R.A.B

76 7 5
                                    

Sirsy Karkarov

Nos encontrábamos ahora ya vestidos casualmente, en una cafetería muggle.

Hermione uso un hechizo de extensión indetectable con un bolso pequeño, ella es realmente increíble, ese hechizo es bastante complejo.

Escuchamos un carraspeo de garganta y volteamos a ver a la que atendía la cafetería.

—¿Café? —dijo sin importancia. Llevaba unos cables pegados a los oídos, que raros los muggles.

—Un capuchino por favor —dijo Her.

—¿Tú? —le preguntó la de los cables en las orejas a Ron.

Ron la miro sin saber qué contestar y solo se limitó a decir;

—Lo que pidió ella —apuntó a Hermione.

—Igual —dijo Harry.

—Amm, no, yo no quiero nada —conteste. No quería envenenarme con absolutamente nada muggle.

En el mundo mágico tomamos café, té y cosas que los muggles también toman. Pero es diferente tomarlo si un muggle te lo hizo.

La chica asintió amargamente y se fue. Me cae bien esa chica, despreciable.

—¿A donde vamos ahora? —inquirió Ron—. ¿Al caldero chorreante?

—Es peligroso —asegure—. Si Voldemort tomo el ministerio, no hay lugar seguro. Todos los invitados de la boda tendrán que esconderse.

Asintieron pero Harry se llevó nuestra atención cuando hizo el mismo gesto que yo hacía en Hogwarts cuando se me olvidaba el libro en la habitación.

—Mi bolsa, con todas mis cosas —espetó—. La dejé en la madriguera.

Hermione sonrió de lado y negó con la cabeza.

Harry volteó a ver la bolsa de Her —¿Bromeas?

—Empaqué todo lo esencial hace días —respondió Her—. Por si acaso.

Sonreí admirándola. Los chicos tienen mucha suerte de tenerla como su amiga desde hace muchos años.

Ron se quejó de que no le quedaban bien sus pantalones y Harry cambió su rostro de repente.

—¡AGÁCHENSE! —grito y eso hicimos—. ¡Desmayo! —hechizó a un mortifago que intentó atacarnos.

Yo intenté derribar al otro, pero en lugar de eso me expulsó a la pared. Hermione tomó fuerzas y lo petrificó. Esa chica es fantástica.

Me recupere y Ron me ayudo a pararme.

De pronto la chica de los cables en los oídos salió con las tazas de café y se quedó en shock.

—Vete —ordene.

—Que te vayas —le dijo Her.

Cerramos las ventanas y apagamos las luces y como si fuera lo más normal del mundo des memorizamos a un mortifago. Bueno, Her lo hizo.

Ron le acarició la mejilla pidiéndole que ella lo hiciera, que ella era la mejor en hechizos.

Es obvio que está perdidamente enamorado de Her.

Salimos de la cafetería cuestionando por qué nos encontraron y como lo hicieron. Probablemente Harry sigue teniendo el detector aunque es ilógico y poco probable.

Hermione y yo recordamos el pastel que le habíamos horneado a Harry junto con Ginny, aunque a Harry le dio igual de ido a la situación actual.

...

Nos paramos frente a una casa o más bien muchas casas, de pronto se movieron las casas dejando al descubierto una en particular. Temi por un segundo pero finalmente accedí.

Entramos y una figura igual al cuerpo de Dumbledore nos sorprendió, yo me espanté indudablemente. Supusimos que la pusieron por si Snape venía a fisgonear.

Nos quedamos dormidos en la sala después de registrar que no había nadie.

Me despertó Harry quien se dirigía a las habitaciones, una en particular decía en su puerta: Regulus Acturus Black, en otras palabras R.A.B.

Dedicamos un tiempo en leer la nota que él dejó en el horrocrux falso, y para nuestra sorpresa su mismo Elfo estaba escondido en la cocina, espiándonos.

—¿Con que espiándonos no es así? —dijo Harry sacándolo de su escondite.

—Kreacher ha estado observándolos —contestó el Elfo.

—Tal vez sabe del guardapelo —dije.

—Ya habías visto esto?  —inquirió Harry mostrándole el guardapelo falso—. Kreacher?

—El guardapelo del amo Regulus —contestó.

—¿Y eran dos verdad? —pregunté—. ¿Donde está el otro?

—Kreacher no sabe dónde está el otro guardapelo.

—Si, pero tú lo viste —le dijo Her—. Estaba en esta casa.

—Apestosa sangre sucia, los mortifagos ya vendrán —le grito el Elfo y causo que Ron estuviera apunto de golpearlo con un cucharón de metal—. Weasley traidor a la sangre.

—Ron —lo paró Hermione.

—Respóndele —exigí.

—Si, estuvo aquí, en esta casa, el objeto más maligno.

—¿De que hablas? —preguntó Harry.

—Antes de morir el amo Regulus le ordenó a Kreacher que lo destruyera, pero sin importar cuánto se esforzó Kreacher no logró hacerlo.

—¿Y donde está? ¿Se lo llevo alguien? —pregunté.

—Vino en la noche y se llevó muchas cosas incluyendo el guardapelo.

—¿Quien? ¿Quien fue Kreacher?

—Mundungus, Mundungus Fletcher.

—Ese hijo de perra —dije.

—Ve por el —ordenó Harry y el Elfo salió de ahí.

—¿Lo encontrará? —pregunté.

—Tiene que hacerlo —respondió Harry y yo asentí.

Y si... ahora me encontraba en un sofá, viendo como Hermione le enseñaba a Ron como tocar piano y este fallaba por verla embobado, Harry miraba su snitch y yo, bien Gracias.

—Tienen memoria de tacto —le dije en mi mero aburrimiento—. Cuando Scrimgeour fue a dártelo creí que se abriría cuando lo tocaste, que Dumbledore había escondido algo en ella —apunte la snitch.

De pronto ruidos provinieron de la cocina.

Me apresuré y vaya sorpresa, Kreacher, Mundungus y Dobby.

Después de amenazas, justificaciones injustificables, reencuentros, insultos, peleas y desacuerdos supimos que Fletcher le dio el guardapelo a nada más y nada menos que a la sapo rosa.

Esta mierda se va a prender.

La señorita Karkarov y el joven MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora