Mi Universitaria (Terminada)

ÚLTIMO INTENTO

Las cosas no han vuelto a ser como antes de mi confesión y su "no puedo estar contigo". Los abrazos espontáneos, las risas, las cosquillas, los dormir juntos se acabaron. Obviamente que eso duele, pero si Emma quiere mantener distancia no me queda otra que aceptarlo e intentar ser... su amigo.

A pesar de todo eso, la convivencia no es tan mala. Ella decidió quedarse hasta terminar el curso y yo no quería que se fuera. Seguimos merendando juntos y hablando de nuestro día, la sigo ayudando a estudiar y aunque ya no la voy a buscar más al club, por pedido de ella, si la espero despierto, aunque finjo dormir cuando llega, durante ese tiempo me dedico a escuchar cada movimiento que hace y sólo me duermo cuando sé que está metida en la cama.

Y así de difíciles han sido mis últimas semanas. Me reprocho a mí mismo haber cagado todo con Emma, pero por otro lado no me arrepiento de haberle dicho lo que siento por ella.

Claro que el increíble y apasionado beso que nos dimos me sigue torturando a veces y el porqué de no poder estar conmigo me sigue carcomiendo la cabeza. Sé que hay algo más, un motivo más por el que ella no puede estar conmigo, porque no es que no le guste o no siente cosas por mí, es sólo que... no puede. ¿Por qué? No sé... y me encantaría saber.

Pero también me da miedo preguntarle y que se termine de alejar de mí definitivamente. Si bien no tenemos la misma relación que antes, ella sigue provocando los mismos sentimientos en mí. Con sólo verla mi humor cambia para bien, a su lado me siento en paz y pese a que ya no ríe, (lo que extraño mucho) su voz y su presencia me tranquilizan.

Hoy Emma rendía el último examen de la otra materia que le falta para terminar la carrera. Mientras espero que llegue a casa, preparo la merienda y cuando tengo todo listo sigo con la formulación de mi segundo examen, mismo que tomaré la semana que viene, ya sólo quedan unas dos semanas de clases y después los exámenes finales. Lo que significa que mi tiempo con Emma se agota.

El sonido de las llaves en la puerta me anuncia que Emma ya llegó. Dejó mi computadora a un lado y me pongo a preparar el café.

- Hola. - Me saluda entrando a la cocina.

- Hola, ¿cómo te fue? - Le pregunto interesado, he estado gran parte del día rogando que le haya ido bien en ese examen.

- Me fue...bien. Promocione la materia y como es promoción directa, no tengo que rendir un final lo que es increíble, es una materia menos y no estoy a nada de poder terminar la carrera. - Extrañaba que hablara sin parar. - Bueno sólo me falta aprobar tu materia y por fin después de cinco años habré terminado mi carrera. Es emocionante y raro a la vez, pero definitivamente quiero que llegue el día en el que me comuniquen que puedo retirar mi título universitario. - Con una leve sonrisa me voy a acercando a ella. - Buscar un trabajo en administración de empresas y hacer carrera en eso. Espero ser buena porque si no siento que habré estudiado algo a lo que no me puedo dedicar y eso me aterra, porque sería tiempo perdido... - Pongo mi dedo sobre sus labios para que pare de hablar. Sus ojos me miran sorprendida por mi gesto, pero no me aleja. Esto me trae recuerdos.

- Te felicito por aprobar esa materia. Estoy feliz por ti y tranquila, de seguro también apruebas la materia de porquería del viejo de política de negocios. - Sus labios se curvan en una bella sonrisa de labios cerrados y aunque debería retirar mi dedo no lo hago, en cambio sonrió, como hace tiempo no lo hacía. - Y también estoy muy seguro de que vas a ser increíblemente buena en tu futuro trabajo, no dudes de eso. - Sus ojos me miran tiernamente y deseo perderme en ellos el resto de mi vida. Lentamente quitó mi dedo de sus labios y vuelvo a mi lugar.

- Gracias David. - Su voz dulce me llega al corazón y le sonrió genuinamente reprimiendo mis ganas de abrazarla y besarla.

Después de esa cercanía, que por cierto fue la primera desde mi confesión, nos pusimos a merendar y a hablar de su examen aprobado. El ambiente se relajó después de varias semanas de estar tenso. Y una leve esperanza surgió en mi pecho, a lo mejor con el paso de los días volveremos a ser los de antes y si ella confiaba en mí me diría porque no puede estar conmigo. Tiempo al tiempo.