CAPÍTULO CATORCE

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CAPÍTULO CATORCE

Hermanas menores,

Katsuo entró rápidamente al salón de la pelinegra, mirándole con sorpresa al confirmar que los rumores que recorrían los pasillos de la preparatoria eran ciertos.

— ¿Quiénes fueron las perras? — Fumiko le miró.

— No hables así. — La ojiazul suspiró. — Mitsuya se encargó de eso, fue a hablar con el rector hace poco, aún no ha vuelto.

— No me importa lo que ese idiota haya hecho. — Itō se acercó, acariciando una de las mejillas de su mejor amiga. — Carajo, Fumi... No puedes volver a permitir que algo así suceda.

— Está bien, no sucederá. — La pelinegra sonrió tranquilizando al mayor. — Estaré bien.

— Eso espero. — El rubio se sentó frente a la menor, tomando una de sus manos. — Deberías de hacer alguna amiga, así no tendrás que ir sola a sitios como los baños de chicas.

— No necesito una amiga. — Fumiko negó. — Y de cualquier forma soy un asco para hacerlas.

— Puedo ayudarte, conozco a casi todos los de la preparatoria.

— Tú eres bueno socializando. — La menor sonrió. — Yo no.

— Bueno, si lo intentas podrías conseguir algo.

— Prefiero seguir así. — Katō desvió su mirada a la entrada, notando a Takashi entrar al sitio nuevamente.

— He hablado con el rector. — Informó el oji-violeta. — Ya están abriendo un proceso de suspensión a esas chicas.

— Gracias, Mitsuya.

Katsuo hizo una mueca al ver al chico inclinarse y depositar un corto beso en los labios de su amiga.

— Ahora, realmente quiero saber por qué lo hicieron.

— Dos opciones. — Se unió Itō. — Simples ganas de joder o venganza.

— ¿Venganza? — Preguntó la menor con confusión, ambos chicos se miraron entre sí antes de asentir.

— Fumi, eres muy inocente aún, linda. — Katsuo suspiró. — Las personas pueden vengarse incluso porque hayas hecho un dibujo mejor que el suyo, están locos, no piensan con esto. — El rubio señaló su cabeza.

— No he hecho nada malo a nadie, tampoco sobresalgo en ningún área.

— No creo que sea por molestar. — Takashi pasó un brazo sobre los hombros de la menor de manera protectora. — Fumiko no ha hecho nada para merecer eso.

— Ni siquiera abrir la boca. — Bromeó Itō. Katō rio, Mitsuya no lo hizo. — Me encargaré de investigar un poco, ya sabes, tienes a un galán popular de mejor amigo.

— Engreído. — El rubio rio revolviendo los cabellos de la menor antes de colocarse en pie y caminar a la salida.

— Te veo después. Mitsuya, no le quites el ojo de encima o yo te joderé a ti.

— Inténtalo. — Itō mostró su dedo corazón, marchándose finalmente.

Katō sonrió.

— ¿Por qué se llevan tan mal entre ustedes? — Takashi hizo una mueca sin saber qué responder, no podía decirle a su chica algo como: 'Soy hombre y sé cuándo otro hombre está enamorado. Ese sujeto está loco por ti'.

— No sé, simplemente no me llevo bien con él.

[...]

Después de culminar las clases sus planes habían cambiado totalmente. Fumiko se encontraba ahora agachándose frente a las dos niñas mientras las saludaba con una gran sonrisa.

Takashi desde atrás sólo podía sonreír mirando a su chica llevarse bien con sus dos hermanas menores.

— Fumiko. — Mana tomó su mano, llevando a la pelinegra consigo hasta el sofá, subiendo después con ayuda de la ojiazul.

Mitsuya se desvió, entrando a la cocina dispuesto a preparar la cena. Desde su sitio podía escuchar como las niñas reían y disfrutaban pasar tiempo con otra mujer, al igual que como Katō disfrutaba de compartir tiempo con las adorables hermanas de su pareja.

No era fanática extrema de los niños, si Fumiko tuviese que elegir su futuro en ese momento, probablemente decidiría tener sólo un hijo y darle todo su amor a él, pero claro que sí por vueltas del destino llegaba más de un niño a su vida amaría a todos por igual.

Pero su mayor deseo era poder cumplir sus sueños al lado del oji-violeta en la cocina.

— ¡Terminamos! — Celebró la hermana mayor mirando el rompecabezas en la mesa totalmente acabado.

— Ambas son muy inteligentes. — Katō sonrió acariciando la cabeza de la hermana menor.

— Lo son ¿No es así? — Mitsuya volvió a aparecer con una gran sonrisa en su rostro. — La cena está lista.

— Te ayudaré a colocar la mesa. — El mayor asintió, Katō se puso en pie acompañando al chico para ayudarle.

Las dos hermanas menores quedaron en la sala de estar continuando con sus juegos.

Fumiko tomó lo necesario, acomodando de manera ordenada todo sobre la mesa mientras Takashi llevaba la comida, una sonrisa se estiró en sus labios al terminar ambos, sintiendo un par de manos deslizándose por su cintura.

— Gracias. — Agradeció el más alto depositando un corto beso en la mejilla de Fumiko.

— No es nada. — La pelinegra fue girada, quedando frente a frente con el contrario.

— Después de cenar iré a dejarte a tu casa. — Mitsuya acarició una de las mejillas de la menor. — Pero antes me gustaría enseñarte algo.

— Claro, no tengo problema.

Takashi se inclinó. Sus labios se unieron en un suave toque, Fumiko subió su mano hasta la nuca del mayor, sintiendo el beso volverse más apasionado hasta tener la necesidad de alejarse por falta aire.

Una sonrisa coqueta apareció en los labios de Mitsuya.

— Oye. — Katō giró su rostro asegurándose de que las menores no estuvieran allí. — No podemos hacer esto estando tus hermanas cerca.

— No vendrán hasta que las llame. — Takashi deslizó su pulgar sobre el labio inferior de la pelinegra, limpiando un rastro de saliva.

Las mejillas de Fumiko se pintaron de un suave rosa antes de separarse del otro y terminar con su trabajo.

— Luna, Mana, vengan a comer. — Llamó el mayor, los pasos apresurados de las niñas no tardaron en escucharse hasta aparecer frente a ellos. — Fumi, puedes servirte.

— Te lo agradezco.

— Fumiko. — Los ojos azules de la chica se movieron hasta la hermana mayor, notando su mirada curiosa. — ¿Mi hermano y tú juegan a mamá y papá?

El rostro de Katō comenzó a tomar color lentamente, Mitsuya no pudo evitar reír por lo bajo.

— No exactamente. — La pelinegra se sentó.

— ¿Quieres mucho a mi hermano? — Preguntó esta vez Mana, Fumiko sonrió.

— Por supuesto, lo quiero mucho. — Takashi tomó asiento también, ayudando a sus hermanas a servirse la cena.

— ¡Quiero que estén juntos para siempre! — Mana elevó sus brazos con emoción, Katō sonrió mirando a Mitsuya, los ojos violetas del mayor se posaron sobre ella.

— Por supuesto que estaremos juntos por siempre.

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𝑳'𝒂𝒔𝒔𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 [𝑴𝒊𝒕𝒔𝒖𝒚𝒂 𝑻𝒂𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora