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Me dirigía a las oficinas de mi trabajo, la empresa de turismo de mi país, entre a la recepción del lugar, y pedí hablar con mi jefe un tipo que no era exactamente lo que se decía “sonriente” y “amable” de hecho era un logro si conseguías que el apartará lo que se llama trabajo por una «patética charla» como el lo llamaba.

Afortunadamente tuve ese gran privilegio de que Fred Thompson dejara uno de los tantos contratos para financiar agencias de viaje.

—Dice el jefe que puedes subir ya mismo, te espera. Suerte.

—De verdad gracias, nos vemos.— me despedí con una sonrisa y luego subí al ascensor.

Mientras este subía mandaba mensajes con Carla, ella seguía siendo mi mejor amiga, Vanessa no tanto después de que ella se marchó de mi departamento, suponía que ambas seguían en contacto hasta que me dijeron lo contrario.

Carla

Entonces tú y ella ¿también se pelearon?

Asi como lo oyes, yo ni siquiera dije nada ni mucho menos pero, ella simplemente dejo de hablarme

¿Y como supiste que ya no eran amigas?

Un día le envié un mensaje para invitarla a la fiesta que hace poco Mau y yo hicimos, me dijo que no, y que mejor te invitara a ti por qué éramos amigas y ella nunca, entre otras cosas más

¿Qué?

¿Entonces siempre la hicimos a un lado?

Según ella sí

Supongo que por eso nunca la invitamos a nuestros viajes ¿verdad?

¿Qué parte de que somos malas amigas no te queda clara?

Tengo que irme, ya voy a pasar con Fred

Okey amiga, hablamos más tarde. Suerte

Gracias

¿Por qué todos me estaban deseando suerte?.

—Buenas tardes Johns.

—Buenas tardes Fred, ¿cómo te ha ido?.

—Definitivamente un desastre sin ti ¿dónde te has metido?.

—Ya lo sabes Fred, el dejo un vacío grande.

—Tienes razón, lo perdió todo, su carrera y a una mujer que lo amaba.

—Lo sigo amando, mucho.— corregí.

—Pero lo perdió.

—Lo se pero... no venía a hablar de eso. Tengo que decirte algo serio.

—Tengo todo el tiempo del mundo.

—Me voy, tengo que salir de aquí.

—Ah estás hablado de ¿unas vacaciones? Perfecto están concedidas.

—No Fred, me voy a vivir a Europa, tal vez primero me valla a Italia y luego a Francia.

—Pero... entonces ¿vas a irte de aquí? Voy a guardarte tu puesto, lo prometo.

—Hey, escúchame, no puedo hacer esto, hay más gente que necesita ese puesto y no voy a quitarles esa oportunidad, vengo a presentar la carta de renuncia.

—Pero no me puedes dejar así como así, ¿has pensado que no tengo a nadie más a quien contratar?.

—Vamos puedes solucionar eso, hay muchas personas que tienen incluso más experiencia que yo.

—Escucha eres una person realmente talentosa, me gustaría que encontrarás otro trabajo y te aseguro que lo harás.

—Muchas gracias Fred, más que mi jefe eres mi amigo y créeme que te admiro mucho.

—Muchas gracias, sabes que yo te veo como una hija, además de Isabel claro.— ambos reímos, después me levanté y tome mi bolso.

—Ya me voy, en 6 horas sale el vuelo y aún me faltan muchas cosas por empacar.

—Estoy de acuerdo, ve con cuidado.

—Lo haré, gracias.— el se levantó de su asiento y me abrazó.

—Te voy a extrañar, muchísimo, ¿dime cuándo voy a encontrar alguien como tú?.

—Te aseguro que pronto, ya verás, ahora sí ya me voy, adiós.

—Suerte.

—Gracias.

Después de todo no necesité tanta suerte como dijeron, el era un tipo amable, pero cuando se lo proponía podía hacerle la vida imposible a quien quisiera.

El y yo siempre nos habíamos llevando bien, aún en sus momentos mas difíciles, yo era fiel a el, y no estaba por el sentido amoroso si no por que como el lo dijo lo veía como un amigo o como mi padre, era 30 años más grande que yo así que no había forma de que existiera alguna relación mas allá de lo laboral entre el y yo. Además el está casado, tiene una familia hermosa, y su hija es mi amiga.

—¿Cómo te fue con mi papá?.

—¿Cómo sabías que estaba con el?.— la pelirroja puso una cara diciendo «¿eres o te haces?»

—Sabes que aquí las noticias corren como agua, todos saben que estás aquí.

—¿¡Todos incluso Mateo!?.— alterada estaba.

Y es que el era uno de los socios de la empresa Thompson, que se sentía fuertemente atraído por mi, o más bien yo diría que está como obsesionado.

—El fue casi primero que dijo que vendría para verte, pero conociéndolo, seguro apenas viene.

—Amiga ¿vas a salir temprano?.

—De hecho tenía que haberme ido mas tarde, pero, te estaba esperando.

—Entonces vámonos ¡ya!.

—¿Cómo? ¿¡Por qué!?.— dicho eso, la pelirroja salió disparada conmigo, al momento en que corríamos para el estacionamiento del edificio.

Al momento en que salimos y estábamos afuera del coche alguien tocó mi hombro y me jaló de la cintura, me sentí tensa y nerviosa, como si fuera algún tipo de, secuestrador o algo así.

Sabía muy bien que era el, me solté rápidamente y estampé mi mano en su mejilla, no era la primera vez que lo golpeaba por algo así, pero están vez se había pasado mucho. Vi sus ojos vidriosos.

—¿¡Qué rayos te pasa!?.

— ¡Te dije bien claro que no quería que me hicieras ese tipo de cosas!.

—Vamos por favor, no puedes negarme que te gustó como tú a mí, olvídate de una maldita vez de el, acéptalo. El está muerto.

—¡Cállate! ¿No podías hacer que mi último día en Nueva York fuera menos pesado?.

—¿Cómo que tú último día?.

—Pues con la novedad de que me voy de la ciudad.

—¿Por cuánto tiempo?.

—PARA SIEMPRE.— remarqué.

—Pero no puedes irte, no ahora.

—¿Por qué? Te recuerdo que no siento nada por ti y no vamos a ser nada. NUNCA.

«7 Noviembre» Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora