Castigo

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Sirsy Karkarov

Termine de arreglarme y salí a la sala común para que Draco y yo nos fuéramos juntos. Eso no nos podía prohibir Umbridge.

Me encontré con Patric un chico de sexto año, sangre pura y al igual que Draco toda su familia había pertenecido a Slytherin.

—Hola, Sirsy.—se acercó sonriendo.

No puedo negarlo, es muy apuesto. Cabello negro, ojos azules profundos, piel pálida, pecas claras, nariz puntiaguda, delgado y sumamente alto. A Draco le llegaba poco abajo de la barbilla pero a Patric le llegaba sin rodeos por el pecho.

—Hola, Patric.—le regrese la sonrisa.

—¿Cómo estas?

—Bien, gracias por preguntar, ahora mismo estoy esperando a Draco, ¿tú qué tal?

—Me da gusto.—me dio una sonrisa apretada.—yo estoy bien, te ves muy linda hoy, y siempre.

—Oh, gracias.—sonreí.

—Creí que Umbridge no quería que te acercaras a Draco.

—Puso una orden de que no durmiéramos juntos, más no de que no podemos irnos juntos a clases.

—Oh, bien.

Escuche risas de dos personas y supe quien eran.

—Vaya, vaya.—reí.—no puedes estar separados ni una hora.

Draco y Theo venían abrazados.

—Estamos destinados a estar juntos.—dijo Theo.

Draco sonreía hasta que vio a Patric, inmediatamente se separó de Theo.

—Wilson.—le dijo Draco a Patric.

—Malfoy.

—¿Que haces con mi novia?

—No sabía que le tenías prohibido hablar con otros.

—Como digas.

—Solo pase a preguntarle cómo estaba y a recalcarle lo linda que se ve hoy y siempre.

No, no, no, pelea doble hoy no.

—Se agradecen tus cumplidos, lárgate.

—Draco.—dije.

—No, está bien.—me volteo a ver Patric.—que tengas un hermoso día, Sirsy.

—Digo lo mismo.—le dije y beso me mano para irse.

—Theo pásame mi mochila.—dijo Draco alterado.

—¿Para que?.—dije sumamente confundida.

Hasta qué sentí algo fresco en mi mano.

—Bacterias, bacterias te dejo, pásame más alcohol en gel, Theo.

—Draco.—reí.—fue un beso en la mano.

—Por lo mismo, asco, dejo su saliva en tu mano.

—No dejó saliva, ademas ya me techaste todo el pomo de gel.

—Draco, basta, entonces ya te pase todas las bacterias.—seguí riendo.

—No hay problema, si me muero no hay problema, de yo a ti pues yo.

—No te vas a morir.—seguí riendo.—solo fue un beso.

—¿Y me lo recuerdas?.—lo vi pálido.

—Ya, amor, por favor.

—Bien, aunque deberías irte a lavar la mano.

—Malfoy.—dije.

La señorita Karkarov y el joven MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora