CAPITULO 2

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Alejandra:

Helena cerró la puerta de nuestra habitación con seguro. Yo me senté en la cama y ella se acercó a mí sin quitarme la mirada de encima.

-Últimamente has estado muy, muy intensa-me dijo Helena-eso me gusta y también me asusta un poco-bajo su rostro hasta mi cuello y comenzó a besarlo-no me imagino que tu quieras tomar mi lugar-.

La tomé de los hombros y la puse contra la cama, luego me encimé sobre ella.

-¿Segura que no te lo imaginas?-le pregunté-quizá no soy experta, pero he aprendido gracias a mi mejor maestra-pasé mi nariz sobre su cuello. Su aroma era tan dulce y delicado. Noté cómo se tensaba-me gustas, me gustas demasiado. No quiero perderte nunca-besé su cuello, pasando mi lengua sobre el y succionando de vez en cuando.

Ella comenzaba a gemir, apretó mi cintura con sus manos y luego subió hacia mi pecho para apretarlo.

-Quítate la ropa, Helena-le ordené. Yo hice lo mismo, me levanté sobre mis piernas y me quité la ropa frente a ella, luego me quité el sostén.

Ella se quitó la playera por encima de la cabeza. Yo la tomé de los brazos y la coloqué más a fondo sobre la cama.

-Te quiero, te quiero más de lo que me pude imaginar-le dije, mientas le desabrochaba su pantalón y metía mano en su zona íntima-eres mía al igual que yo soy tuya, eres sólo mía-volví a besar su cuello. Terminé mi maniobra y bajé su pantalón sobre las piernas. Luego las acaricié e hice un camino de besos hasta llegar a su entrepierna. Hice a un lado la tanga y metí mis 3 dedos dentro de ella. Por dentro estaba bastante caliente y estaba muy húmedo. Estaba claro que ella estaba muy exitada ante mis acciones-¿te gusta?-le pregunté.

Vi cómo se aferraba a las sábanas en un intento de disipar aquella oleada de placer.

-Mmmm.... Si, me gusta-me dijo entre jadeos-es muy...lindo que tu quieras tomar el control-.

-Helena-susurré su nombre al oído de mi amada-Helena-.

Tenía los ojos cerrados, sabía bien que disfrutaba de mi roce por que sus gestos lo decían. No sabía muy bien cómo hacerle el amor a una mujer, pero traté de relajarme y dejarme llevar por el amor y la pasión que sentía por Helena.

-Helena-volví a repetir su nombre, me gustaba hacerlo, pero rara vez lo hacía debido a que ella odiaba que le mencionaran su nombre-Helena, te quiero-.

-Y yo a ti-dijo entre susurros-me siento increíble estando contigo-.

Desabroché su sostén, comencé a apretar sus pechos y masajearlos, quería que ella disfrutara de todo lo que pudiera hacerle. Luego comencé a succionarlos. Ella acariciaba mi cabello y me acercaba más a ella.

-Quiero más-su voz se quebró.

Mis dedos entraban y salían de su vagina, mi boca se había llenado del sabor de sus pechos y la habitación se colmó de los sonidos de su boca. Helena era mía y yo era suya, nada ni nadie nos separaría de nuevo.

El teléfono de nuestra habitación sonó. Al principio no quería dejar de darle placer, por lo que seguía con lo mío y poco a poco iba descendiendo sobre su vientre. El teléfono volvió a sonar y mi amada me pidió que me detuviera.

Se acercó al teléfono y contestó.

-¿Diga?-.

Helena:

Alejandra me provocaba muchas cosas, y ahora que estaba tan centrada en quererme dar placer, el maldito teléfono no dejaba de sonar.

A regañadientes tuve que pedirle que parara y contesté.

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