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7:55 p.m.

¡Maldicion!, ¡Maldicion!, ¡Maldicion!.

—Es que yo... Yo recordaba que tenía más ropa, vamos no la pude dejar allá.

¿Con quién estoy hablando? Conmigo misma.

—¡Ya sé!.

Encontré el vestido perfecto, regalado por mi abuela, tiene un gran valor sentimental para mí ya que fue la única persona, además de mi abuelo claro, que me quiso, mucho.

Cómo si fueran mis padres.

Me puse joyería y despedí a Marinette que también iría a la cita de aniversario con Adrien, después de 1 hora tocaron en timbre de mi departamento

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Me puse joyería y despedí a Marinette que también iría a la cita de aniversario con Adrien, después de 1 hora tocaron en timbre de mi departamento.

Con los nervios de punta y mariposas en el estómago, me dirigí a la puerta y OMG ¿quién es ese chico tan guapo que había frente a mi puerta?.

—Por fin llegas, me moria de ganas de verte.— me escaneó con la mirada, viéndome de arriba a abajo.

—¿Qué?, ¿M- me veo mal?.

—Claro que no, al contrario, te ves preciosa mi niña.

—Gracias.— dediqué una sonrisa dulce y salimos del apartamento.

—¿A dónde vamos?.

—No voy a decirte nada, vas a tener que averiguarlo tu misma cuando lleguemos allá.

—Vamos ¿ni siquiera una pista chiquita?.

—No, ninguna.

¿Cómo no lo pensé? Luka no me da ninguna pista para saber a dónde iremos.

[...]

—Listo, llegamos. Ponte esto.— me entregó un pedazo de tela rojo para que me cubriera los ojos.

—¿Para que quieres que no vea?

—Obviamente, no quiero que veas lo que tengo preparado para ti, hasta que llegue el momento.

—Maldicion Luka, me vas a volver loca.

—¿Más?.

—¡Cállate!.

Caminamos máximo unos 10 minutos, logicamente con la tela en los ojos era imposible ver pero mis pies sentían una superficie pastosa, como si fuera una especie de jardín o algo así.

—Bien ahora, contaré hasta tres y podrás quitarte la tela ¿de acuerdo?.

—Okey.

—1... 2... Y... 3.

Ante mi aparecían un montón de macetas llenas de rosas de distintos colores, clasificadas por colores cálidos y fríos, y en el centro habían una manta en el pasto con una botella de vino y dos copas. Una gran variedad de comida y nuestros nombres formados por flores.

—¿Te gusta?.

—Claro que si, está precioso todo.

—Quiero tocar una canción, la hice para ti y quiero que la escuches.

—Okey.

Comenzó con unas notas bajas, la melodía era tranquila pero también transmitía tranquilidad, paz y amor, nunca lo había escuchado tocar a alguien y menos a algún chico que me gustara. Mi mente comenzó a divagar y por inercia comencé a cantar.

¿Cómo olvidar? Una fecha que no puedo cambiar, un 7 de noviembre donde pude verte brillar y un latido en el corazón que me dictaba que por siempre te iba a amar.

—Wow cantas... Cantas muy bien.

—¿De verdad te gustó?.

—Claro que si, es que...— el escondió su cara entre sus manos para ocultar su adorable sonrojo. —Eres perfecta.

«7 Noviembre» Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora