CAPITULO 1

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Alejandra:

Nunca he mencionado su nombre.
Ella no había querido que mis padres supieran de su existencia, pero para mí ya era tiempo.

Teníamos seis meses de noviazgo y en esos seis meses Helena se negaba a conocer a mis padres.

Mis esfuerzos por convencerla no funcionaban, y yo ya no sabía qué hacer para que ella accediera a mi petición.

Reflexioné sobre ello mientras mordisqueaba mi lapicero. Tenía que buscar la manera de convencerla, pero ¿cómo?

-Alejandra-.

El profesor me sacó del hilo de mis pensamientos, ¿que había dicho?.

-Disculpe, ¿podría repetirme la pregunta?-encogí mis hombros en señal de disculpa.

El profesor se enfadó conmigo y alzó un poco la voz.

-Le he preguntado, señorita, ¿Cual es la simetría que resulta de la disposición de las partes radiantes similares alrededor de un punto central?-.

-Simetría radial-respondí luego de que el terminó de formular la pregunta.

-Excelente. Por favor, pon más atención. A la siguiente llamada de atención te saco de mi clase, ¿entendido?-me advirtió.

-Entiendo, disculpe-.

El salón se quedó en silencio. Sentía la mirada de todos sobre mi. Y supongo que Helena también se estaría preguntando en por qué estaba tan distraída.

Luego de ello, tocaron la puerta. El profesor, enfadado, se levantó y fué a abrir.

Una chica de pelo rojizo (al parecer natural, ya que sus pestañas y sus cejas eran del mismo color, sin omitir que tenía pecas en las mejillas) hablaba con el profesor. Alcancé a escuchar que ella era nueva en la universidad, pero que nadie le había indicado donde se encontraba el salón y se perdió en el campus (lo típico). Empecé a sentir un poco de empatía por ella.

-Chicos, pongan atención-nos dijo el profesor de cabellos canos- ella es su nueva compañera de grupo. Su nombre es... - la miró a los ojos.

-Alba. Mi nombre es Alba- dijo la pelirroja agachando un poco el rostro.

-Bien, por favor siéntate y pon atención-.

La chica se acercó al sitio libre donde estaba Helena. No supe por qué, pero noté en ella cierta molestia.


Helena:

No podía creer que Alba estuviera aquí.
No quería que ahora Alejandra tuviera que lidiar con la loca de mi ex.
Pese a que ella y yo habíamos terminado hace bastante tiempo, Alba seguía sin superarme y me buscaba constantemente. No podía creer que ahora se encontrará aquí y en el mismo salón que Alejandra y yo.

Cuando pasó a tomar su lugar, se colocó detrás de mí no sin antes regalarme su típica sonrisa tan cínica, algo característico de ella.

Alejandra notó mi molestia. Yo le regalé una sonrisa para tratar de disimular mi enojo.

-Así que, ¿con que estudias aquí?-me preguntó la loca mujer detrás de mí.

Traté de ignorarla, pero ella no se daba por vencida.

-Te estoy hablando, Helena-dijo Alba, al parecer, estaba molesta por que no le había respondido.

-No, no estudio aquí, solo estoy de oyente, seguramente-le dije de la forma más cortante que pude.

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