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Maratón "It's Christmas Read, Pretty Baby"

"You're majestic, mesmerizing

Light the room up without tryin'

Baby, I'm so into you, it hurts"

- Piece of you de Shawn Mendes.

N/A: Mejor tarde que nunca jeje. Este capítulo esta largo y buenoo, entonces espero que lo disfruten. Los amo.


Hay días en los que la cama se encuentra tan calientita, que salir de ella es un completo martirio. Yo digo que es algo así como un obstáculo para hacer algo productivo en el día; como cuando toca madrugar a las 6:15 am para ir a estudiar. Joder, ¿quién necesita estudiar? ¿Por qué existe esta tortura? Vale, vale, sí, hay muchos beneficios que trae estudiar, pero, ¿por qué tan temprano?

—¡Qué te levantes, joder! — gritó mi hermana desde la puerta de mi habitación.

Solté un quejido debajo de la almohada que había sido tan violentamente tirada hacia mi. ¿Por qué existían las hermanas violentas? Tantas dudas y pocas respuestas. Me empecé a quedar dormida, de nuevo, hasta que sentí como me empezaba a faltar el aire. Esa estúpida almohada me había estado cortando la respiración. Esto es intento de homicidio, ¿no es así?

—Bella, para de gritar por toda la casa — escuché a mi hermano Logan por el pasillo.

Sonaba adormilado y sus pies se deslizaban con una pereza que yo también compartía. Mi hermano y yo nos parecíamos al ser más pacíficos que la radioactiva de mi hermana, Bella. Sí, la misma que estaba tremendamente preocupada esa noche que me iba de fiesta con Thomas y Hayley. Solté otro lamento y golpeé mi cabeza contra la almohada debajo de mi al recordar esa desgraciada noche.

Primer día de escuela del último año escolar. Quisiera decir que amanecí con el sonido de las aves en mi ventana, y que el sol golpeó suavemente mis párpados hasta que me fui despertando lenta y tranquilamente... pero, joder, es que eso no sucede. Me levanté con los alaridos desesperados de mi hermana, una almohada homicida y el primer pensamiento de alguien que me rompió el corazón.

Era hora de levantarse... pero es que mi cama estaba tan calientita.

Hice caso omiso a las suplicas de mi cabeza de que debía quedarme acostada en ella. Lo bueno que podía sacar de esa mañana es que mi tobillo ya casi no dolía. Me curé rápido después de una semana acostada en mi cama, descansando y tomando medicamentos para el dolor. No estaba cien por ciento curada, pero, por lo menos, ya podía caminar normal sin parecerme a un zombie. Hoy decidí que iba a ser un buen día. Nada ni nadie iba a evitar que mi último primer día de preparatoria se arruinara.

Me metí en mi baño y, valga la redundancia, me bañé. Dejé que el agua caliente se deslizara por mi cabello y mi espalda, despejando todo tipo de tensión y suciedad. Me permití cerrar los ojos por unos cuantos minutos repasando las clases que tendría. Salí sintiéndome renovada y lista para irme. Me miré en el espejo y no pude evitar observar las leves ojeras bajo mis ojos. La noche anterior fue difícil. Recuerdos me atormentaron junto con pesadillas hasta que dormí entre lágrimas.

Me maquillé ligeramente borrando esos recuerdos y me bajé al primer piso de mi casa. Era un lindo día... más o menos. Era muy temprano en la mañana para saberlo. Estuve lista en 30 minutos y me aventuré a tomar las llaves de mi auto.

—No, no, no, ¿a dónde crees que vas, señorita? — escuché a mi padre, atrás de mi.

Cerré las llaves en mi puño antes de voltearme lentamente.

¿Fingir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora