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El calor sobre su piel le hacía sentir como bebé en brazos de su madre. Una sensación agradable acompañada de un suave aroma a avellana se removió buscando acomodarse, no obstante, recibió varios toques en su frente que le obligaron a abrir sus ojos. Ante sus ojos estaba su destinado, mirándole preocupado.

― ¿Cómo te sientes?―susurró, dejando una beso sobre la frente de Erik.

Por su parte Erik apenas asintió mientras veía a su alrededor, estaba sobre el regazo de Ludvig mientras este lo enrollaba entre sus brazos, a su vez sentía otro olor en el ambiente, pero no eran feromonas sino algo de comida. Como pudo empezó a ver a sus alrededores de lo que se trataba, sobre una mesa habían unas bandejas las cuales yacían cubiertas, cosa que Ludvig notó, llevándolo al lugar y sentándose en la silla frente a la mesa con Erik en su regazo.

―Vi que no tienes tantos nutrientes como los que deberías tener, fue mi culpa, ignoré como te sentías y alimentaba de solo unas cosas―hizo un pausa para recostar su cabeza en el hombro de Erik―Lo siento no quise hacerte daño.

Erik mantuvo el silencio mientras destapaba la bandeja más grande y no pudo evitar sorprenderse al ver el enorme pollo frente a él, estaba cocinado y con patatas alrededor. Siguió con las demás encontrando así chuletas de cerdo y fideos en otras, al fondo de la mesa una botella de vino y una de champán le esperaban.

― ¿No te molesta hacer esto? ―preguntó inseguro de si empezar a comer.

Ludvig asintió en silencio en lo que desviaba su mirada, esperando a que su destinado terminara de comer. Erik por su lado se sentía claramente incomodo por el humor de Ludvig, era obvio que estaba molesto a tal punto que apenas pudo comer algo de pechuga y dos muslos, algo diferente a lo que solía comer.

Eso no le gustaba.

Tomó un trozo de la chuleta con su mano, escondiéndola tras sí mismo en lo que se acercaba a Ludvig. Pensaba que quizá le gustaría la carne si la probaba, pero todas sus expectativas se fueron al vacío cuando la mirada furiosa de Ludvig tras sentir el olor a cerdo se posó sobre él.

―¿Qué carajos crees que haces?―preguntó tomando la muñeca de Erik.―Este es otro de esos trances, ¿no?

La mente de Erik se nubló por unos segundos en cuales cayó sobre sus rodillas. Ludvig lo alzó y lo recostó sobre su regazo sosteniendo su cabeza con una de sus manos en lo que esperaba que su destinado recobrara la conciencia nuevamente. Cuando Erik volvió en sí mismo se repitió lo que había pasado antes, solo que con un Ludvig molesto y las bandejas ya destapadas, revelando la carne, pero a diferencia de lo esperado Erik no hizo más que dar una arcada. Tímido por el horrible sonido que había soltado se escondió en el pecho de Ludvig sintiéndose sedado, como si acabara de ser golpeado en la cabeza con la pata de una silla.

― ¿Qué es esto Ludvig? ―murmuró apenas consciente.

Una migraña le carcomía la cabeza, esta misma crecía cada vez más por cada que parpadeaba. La desesperación también lo carcomía, no se sentía nada bien, solo quería acabar con eso de alguna u otra forma. Estaba un punto en que ni siquiera el suave olor a avellana que propagaba su destinado.

La cálida mano de Ludvig se paseó por su mejilla, acariciándola, con la esperanza de poder calmarlo.

―Es mi culpa con tal de que mejoraras de las fracturas que te causé al buscarte te pasé algo de mi sangre y funcionó, pero nunca me iba a esperar que esto te pasara―hizo una pausa para dejar salir un suspiro cansado―. Lo siento en un inicio fui cruel contigo porque había regresado y no habías venido a buscarme a pesar de lo que habíamos pasado juntos, fui inmaduro y te traté mal. Me disculpo por eso, Erik, mi luz.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2023 ⏰

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The pleasure of darkness [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora