{02}

75 10 0
                                    

Con un pañuelo blanco limpió las manchas de sangre sobre su daga y envolvió está en el mismo pañuelo para meterla en su saco. Tomó otro pañuelo blanco de algo y lo partió a la mitad, dejó una de esas partes sobre el colchón para envolver la otra alrededor de la herida en su muñeca ya bañada con alcohol.

Desde ese "sueño" todo fue muy confuso, comía menos y solo tenía en mente esos rubíes que resplandecían en la oscuridad, claro, sin excluir las caricias que habían quedado marcadas en su cuerpo. Parecía haberse obsesionado, pero más que nada con los ojos que lo invadieron.

Ahora habían más de diez dibujos pegados de las paredes, todos eran esos ojos, y todos eran rojos.

Y Erik solo tenía algo rojo para pintarlos.

Su propia sangre.

La puerta del camarote fue tocada por uno de los marineros sacando al alfa de sus pensamientos.

―Disculpe, joven Olsson―llamó temeroso―. Su padre dio la orden de que se reúna con él, su madre y sus hermanos en la cubierta para saludar puesto que ya-

Se vio interrumpido cuando la puerta se abrió de golpe y el no tuvo más opción que hacer una reverencia rapido, mirando al interior del camarote con cautela todos los dibujos en la pared. Erik lo notó y frunció su ceño, con su mirada buscó una ventana que encontró al final del pasillo.

―Lo siento, pero ya lo viste.

El marinero solo pudo soltar un tímido "¿Eh?" cuando una daga se clavó en su nuca y su cuello fue atado de inmediato con la solapa de un traje, tras eso Erik arrastró el cuerpo del hombre que con muy pocas fuerzas para intentó respirar y moverse hasta la ventana donde deslizó esta y con gran esfuerzo alzó al hombre por sus piernas y lo tiró al mar, ahora solo debía limpiar la poca sangre que cayó, bueno nadie lo notaría igual pues había una sucia alfombra roja que se extendía por todo el pasillo. Y así cerró la puerta de su camarote con llave y subió escalones hasta la cubierta donde lo esperaba su familia.

A pesar de matar a alguien estaba intacto, no había gotas de sangre él. Entrenó duro.

Allí en la cubierta se le veía fingiendo una sonrisa mientras saludaba a las pobres personas que habían logrado sobrevivir a las despiadadas criaturas que se escondían en el bosque de enormes árboles.

―Bien. Les diré que lleven nuestras cosas.-dijo Felix fingiendo una sonrisa.

―Yo iré a buscar algo en mi camarote, diles que busquen mis cosas despues.-dice Erik dando media vuelta, sin explicaciones.

Bajó las escaleras hasta su camarote y abrió la puerta, allí empezó a recoger todos los dibujos que había hecho y a doblarlos para guardarlos en su saco. Salió del camarote hacia la cubierta nuevamente, escuchando los susurros de los marineros que preguntaban por alguien, sí, preguntaban por el hombre que Erik había asesinado anteriormente a sangre fría.

Desviando su mirada esperó a que pudieran desembarcar del barco, pero al tocar tierra sintió una mirada clavarse en él, por instinto llevó su mirada a los enormes árboles que apenas se podían ver por la lejanía sin embargo esa mirada se sentía cercana y penetrante.

Luego iría hacia allá, tal vez en la noche.

Negó ignorando ese pensamiento y fue tras su familia, metiéndose en el carruaje que los llevaría hasta la mansión Olsson. Al llegar allí vieron como el servicio los esperaba afuera pues a pesar de ser un magnífico cazador, su padre también era un marqués. Bajó del carruaje siguiendo a sus familiares y entró a la mansión buscando su habitación para acostarse a dormir mientras entre los susurros de los sirvientes podía escuchar sobre como hablaban de que un marinero del barco que los llevó había desaparecido sin dejar rastros.

The pleasure of darkness [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora