene una finalidad en el territorio mundano. Gabriel, hermano mío, tu encomienda es una de las más difíciles, tanto que mi corazón se desboca en sufrimiento pensando en tu partida.

Manifestaba tras un suspiro pesado el gigantesco Miguel a la derecha de Dios.

▬ Debes conocer a quien protegerás en la tierra, esa persona se encargará de otorgarte los secretos de la humanidad que tanto hemos añorado.

Proseguía el príncipe de los arcángeles bajando de su trono hasta encontrarse frente a frente con un Gabriel sonriente.

▬ Yo estaré más que agradecido con mi padre y contigo, hermano, por dejar en mis manos tan importante misión. Por la confianza y el honor conferidos, me mantendré fiel a la causa fortaleciendo mi fe en cada paso.

Las palabras del alado buscaban dar tranquilidad, fortaleza, y consiguiéndolo todos los hermanos vitorearon al arcángel del anuncio dando clamor a su partida en busca de su destino, destino que se iba determinando en el camino con prisa, conociendo de forma repentina una sensación que burbujeaba por su estómago removiendo sus entrañas y causando una sonrisa.

Emoción, estaba emocionado. Según el registro de las sensaciones y sentimientos reportados, conocidos y estudiados por otros hermanos, ello se debía a la aglomerada felicidad por un evento que se aproximaba, y no era para menos.

Conocería a su protegida, porque sí, se trataba de una mujer. Existía una capacidad máxima de dos protegidos, pero debía ser primero una mujer, aún no tenía bastante claro si ante los ojos de su padre su primera decisión lo pondría en duda, no obstante se sentía emocionado por la misión a la que se dirigía; con pasos un poco más calmados y firmes, el arcángel se hizo notar con esa característica aura con aroma a café que dejaba el lugar impregnado.

Expectante, una figura atravesó la habitación en la que estaban, su presencia había sido atraída apenas el arcángel cruzaba el umbral del lugar hacia la sala de estar, parecía confundido y Gabriel también lo estaba.

El chico solo seguía dando vueltas buscando una razón lógica para estar donde estaba por lo que él se acercó primero, con el ceño fruncido, a la espera por conocer al más joven y decirle lo que sucedía, que no podía estar ahí ya que su protegida estaría por llegar en cuestión de segundos.

El chico solo seguía dando vueltas buscando una razón lógica para estar donde estaba por lo que él se acercó primero, con el ceño fruncido, a la espera por conocer al más joven y decirle lo que sucedía, que no podía estar ahí ya que su protegida e...

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Yes, I'm in love with you.

▬ Jace... 

Suspiró el nombre del chico una vez que le miraba, no tenía ese nombre grabado en su memoria antes pero con coincidir sus miradas lo supo de inmediato, desde ese plano le veían afrontando que su corazón y él se encontraban conectados con lo que veían.

Poco tiempo pasó para el descubrimiento de la obvia verdad, no se encontraba ahí por una chica, no necesitaba de una protegida. Estaba tan feliz que no pudo formular las palabras apropiadas para aclarar las dudas ajenas, siendo que Gabriel ya estaba tan claro en que esa persona era lo que necesitaba en su vida, con solo verle lo pudo sentir, no solamente le embriagó la mirada del ajeno, sino toda su figura en general, el aroma que podía sentir golpeando con delicadeza, experimentaba una creciente aglomeración de ilusión, felicidad, emoción y nervios que daban en el blanco con lo que otros hermanos llamaban "un arma de doble filo"; el amor.

▬ ¿Te haces una idea de por qué estoy aquí? 

Interrogó por su parte, tomando la cercanía necesaria para apreciar más las facciones foráneas, tan eclipsado por el brillo único que el chico poseía, estaba demente si antes prefería encontrarse con alguien más, ahora todo se resumía al nephilim. Mientras que dentro del arcángel, todo estaba a punto de estallar con el manojo de sentimientos desarrollándose tan deprisa por el más joven, no escuchaba una respuesta, podía observar los labios del chico moverse un poco, pero mayor fue su inquietud al saber cómo sería ser el espectador en primera fila.

Sus ojos se cerraron y el camino se hizo corto una vez que sus labios colisionaron con los opuestos, ejerciendo presión mínima hasta que el mismo contacto provocara el cosquilleo en diferentes regiones de su cuerpo humano, podía sentir la energía fluir y le fascinaba, no solo porque estaba con un ánimo superior al de antes, sino que estaba sintiendo de cerca a la persona por la que se sentía abrumado en alegría, lo quería, para ayer, hoy...

Para siempre.

in virtute Dei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora