¿Amiga nueva?

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Draco Malfoy

Estas semanas sin ella han sido siglos para mi.

Deseo abrazarla, besarla, oír su voz reconfortante.

En medio de toda esta mierda también tenemos que lidiar con los mortifagos y, además, vendrá la familia Greengrass a tomar el té.

Termine de abotonar mi traje negro y me coloqué los últimos anillos, a excepción de uno que nunca me he quitado... mi anillo de los Malfoy.

Recuerdo como ansiaba ese regalo, y me lo dio Sisy la navidad de 1994.

Peine mi cabello con mis dedos y baje las escaleras encontrándome con Darki. Lo agarre en mis brazos y bese su cabeza.

—Hola chico —sonreí viéndolo—. ¿Listo para tomar el té?

Darki llevaba puesto un moño negro que yo le compré... si, amo a esa bola de grasa.

—Te ves apuesto, eh —le guiñe un ojo—. Claro que si, eres un Malfoy.

—Ya Draco —oí a mi padre—. Ya llegaron.

Bufé y camine a la sala, me senté y crucé mis pies aún con Darki en mis brazos.

Entraron los señores Greengrass acompañados por sus dos hijas, la menor Astoria y a su lado la odiosa Daphne.

Me pare agarrando a Darki solo con una mano y saludé a los señores.

—Suelta a ese pulgoso o no me saludes —dijo Daphne.

Rodé los ojos.

—Entonces síguele caminando, sin mi saludo. No lo voy a soltar, grosera.

—Que chistoso —dijo viéndome como si de una broma se tratase.

—¿Que? —la miré ceñudo—. Hazte a un lado, le dijiste pulgoso y es más limpio que tú. Y mira si moñito, se ve más presentable que tú.

Intento hablar pero Astoria la jalo suavemente.

—Buenas tardes, Malfoy —me saludo de mano—. Qué bonito perro, ¿cuál es su nombre? —lo acaricio viéndolo atentamente.

—Se llama Darki, es bien portado, claro que con la gente que se lo merece —mire a Daphne con odio.

—Ya veo —me miro a los ojos y sonrió—. Un placer, creo que no nos habíamos presentado, ya debes saberlo pero soy Astoria Greengrass.

—Oh, el placer es mío, y tú igual debes saberlo pero para presentarnos formalmente yo soy Draco Malfoy.

Asintió y caminó después de acariciar a Darki.

Ok, aquí podemos notar que no se necesita ser de la misma sangre para ser igual de repugnantes.

Astoria es agradable y Daphne es insoportable.

Tomamos el té, me limite a hablar lo más que pude.

—Si no les molesta, iré a jugar con Darki —avise parándome.

—Lleva a las chicas, Draco —dijo mi madre y yo asentí sin importancia alguna.

—Y cuéntame Draco, ¿me extrañaste? —preguntó Daphne y yo la ignoré.

Agarre una pelota y se la lancé a Darki.

—¡Vamos, tráela Darki! —grite animándolo.

Darki corrió y me la trajo a mi.

—Buen chico —lo acaricie—. Buen chico.

—¿No te da asco? —preguntó Daphne y la seguí ignorando.

—Disculpa a mi hermana —dijo Astoria—. Lo siento.

La señorita Karkarov y el joven MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora