𝑳'𝒂𝒔𝒔𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 [𝑴𝒊𝒕𝒔𝒖𝒚𝒂 𝑻𝒂𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊 𝒙 𝑶𝒄]

CAPÍTULO SEIS

CAPÍTULO SEIS

Confesión, 

Fumiko abrió sus ojos sobresaltada al sentir como alguien se tiraba a su lado en la cama, despertándola.
Girando su rostro la pelinegra se encontró con los ojos divertidos de Katsuo quien sonreía mientras le observaba dormir.

— ¿Qué diablos haces aquí?

— Ese vocabulario. — Itō se acomodó al lado de la menor, ya tenía su uniforme puesto, por lo que Fumiko comprendió que el mayor había pasado por su casa para acompañarla a la escuela. — Tu padre me dijo que te despertara y te dijera que bajes a desayunar.

— Hay mejores maneras de despertar a una persona. — Bajo la mirada del mayor Katō se levantó, se acercó a su armario y sacó su uniforme. — Puedes adelantarte, tardaré un poco en alistarme.

— Bien, te espero en el comedor.

El chico salió de su habitación, dejándola sola. Tras un largo bostezo la ojiazul se adentró al baño, duchándose rápidamente y alistándose al terminar. No era demasiado extraño que a veces el rubio se apareciera por su casa para acompañarle a la escuela, vivían considerablemente cerca y a Katsuo no le molestaba despertarse un poco más temprano e irse juntos hasta su destino. Además, Itō se sentía mejor consigo mismo si acompañaba a la pelinegra en su camino a la preparatoria, incluso siendo de mañana no significaba que el peligro no existiera.

Fumiko se dirigió al comedor al terminar, tomando asiento al lado de Katsuo quien comía el desayuno preparado por su padre.

— Buenos días, cielo. — El mayor dejó un plato frente a ella. — Come antes de irte, los dejo, se me hace tarde.

— Ve con cuidado. — Pidió la menor, su padre sonrió dejando un beso en su cabeza, marchándose momentos después. — ¿Hiciste la tarea de Historia?

— Creo que sí. — Katō miró al mayor quien sonrió con inocencia. — Me daré cuenta cuando esté allá.

— Eres un irresponsable.

— Oye, me esfuerzo lo más que puedo. — Ambos rieron. — Termina con eso para irnos.

Katō asintió, terminando de comer lo que había en su plato. Después de lavar los platos usados y cepillar sus dientes, Fumiko junto a Katsuo se encaminaron a la escuela.
El recorrido no les tomó mucho tiempo, y al estar en el sitio Itō acompañó a la pelinegra hasta su salón.

— ¿Nos vemos en el receso? — Preguntó el mayor, Fumiko asintió.

— Claro.

— Bien, vendré por ti. — El rubio desvió su mirada hasta el chico detrás de la pelinegra, mirándole por unos pocos segundos antes de girarse y marcharse.

Katō sonrió dándose la vuelta para ir a su asiento. Sus pies se detuvieron de golpe al notar un par de orbes violeta mirándole fijamente.

— Buenos días, Fumiko.

— Mitsuya. — Una sonrisa se estiró en sus labios. — Buenos días ¿Cómo estás hoy?

— Bien. — El mayor sonrió. — ¿Hiciste la tarea de historia?

— La hice... Lo mejor que pude. — Tomando asiento la menor se apoyó en su mesa, cerrando sus ojos.

Mitsuya le miró por unos pocos segundos, parecía querer decir algo, pero sin saber cómo comenzar a hacerlo. El sábado lo había arruinado, y no le sorprendería si comenzara a recibir rechazo y distancia por parte de la ojiazul.

— Fumiko. — La menor abrió sus ojos, girándose para verle. — ¿Crees que podamos habl-

— Mitsuya. — Una castaña se hizo presente, interrumpiendo al oji-violeta quien giró su rostro para mirarle. — Una amiga quiere hablar contigo, te espera en el club de costura, pronto comenzarán las clases, prefiere que vayas ahora.

Takashi no respondió, la castaña se giró, marchándose del lugar.

— ¿No deberías de ir? — Mitsuya miró a Katō quien sonrió. — Deben de estar esperándote.

— Acompáñame antes. — Fumiko le miró confundida. — Aprovecharé que vamos al club de costura para darte algo.

La pelinegra se puso en pie, caminando junto al mayor hacia el club de costura. El camino fue silencioso, Katō no tenía idea de qué harían allí a esas horas de la mañana, pero por la expresión que Mitsuya llevaba parecía sí saberlo.

Takashi abrió la puerta, y junto a Fumiko entró al gran salón observando ambos a una chica de cabellos rubios allí. La desconocida parecía sorprenderse al ver a Katō allí, frunciendo levemente su ceño como si su presencia fuera indeseada.

— Tamura, buenos días. — Fumiko comprendió inmediatamente que el oji-violeta conocía a la rubia. — Dame un momento.

Mitsuya guio a Katō hasta unos casilleros, sacando de estos una caja sellada, el mayor la dejó sobre las manos de Fumiko antes de sonreír.

— Vuelve al salón y cuida esto por mí ¿Bien? — La pelinegra asintió.

— Claro, no tardes, las clases comenzarán pronto. — Takashi asintió mirando a la ojiazul retirarse del salón.

El chico de cabellos grisáceos se giró, encarando finalmente a la rubia de ojos negros.

— ¿Y bien, Tamura? ¿Puedo saber por qué me llamaste aquí? — La chica sonrió hacia el mayor, asintiendo.

— Verás... Mitsuya, quiero decirte algo desde hace bastante tiempo. — Takashi asintió, esperando a que continuara. — Ser parte del club de costura ha sido siempre mi sueño, pero no tengo talento para ello así que no me inscribí, pero siempre te admiré por tu trabajo... Por eso, quería confesar mis sentimientos hacia ti, me gustas mucho y me haría muy feliz que me aceptaras.

— No sé si decir que esto me alaga, Tamura. — Takashi llevó una mano a su nuca, rascando nervioso. — Te agradezco por confesar tus sentimientos.

— ¿Eso quiere decir que los aceptas?

Una sonrisa se estiró en el rostro de la rubia, Mitsuya sonrió nervioso una vez más.

Katō se apoyó contra la pared mientras miraba fijamente el suelo tras escuchar todo aquel hermoso discurso de confesión de la rubia.

Algo que jamás había tenido ella el valor de hacer.

Sus labios se apretaron avergonzada, y sin querer escuchar más de aquel probable 'Sí, acepto tus sentimientos' la pelinegra de giró, marchándose rápidamente.

Takashi frunció su ceño al escuchar fuertes pisadas alejarse, y asomándose por la puerta se sorprendió al ver tan familiar cabellera negra desaparecer por una esquina.

— ¿Mitsuya? — Tamura insistió.

— Lo siento, Tamura. — El oji-violeta negó. — No puedo aceptar tus sentimientos, pero agradezco que me lo hayas dicho.

La rubia observó al mayor salir del salón rápidamente pareciendo ansioso y preocupado.

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