CERCANÍA

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Sigo conteniendo la respiración y me preparo para lo que Emma pueda decirme.

- Creo que.... - No, mierda no. - Debemos tomar más precauciones David. No podemos seguir viéndonos después de la facultad, es mejor que volvamos cada uno por su cuenta a casa. - Ok, estoy que salto de la alegría por dentro.

Suelto todo el aire que estaba conteniendo y me siento aliviado. No sólo no me mandó a la mierda, sino que también ha dicho "a casa". Ella ve este loft como su casa, como nuestra casa. Creo que me acabo de enamorar más de ella. Sí, estoy enamorado de Emma, ya no tengo dudas.

- David, ¿me has escuchado? - Me pregunta con el ceño fruncido. Ah cierto que no he hablado.

Si, tienes razón Emma. Vamos a ser más cuidadosos, lo prometo. Vas a ver que esos rumores se van a esfumar en unos días. - Le aseguro y esta vez parece que mis palabras si logran tranquilizarla.

Sin embargo, esto de tomar precauciones es complicado y horrible para mí. No sólo no puedo volver a casa con Emma sino casi ni me mira en la universidad, es más se ha hecho muy amiguita de Ciro, lo cual me jode bastante. 

En cuanto a los rumores, se disiparon en días, ya que Emma se encargó de hacer notar que yo soy invisible para ella y soy un simple profesor más. Lo bueno de esto es que en casa las cosas son distintas, no sólo estudiamos juntos, también vemos películas, hablamos, cenamos juntos. Aunque no voy a negar que nos constó estar así, Emma estuvo algo distante algunos días pero ya hemos vuelto a ser los de antes.

En cuanto a la señorita Martínez, la rubia tuvo la osadía de amenazarme y de chantajearme con contarle al Decano y seguir esparciendo el rumor de que tengo un romance con una alumna. Nunca habría cedido a su chantaje si no fuera porque Emma está en el medio.

Es así como ahora mismo me encuentro en un restaurante cenando con la secretaría del Decano. La señorita Martínez lleva un espectacular vestido rojo, corto y con un gran escote, luce orgullosa sus perfectos pechos. No ha parado de hablar desde que no sentamos en la mesa, si fuera otra mujer, una mujer de cabello marrón corto con un ojo celeste y el otro marrón verdoso, no me importaría escucharla, es más me encanta la voz de Emma.

Emma ¿que estará haciendo? Hoy no trabaja en el club y se ha quedado en el loft, le he dicho que tenía que verme con un viejo amigo, no quiero que sepa que he tenido que aceptar el chantaje de la señorita Martínez. Esto lo hago por ella, para que esos rumores no la perjudiquen.

- ¿Entonces? David. - Salgo de mis pensamientos al escuchar mi nombre. En sus labios suena horrible.

- ¿Qué? - La verdad hace unos diez minutos que he dejado de escucharla, no tengo idea de lo que me ha dicho.

- Que si has visitado Londres alguna vez. Te estaba contando del viaje que hice el año pasado a Londres. - ¿Viajó a Londres? 

- Si, fui cuando tenía 21 años a un intercambio universitario. - Le respondo sin ninguna emoción.

- Es hermoso, ¿no te parece? - Esta conversación es taaaan forzada. ¿Cuánto falta para que esto termine?

Si, es una ciudad hermosa. - No logró contener el suspiro de resignación que se me escapa y que no pasa desapercibido por la rubia que tengo enfrente.

- Si tan aburrida es para ti esta conversación, podrías sacar algún tema que te agrade. - Sé que nota mis pocas ganas de estar aquí con ella, pero por alguna razón ella sigue insistiendo.

- La verdad es que no tengo un tema de conversación. Y me gustaría saber hasta qué punto tengo que cumplir con esta salida. - Directo al grano, ya no aguanto más. Quiero irme a casa con Emma.

Mi Universitaria (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora