17.- Más que una fachada.

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«En lugar de condenar a la gente, vamos a tratar de entenderlos. Vamos a tratar de averiguar por qué hacen lo que hacen.»

– Dale Carnegie

El día del viaje escolar llegó, y no tuve ni una sola noticia de Dereck

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El día del viaje escolar llegó, y no tuve ni una sola noticia de Dereck. Desde lo que había ocurrido luego del partido de Colton, no respondió llamadas, ni mensajes. No se detuvo aun cuando Colton y yo prácticamente le suplicamos que lo hiciera.

Todo fue demasiado...repentino. Colton le gritaba a Jen el haberle dicho algo así a Dereck.

Y yo no entendía que carajos estaba ocurriendo.

Lo llamé, más veces de las que puedo recordar, y le envíe innumerables mensajes que no obtuvieron una respuesta.

—Quita esa cara de funeral —pide Aideen mientras armamos nuestras tiendas de campaña—. Lucías más entusiasmada ¿acaso te arrepientes de venir?

—No, para nada —aseguro—. Estoy entusiasmada.

—Bueno, pues parece que eso no lo sabe tu rostro —señala con diversión. Sonrío sin querer hacerlo del todo.

Elevo la mirada, recorriendo el gran espacio que hay para intentar localizarlo, llevaba haciéndolo desde que bajamos del autobús escolar, una parte de mí insistía en que era en vano, que probablemente no estaba aquí, pero la otra quería encontrarlo.

Quería decirle que para mí nada había cambiado, que escuchar lo que Jennie había dicho, no hacía ninguna diferencia.

Aunque era evidente que para él si significó una. Que ignorara mi existencia por completo era una señal clara de eso.

—Oh, parece que tu príncipe azul está enojado —dice Aideen con un movimiento de cabeza. Elevo la vista de manera inmediata, siguiendo la dirección que ha marcado con la cabeza y lo veo.

Viene caminando hacia el grupo al que supongo pertenece, Colton a su lado dice algo a lo cual él no parece estarle prestando la más mínima atención. Parece haber vuelto a esa actitud suya de "nada me importa".

Nuestras miradas se encuentran, sin embargo, no hace amago de detenerse, al contrario, desvía la mirada y continúa su camino hacia el grupo.

—¿Ocurrió algo? —inquiere mi amiga a mi costado.

—Nada importante —miento volviendo mi atención a la casa de campaña.

—¿En serio? Porque a mí me parece que sí —insiste—. ¿Qué acaso no fueron juntos...?

—Sí, si fuimos juntos —la interrumpo con impaciencia—. Y si digo que no ocurre nada, es porque así es.

Mi amiga eleva una de sus cejas, sin embargo, permanece en silencio.

No insiste más y ambas nos concentramos en terminar de armar las casas de campaña, los grupos estaban conformados por alumnos de a quince alumnos, cada profesor tenía bajo su cuidado a un grupo.

Atracción mortal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora