Parte I
Alter ego
"Our secret moments in a crowded room,
They got no idea about me and you"
Apenas salí de la casa una ráfaga de viento me golpeó la cara y me movió el pelo. La soledad de la noche era admirable. Lo único que estaba allí era un auto lujoso y lo reconocí inmediatamente como un Rolls Royce Ghost blanco. Brillaba con la luz de la luna reflejándose en él. Era alto y se veía como el último modelo. Las puertas se abrían de una forma extraña y poca convencional, entonces le daba un toque antiguo. Nunca en mi vida me había montado en un auto como ese, ni siquiera lo había visto más de dos veces en mi vida. Conocía esa marca porque uno de mis hobbies era mirar autos en internet, pero este era mucho más lindo y lujoso de lo que se veía en las fotos.
Bajé los últimos escalones de las escaleras de madera para montarme en el auto, pero entonces una puerta se abrió. La puerta delantera del otro lado, no la que daba hacia mí, se abrió y de allí salió un hombre. Y ese hombre tenía nombre y apellido: Blaise Rowling.
Su traje azul oscuro contrastaba de una forma perfecta con su tez blanca y cabello rubio. Desde mi posición veía el destello de sus ojos claros como el mar. Apenas salió se acomodó el cuello de su traje. La corbata que llevaba era de un azul tan solo más claro y pude ver que tenía algunos puntos dorados. De esa manera, parecía que nos habíamos vestido para combinar; su traje enfatizaba mi vestido y viceversa.
Dio la vuelta hasta llegar a la otra puerta trasera y se quedó allí por unos segundos. Sus ojos no se habían separado de mí ni un solo momento. No decían nada; solo me miraban, pero eso parecía suficiente. Su inexpresividad y seriedad estaban presentes como de costumbre, con ese porte elegante que su presencia siempre tenía. Era alto, bastante, y sus músculos se marcaban a través de su traje. Con una elegancia natural, abrió la puerta del auto y me miró de nuevo.
Traté de no mostrar una sonrisa. Estaba tensando la boca y mordiéndome el labio inferior que podría sangrar. Se veía muy elegante y fino en su traje. El cabello rubio brillaba con la luz de la luna y se veía tan sedoso.
—Wow, ¿qué hice para merecerme este caballeroso gesto de tu parte, eh? — le dije cuando llegué, y no pude ocultar mi sonrisa satisfactoria por un segundo más.
Su mirada indiferente no perturbó la sonrisa en mis labios. Blaise hizo un juego con sus ojos, en donde miró los míos un segundo, luego dirigió su mirada abajo y volvió a mirarme. No era intencionalmente coqueto, sino natural y de esas miradas que cortaban la respiración.
—Hola — fue lo único que dijo, imperturbable y serio.
Su tono era grueso y confiado; estoico. No había ninguna expresión que delatara lo que fuera que estaba pensando. Ni siquiera parecía estar intentando ser serio, solo lo era. Estaba dejando una buena impresión sin pretender. Deseé que dejara toda esa perfección a un lado y me mostrara quien era en realidad, sin ese porte a la defensiva y apático. Pero esa noche sus ojos estaban brillando y llámenme loca, pero no creía que era precisamente por la luna.
—Te ves bien — dijo después de que hubo un silencio.
Bien. ¡Bien!
Vale, me veía bien. Solo bien. No es que necesitara que alguien me dijera que me veía genial, puesto que me había vestido para mí; pero es que la forma en la que salió fue... extraña. Yo estaría mintiendo si ocultara el hecho de que él se veía más que bien. Que era la mezcla perfecta de un príncipe azul y una estrella de cine. Que la forma en que ese traje se amoldaba a él como si fuera hecho a la medida. Que se veía mejor que un jodido "bien".
