PRESENTACIONES

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Sonrió al verla ahí sentada, casi en primera fila. Ella no mira al frente, está concentrada buscando algo en su mochila y la observó por unos segundos. Ya no lleva su parka verde y puedo verle más el cuerpo... y que cuerpo, que curvas por Dios. Esta chica me va a matar. Lleva unos pantalones negros ajustados, zapatillas blancas y un suéter rojo que se ajusta perfectamente a sus pechos.

Me aclaró los pensamientos y empiezo mi clase.

- Buenas tarde y bienvenidos a "Política de Negocios''. Soy el profesor David Heredia. - Me presento y sus ojos por fin se levantan de su mochila para mirarme.

- Mierda. - Dice un poco más alto de lo que pretendía. Está sorprendida, se ha dado cuenta de quién soy.

- ¿Perdón? - Le preguntó dirigiéndome a ella, que abre más los ojos y mira a todos lados.

- Lo dije en voz alta. - Susurra pero inmediatamente se aclara la garganta recuperándose. - Perdón profesor. - Su voz sale firme, sus ojos me miran aunque su rostro está rojo como un tomate.

- Está bien alumna, pero que no vuelva a pasar. Estamos en una clase no en la calle. - Le pido en tono profesional, al final de cuentas soy su profesor.

- Profesor. - Me llama una alumna levantando su mano, dirijo mi mirada a ella, una chica de cabello negro y ojos negros. - ¿Qué le pasó en el suéter? - Bajo la mirada a mi ropa y sonrió.

- Tuve un... - Miro de nuevo a la chica del café. - ... imprevisto accidente. - Sonrió levemente y ella se hunde más en su silla. Esto va a ser divertido. - Bueno volviendo a la clase de hoy, como son pocos me gustaría que se presentaran, que me digan su nombre, edad, si es la primera vez que cursan la materia y que expectativas tiene con respecto a la materia. - Les pido y sí lo hago porque me muero por saber su nombre y su edad. Ventajas de ser el profesor. 

Los estudiantes comienzan a presentarse, pero yo sólo quiero que llegue el turno de la chica del café. Mientras me toca escuchar las presentaciones de siete estudiantes, tres mujeres que me miran seductoramente, cuatro hombres de los cuales sólo uno me repasa de pies a cabeza mientras habla, hasta que llega el turno de ella. Mis ojos se clavan en su bello rostro, impaciente por escuchar su hermosa voz.

- Mi nombre es Emma Mendoza, tengo 23 años. - Emma, hasta tiene hermoso nombre. - Es la tercera vez que hago la materia y mis expectativas son... aprender y aprobar... la materia. - Dice nerviosa y noto que forma un puño con sus manos, supongo que trata de controlarse y no hablar demasiado.¿Será que la pongo nerviosa?

- Gracias señorita Mendoza. - Acaricio con mi voz su apellido, ella traga saliva nerviosa y sonrío por dentro. Definitivamente la pongo nerviosa.

Después de las presentaciones, me concentro en dar mi clase, tengo que ser profesional aunque no dejo de pensar ni de mirar de vez en cuando a Emma. Les explico a mis estudiantes las condiciones de la materia y dictó el primer tema de la unidad. Fueron cuatro horas intensas y lo digo por el contenido de la clase, no por otra cosa.

La clase llega a su fin, les digo a mis alumnos que pueden retirarse y empiezo a guardar mis cosas mientras mis estudiantes se levantan de sus asientos para marcharse. Pero me urge la necesidad de volver a hablar con Emma, necesito un minuto más con ella, así que tomo mi maletín y mi abrigo y antes de que pueda salir del aula, me acerco sutilmente a ella.

- Señorita Mendoza. - La llamo, ella se gira para mirarme. - Espero que mi clase no le haya resultado una porquería, ni que yo le parezca muy viejo. - Le digo divertido, ella se pone nerviosa pero sonríe apenas. Hermosa sonrisa.

- No tenía ni idea que usted era mi profesor, sino no hubiera dicho todas esas cosas. No creo que su clase sea una porquería, ni que usted sea viejo, que debe tener unos 30 años, más o menos. Tampoco hubiera dicho tantas veces la palabra mierda delante de su presencia, ¡ay por Dios lo he vuelvo a decir! perdón. Y perdón por manchar su suéter, juro que fue sin querer, pero sigo sosteniendo que le voy a pagar la tintorería... - La interrumpo sonriendo y poniendo mi dedo índice sobre sus labios, ella deja de hablar. Doy un paso hacía ella y me gusta que no se aleje.

Mi Universitaria (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora