CAPITULO 3

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Alejandra:

Me gustaba tomarla del cuello, sentía cómo ella se tensaba y se dejaba llevar por mi tacto.

Helena comenzó a gemir, y posterior a eso, comencé a alzar su playera para liberar su busto. Pero ella me detuvo.

-Aquí no, Ale. Tenemos que ir a la cama. Este sitio es incómodo-me dijo mientras recuperaba el aliento.

Me quité de encima, la tomé de la mano y nos fuimos a la habitación.

Helena:

Alejandra siempre me había provocado placer y deseo. Pero justo ahora, no quería tener ningún tipo de contacto sexual con ella.

Pese a que deseaba con todas mis fuerzas a Alejandra, y que ahora ella me deseaba a mí con la misma intensidad que yo, el hecho de  haber visto a Alba me había generado unas náuseas horribles y yo prefería dejar que se pasarán y luego olvidarlas.

-Ale-ella puso seguro a la puerta sin dejar de tomar mi mano, luego me dirijió a la cama, empujandome con ambas manos. Luego se puso sobre mi-Ale, espera-traté de quitarla poniendo mis manos en sus hombros, pero ella no accedía, pues estaba entretenida besando mi cuello- Ale, por favor-insistí del mismo modo.

-¿Qué sucede?-claramente estaba molesta, lo supe por la manera en que me habló-¿Por qué ahora que tenemos oportunidad, me rechazas?-.

-Ale. Es que... Yo no puedo por ahora-desvíe la mirada. Tenía pena de contarle que tenía náuseas.

-No me digas, ¿tienes la regla?- empezó a sonreír. Luego se quedó muda por unos minutos. No sabía que estaba pensando- entiendo. Al final de cuentas, estuviste con ella, ¿verdad?. Entonces lo que me dijiste que fuiste a hacer ¿fué una mentira?-.

-Ale, de qué hablas- no entendía para nada por donde iba.

-Dijiste que fuiste a verla. Entonces supongo que tuviste sexo con ella. Es por eso que no quieres tenerlo conmigo, ¿cierto?-.

Oh, no.

-Ale-la tomé de los brazos-estás pensando mal. No hubo nada entre ella y yo. Te lo juro-.

Una lágrima rodó por su mejilla. Luego se quitó de encima y quiso salir de la habitación, pero se lo impedí.

-Ale, no te vayas- la tomé del brazo- No tuve nada que ver con Alba. Sólo el hecho de... Verla. De haber hablado con ella me dieron unas ganas de vomitar. Es desagradable tener que recordar la etapa en la que ella y yo tuvimos algo. Es por eso que no quiero hacerlo ahora. No quiero por que me siento sucia y por que sé que en cualquier momento podré vomitar de tan sólo recordar... Eso-le confesé.

Alejandra no me miraba a los ojos. Supongo que ella no me creía.
Mi explicación no fué quizá tan conmovedora, pero era cierta. Quería que me creyera.

Nunca podría tener ojos para nadie más que no sea ella.

-Helena-su voz se escuchaba algo ronca. Me miró a los ojos. La mirada de mi amaba había cambiado. Estaba segura de que había algo distinto, no sabía que era, pero finalmente ahí estaba. Se acercó a mí y yo instintivamente retrocedí. Mientras ella iba avanzando, yo retrocedía. Hasta que sin darme cuenta, me caí sobre la cama.

Alejandra se puso sobre mi. Me miró unos instantes, instantes que se me hicieron eternos. Me puso bastante nerviosa, un calor no del todo desagradable recorría cada parte de mi cuerpo. No entiendía muy bien qué quería hacer.

Se sentó sobre sus piernas y se desabrochó la camisa, dejando al descubierto sus hermosos senos.

Yo no supe que hacer. Le había dicho que yo no quería ningún contacto sexual por ahora, pero ella insistía con eso. Ahora me estaba dando algo de miedo.

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