CAPÍTULO 12

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Helena se sentó a mi lado, e hizo que yo me sentara sobre ella, dándole la espalda. Los nervios cesaron un poco y ahora me sentía cómo una niña pequeña. Ví cómo ella tomaba el jabón con la esponja y empezó a tallar mi espalda de forma suave y uniforme.

-¿Te gusta así?, ¿quieres que lo haga más fuerte?-preguntó.

-No, está bien así, aunque insisto en que no deberías de molestarte, yo puedo hacerlo sola-.

-Ya lo sé, pero quiero compensarte después de todo lo que acaba de pasar-me tomó del cuello y comenzaba a morderme mientras que ahora enjabonaba mis pechos-sé que estás cansada, pero realmente no quisiera dejar pasar mucho tiempo para poder saborearte de nuevo-.

El nerviosismo de nuevo empezaba a crecer en mi.

-He...Helena, por favor...-mi respiración comenzaba a hacerse más lenta.

-No, no digas nada, Ale-seguía mordiendo mi cuello mientras que ambas manos estaban sobre mis senos-quiero que disfrutes de todo lo que yo te hago, quiero que dejes de tener prejuicios y dejes de tener pena, Ale-ahora bajaba su mano sobre mi vientre para ir a mi entrepierna, yo en cambio, apreté las piernas.

-No, no Helena-me separé de ella-realmente el hecho de que quieras bañarme es muy lindo, pero me siento algo incómoda con esto-desvié la mirada.

Helena me miró por un momento y luego desvió la mirada.

-Dime algo, Ale-su rostro cambió completamente-quiero que seas completamente sincera conmigo, ¿podrás hacerlo?-.

Me sorprendí por el cambio tan drástico de su actitud.

-Claro, Helena, dime-.

-¿Realmente te gusto?, ¿realmente me deseas?, ¿realmente me amas?, o ¿solamente estás conmigo por que puedes recibir amor, atención y sobre todo, placer?-.

Me desconcertó demasiado su pregunta. ¿Dudaba de mi amor?, si, eso era precisamente lo que me estaba diciendo implícitamente en sus preguntas. ¿Qué había hecho yo cómo para poder haber generado esa duda en ella?

-Si, Si a la segunda, si a la tercera y no a la cuarta. Claro que te amo, estoy perdidamente enamorada de ti. ¿Cómo quieres que te lo demuestre? No sé que es lo que ha pasado cómo para que a estas alturas de la relación te cuestiones sobre mi amor. Considero que hasta ahora, nunca, jamás te he faltado y mucho menos te he dado motivos para que pienses eso de mi. Si tu consideras que no te amo y que no te quiero, quiero que me des una lista de los motivos justificados debidamente. No permitiré que ahora, precisamente ahora que estoy perdidamente enamorada de ti, me rompas el corazón solamente por una estúpida inseguridad-trataba de no llorar, ya que eso me haría ver demasiado débil ante ella. No quería que ella pensara que no la amaba, no quería que por una tonta inseguridad terminaramos.

Sentí cómo el corazón se me hacía añicos. No quería sentir de nuevo esa sensación así cómo me pasó con César.

El me había engañado por quien sabe cuánto tiempo y después de haber visto ese día cómo besaba a otra chica, me rompió el corazón por completo. No quería que Helena me hiciera algo parecido.

Nunca había sido una chica llena de inseguridades, siempre he sabido lo que valgo y que me merezco lo mejor del mundo, pero ahora que estaba con Helena, me daba miedo que ella me dejara destrozada. Era algo que, indudablemente, me dejaría bastante mal.

Helena rompió en llanto

-¿Por qué nunca antes me habías dicho esto?, pensé que no me amabas, o que inclusive no me deseabas lo suficiente-bajó la mirada mientras jugueteaba con sus manos-pensé muchas cosas, incluso llegué a pensar que quizá andabas conmigo por lástima o que solo por que no estabas con César-.

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