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Con el paso de los meses se da la desastrosa llegada del frígido invierno que congela todo a su paso y más tratandose de un país tan gélido como Suecia, sin embargo, la temperatura de aquella parte en especifico del país era ciertamente más alta gracias a la diferencia climática que causó la llegada de los Shinrias y el cambio en la fertilidad de la tierra, sin excluir el rápido crecimiento de las plantas sin llegar a ser destructivo.

Aunque por otro lado se podría decir los Shinrias sufren en invierno de peor manera que los humanos debido al calor que necesita su cuerpo, en especial a aquellos de fuego, aunque su calor corporal aumente durante las dos primeras semanas de Noviembre gracias a su época de celo siendo este el caso de Ludvig por igual, sin embargo, con tal de no dañar involuntariamente a Erik por más que sabía las heridas que eso le podía causar a él mismo tras exponerse a la nieve que podría caer sobre su piel y dejarle más de una cicatriz con eso.

Por otro lado, Erik no tuvo más opción que comer solo frutas y tomar agua o vino de una enorme cesta que Ludvig le había preparado anteriormente y por más repulsivo que le llegara a parecer consumir lo mismo después de unos días no tuvo más opción al acabarse todo el vino en tan solo tres días, aunque eran unas cinco botellas. A la par, otro Shinria se mostró frente a él entre todo eso, era un omega que se presentó como Qiang y padre de Ludvig, este solo lo sacó de allí un par de veces por sus necesidades por más que Erik se negara por obvia desconfianza de acercarse a otro Shinria que no fuese su destinado.
Volviendo al presente podemos encontrar a un Shinria dormido sobre la enorme cama mientras que el chico de largo cabello negro veía la nueva cicatriz en su antebrazo, aquello era un rasguño que por suerte no tenía demasiada profundidad, sin embargo, era larga al punto de casi llegar a cubrirle todo el brazo.

Ahora solo estaba cicatrizando y no ardía, pero en el momento en que ocurrió fue más que aterrador, nunca había visto el rostro de Ludvig molesto hasta ese punto. Los ojos del Shinria se tornaron a un negro mucho más brillante, los mechones rojos en el cabello parecieron tornarse en hilos de fuego y su temperatura corporal aumentó significativamente, luego dejó salir sus negras garras en ambas manos, aunque el zarpazo lo proporcionó con su mano derecha.
Y aquello solo fue una discusión debido al apetito de Erik por algo de carne animal, pero era más que obvio que le sería casi imposible conseguir algo así debido a que Ludvig quería cambiar tal habito en Erik sin importar la opinión de este.

Por otro lado, Ludvig no hacía más que quedarse casi todo el día dormido en la cama o solo fingiendo estar dormido, después de todo podía sobrevivir bastante tiempo sin comer o hacer sus necesidades gracias a la parte vampírica en su gen. Sin embargo, no paraba de culparse o idear en su cabeza miles de formas para disculparse con su destinado por haber tenido tal ataque de ira que solo terminó en otra discusión hasta el punto en que apenas se dirigen la palabra y con esto Erik durmiendo en la silla por miedo e ira que le causaba solo pensar en acercarse demasiado a Ludvig.

¿Y qué sí lo volvía a hacer? ¿Qué sí lo volvía a dañar?

Aunque lo último parecía completamente estúpido considerando el hecho de que no fue hasta que Ludvig lo secuestró que se sintió un poco mejor consigo mismo puesto el Shinria parece mostrarle un afecto más sincero que lo que mostraban sus familiares o al menos así lo veía desde su distorsionado mundo lleno de depresión y sed de venganza.
Por unos segundos, Erik volteó a ver a la cama con un sentimiento de derrota mientras recordaba el incidente, pero no sabía a quién culpar por eso realmente. Tampoco lo pensó mucho cuando se recostó a un lado de Ludvig, dándole la espalda y sintiendo a su vez la dulce mezcla de canela y avellana impregnada en la sabana, le pareció todo tan relajante hasta que sintió un movimiento en la cama y luego el como una mano se posaba sobre su cintura con delicadeza.

—Yo… en serio lo siento, no quise hacer esa atrocidad y sé que no me controlé, sí hay algo que me quieras decir está bien, te haré caso, pero solo necesito oír tu voz—susurró. Su voz parecía irse desvaneciendo por cada palabra que salía de su boca por la angustia—, aunque sea algo.

The pleasure of darkness [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora