CAPÍTULO 5

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Alejandra:

Pedí permiso al profesor para que me dejara salir un momento al sanitario. Me sentía exhausta, pues habían sido días muy agotadores tanto mentalmente cómo físicamente (debido a una chica llamada Helena que no me dejaba ni a sol ni a sombra). Así que quería estar sola un momento y respirar aire puro.

Oí que alguien salió detrás de mí, pero no le tomé la menor importancia, así que me dirigí al sanitario a lavarme la cara y a tratar de tranquilizarme. Cuando estaba por entrar sentí que alguien me empujó contra la pared mientras cerraba la puerta con seguro. No pude ver quien era.

-¡Suéltame!-ordené, pero quien fuese que estuviera haciéndome eso no me hizo caso.

-Tenía muchas ganas de encontrarme a solas contigo, pero tu novia no te deja sola por un instante y a decir verdad yo ya me estaba desesperando-.

Alba, esa era su voz.
Me asusté terriblemente, me encontraba completamente sola en aquel sitio con ella y yo estaba muerta de miedo. ¿Cómo me liberaría de ella?

-Alba, por favor-mi voz denotaba lo asustada que estaba-no me hagas daño-.

-Aw, qué lindo. La estúpida me está suplicando que no le haga daño-se burlaba de mi-demasiado tarde, cariño. Ya que Helena no quiere acceder a una noche, o más bien, un revolcón conmigo, tal vez tu si accedas-me jaló del cabello y me susurró al oído-así que será mejor que cooperes si quieres que esto acabe rápido- comenzó a manosear mis pechos y mi intimidad.

-¡No!,¡no hagas eso! -comencé a gritarle-¡Suéltame!-traté de volverme hacia ella para empujarla, pero ella fué más rápida e hizo que me volviera hacia a ella, una vez que la vi a la cara vi cómo cerraba su puño y me propinó un golpe tan fuerte que sentí cómo perdí el equilibrio y fuí a dar al piso.

Ella se acercó a mí, tomó mi rostro y siguió golpeandome en la cara. No pude hacer nada, estaba en shock.

-Será mejor que no te resistas si no quieres que ese bonito rostro sea desfigurado completamente-me amenazó.

Se puso sobre mi y bloqueó mis manos con una sola mano suya mientras que con la mano libre desabrochaba los botones de mi pantalón, yo cruzaba las piernas para que no pudiera tocarme pero ella no dejaba de insistir en quitarme la prenda.

Se hundió en mi cuello y yo gritaba una y otra vez que me dejara en paz, pero ella no cedía. Estaba aterrorizada, no quería que ella me tocara, sólo Helena podía hacer eso.

Sólo ella era la dueña de mi alma y de mi cuerpo. Comencé a llorar, sintiéndome tan estúpida por no poder defenderme ante tal situación tan horrible.

Mis defensas bajaron y yo me limité a sentir cómo la fría boca de Alba intentaba besar mi pecho. Cerré los ojos, llenos de lágrimas al aceptar mi derrota y saber que ella se apoderaría de mí y que yo no podía hacer nada.

-Así me gusta, Alejandra, que accedas y que no te opongas-me dijo al oído-ahora viene la mejor parte-yo mantenía mis ojos cerrados, dispuesta a ignorar ese episodio. Tenía miedo y vergüenza de no poder hacer nada, pero si eso significaba que Helena estaría bien, tendría que hacerlo.

Lo último que escuché fué cómo la puerta del sanitario se estrellaba contra la pared y una chica hermosa quitaba a Alba de mi.

Cuando abrí los ojos me di cuenta de que estaba en la cama de un hospital. Traté de levantarme, pero una hermosa chica a mi lado me impidió que lo hiciera.

-Alejandra, mi amor-me abrazó, colocando su cabeza sobre mi pecho. Yo no lograba recordar nada.

-¿Por qué estoy aquí, Helena?-le pregunté.

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