Lo que tanto deseo

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Llegamos al fundo de la familia de Mew, desde que el castaño había hablado de caballos con Tharn, este no había dejado de contar los minutos, para venir a verlos.

Mew salió de la casa y nos recibió con una sonrisa, aún recordaba la tristeza que había invadido su mirada, cuando Tharn le había pedido invitar a Kao, sin embargo, con una sonrisa le dijo que si, ese pequeño gesto, me hizo dar cuenta, que el ponía la felicidad de nuestro hijo por sobre la de él y no puedo negar que remeció mi corazón.

-Hola campeón, dijo Mew acariciando los cabellos de mi hijo, que con una sonrisa lo saludó, cuando el castaño se dio cuenta que veníamos solos, está sonrisa se hizo inmensa -Te compré la ropa ideal, para que vayamos a recorrer el campo.

Sin soltar la mano del pequeño, lo hizo ingresar a la casa y nos guió por los pasillos, cuando llegamos a su cuarto, vi una tenida que me hizo sonreír, era una camisa a cuadros, con unos pantalones y botas vaqueras, que coincidía con lo que él estaba usando - ¿Estás listo, para ser vaquero por un día?, dijo ayudando a que el pequeño se vistiera, en silencio me afirmé en la puerta y vi como padre e hijo compartían un momento íntimo, si no me hubiera ido de Tailandia, ¿esto hubiera sido mi realidad?, sólo pensarlo me llenaba de nostalgia.

-Mira mami, dijo mi hijo mostrándome su ropa, con el corazón calentito de amor lo besé.

-Te ves hermoso, dije apretando sus mejillas - ¿Listo para esta aventura?

-Si, dijo mi pequeño dando un saltito y tomando la mano que Mew le entregaba, sin dudarlo tomé la mano libre que mi hijo me daba y así los tres bajamos a la cocina, donde había una mesa con muchos manjares esperándonos, cuando la madre del castaño nos recibió, me sentí enormemente incómodo, mas cuando no pasó desapercibido para mí, que ella reconoció a su nieto de inmediato, cosa que no era difícil, cuando el pequeño era igual a su padre.

-Hola pequeño, soy Ai, dijo agachándose a su altura y acariciándole las mejillas -Te preparé cosas muy ricas, ¿quieres probarlas?

Como el tragón que era mi hijo asintió, soltándonos y yéndose con la mujer, que feliz de la vida lo guiaba a la mesa y le mostraba la cantidad de cosas que había dispuestas para nosotros, no pude evitar emocionarme cuando me di cuenta, que en su mayoría eran cosas sanas y livianas para el estómago.

-Me alegra mucho que hayan decidido venir, dijo mi ex suegra, mirándome con una sonrisa, que nunca le vi cuando salía con su hijo.

-Gracias a ustedes por recibirnos, dije sentándome al lado de Tharn y colocándole una servilleta en las piernas, le puse una variedad de pequeños trozos de carne en su plato, la cual le acompañé con un poco de arroz y una tortilla -No te eches mucho a la boca.

El pequeño asintió y comenzó a comer, cosa que también hicimos los adultos en un cómodo silencio, que se rompió cuando Ai habló -El pequeño es hermoso, verlo me trae muchos recuerdos, dijo mirando a su hijo con amor -Es un pequeño muy educado, se nota que lo estás criando maravillosamente.

Escucharla hizo que las lágrimas invadieran mis ojos, era la primera vez que alguien me reconocía algo así y sólo Buda sabía, lo que me esforzaba por cuidar y criar a mi bebé -Muchas gracias, dije con emoción sincera -He hecho todo lo que está a mi alcance para hacerlo.

-Debe haber sido muy difícil, dijo tomando mi mano y dándole un apretón -Pero ahora nos tienes a nosotros, para lo que necesites.

Hubiera dado tanto por escuchar esas palabras hace cuatro años atrás, sin embargo, hoy eran igual de reconfortantes, en silencio y con un asentimiento de cabeza le agradecí, quizás no era tan malo que Tharn, tuviera contacto con la familia de Mew.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora