CAPÍTULO DIECISÉIS
Abandonar,
Mitsuya tomó la mano de la ojiazul y depositó un corto beso en sus nudillos, sonriendo mientras caminaban juntos en dirección a la casa de la menor.
— Prometo que todo este problema se resolverá pronto. — Takashi abrazó a la pelinegra, Fumiko correspondió cerrando sus ojos.
— Gracias, Tak- Mitsuya. — Las mejillas de la chica se pintaron de rojo, Mitsuya sonrió alejándose para unir sus labios con los contrarios en un suave toque.
— Puedes decirme así si quieres.
Ambos continuaron con su camino, notando el sol ocultarse lentamente por el horizonte. Katō sonrió, no creía necesarias las palabras o conversaciones en un momento como ese.
La simple presencia del oji-violeta a su lado le era más que suficiente, se sentía completa a su lado, amada, feliz, adorada.
— Hay algo que quiero decirte. — Susurró el más alto, Fumiko le miró con curiosidad.
Takashi sabía que ya no podía poner más excusas.
— ¿Sucede algo? — Ambos detuvieron su caminar quedando frente a frente.
— Muchos en la preparatoria lo saben, pero creo que tú aún no lo haces. — La pelinegra miró con curiosidad al mayor. — Fumiko... Seré directo.
— Está bien.
— Soy parte de una pandilla, desde hace bastante tiempo y... No quería decírtelo porque no quería involucrarte en esto o hacerte daño. — Mitsuya comenzó a confundirse al no notar sorpresa en los ojos azules de la menor. Una de sus cejas se elevó con curiosidad. — ¿No dirás nada?
— Ya lo sabía. — Respondió Fumiko soltando una risilla. — Me enteré hace un tiempo cuando una de las chicas del club de costura hablaba contigo. Siento no haber hablado sobre eso, no creí necesario hacerlo si tú no querías.
— Fumiko. — Takashi rio abrazando a la ojiazul, dejando un beso en su frente. — Cada día me sorprendes más.
— No te preocupes, no me molesta que seas parte de una pandilla, solamente... Evita ser lastimado de gravedad.
— Está bien, sé defenderme.
Los ojos de Mitsuya dejaron de ver a la menor, mirando como una persona se acercaba a ellos rápidamente. Corriendo, con algo en su mano.
Sus ojos se abrieron con gran sorpresa al notar un arma blanca en la mano de una mujer quien parecía dispuesta a atacarlos. A atacar a su chica.
Mitsuya se giró rápidamente, cubriendo con su cuerpo a la pelinegra esperando un golpe, una herida o un corte.
Otras fuertes pisadas resonaron, y al girar su rostro Takashi notó a cierto rubio empujar a la mujer que se acercaba a ellos, haciéndola caer al suelo.
— ¡Estúpido! — Maldijo Katsuo a Takashi. — ¿Cómo vas a dar la espalda? ¡Piensa con la cabeza, idiota!
Fumiko se encontraba sorprendida y confundida, y al inclinar su cabeza pudo ver a Itō caminando hacia ellos.
— ¿Qué acaba de pasar? — Mitsuya soltó a Katō. — ¿Quién es ella?
Los ojos de Fumiko se abrieron con sorpresa al notar a una rubia sosteniendo un arma.
— ¿Tamura? — El oji-violeta parecía sorprendido, Katsuo no. — ¿Qué planeabas hacer con eso?
— Mitsuya. — La mujer se puso en pie, mirando a los tres presentes. — Si tan solo me hubieras aceptado esa vez.
Takashi frunció el ceño con molestia al entenderlo.
— ¿Dices que has hecho esto por no aceptar tus sentimientos?
— Ella fue quien planeó todos los problemas a Fumiko. — Itō se cruzó de brazos. — Y al parecer aún no terminaba.
— Tamura. — Katō se sintió mal, recordaba que ella había sido rechazada por Takashi tiempo atrás, no creyó que aquello le iba a afectar tanto.
— Itō... Tú, traidor.
— ¿Yo? — El rubio rio. — Solo vine a defender a mi mejor amiga, tú eres la perra loca aquí ¿No crees? Estás mal de la cabeza, haciendo esto no lograrás que Mitsuya esté contigo, solo lo alejarás, estúpida.
— Cállate.
— ¿Por qué? ¿No te gusta escuchar la verdad? Crees que siempre tienes razón ¿No? — Fumiko se acercó a Katsuo, colocándose en frente para llamar su atención.
— No la provoques, Katsu... Parece molesta.
— Fumiko, no permitiré que nadie te dañe, eres mi mejor amiga y-
— ¡Tamura, alto! — Exclamó Takashi.
Katsuo tomó los hombros de la pelinegra, empujándola lejos de él con fuerza.
Katō le miró antes de sentir su corazón detenerse por un segundo observando como el arma en manos de la rubia se enterraba en el pecho del contrario. Su cuerpo entero tembló con terror.Tamura se alejó de golpe, mirando con sorpresa a Itō quien tosió, escupiendo sangre que manchaba el suelo al igual que la que bajaba por su pecho.
La camisa blanca que vestía no tardó en pintarse de rojo al mismo tiempo que su piel palidecía. Itō se abalanzó sobre Rin, tomando el arma y lanzándola lejos de su alcance.Fumiko corrió hacia el rubio, Mitsuya intentó detenerle preocupado de que la menor fuera herida, pero para ese punto a la chica no le importaba nada más que ver a su mejor amigo.
— ¡Katsuo! — Katō le tomó en sus brazos al ver al chico caer al suelo, su mano temblorosa intentando detener el sangrado.
Takashi llamó de inmediato a una ambulancia, acercándose a ellos para cuidar la espalda de su chica, notando a la rubia a varios metros de ellos corriendo en busca de huir.
— Katsu... Katsu mírame. — La pelinegra negó, sintiendo una de las manos del mayor posarse en su mejilla, manchando esta con su sangre.
— Fumi. — Itō sonrió. — Incluso llena de lágrimas y mocos te ves hermosa.
— Shh, no hables, por favor... La ambulancia viene en camino. — El rubio negó.
— Quiero decirte algo antes. — Katō observó al mayor sacar algo de su bolsillo, entregándoselo, la ojiazul no dudó en tomarlo. — Dásela a mi madre, dile por favor que... Que no llore, que la amo y que... Fui afortunado por haber sido su hijo.
— No, no debo hacerlo, tú se lo dirás. — Aseguró la pelinegra, Katsuo tomó su mano débilmente.
— Dile que te dé la caja que hay bajo mi cama y... Que con esa llave busque la carta que hay en mi armario. — Fumiko asintió. Mitsuya apartó la mirada, apenado, deseando no ver a su chica en ese estado. — Fumi... Una cosa más.
— ¿Qué pasa? — Katsuo sonrió acariciando la mejilla de la menor.
— Mitsuya... Perdón. — El mencionado le miró confundido. — Fumi... Desde que te conocí, yo... He estado enamorado de ti.
— Katsu, no lo digas. — Rogó Katō, abrazando al mayor. — No lo digas, por favor.
— Me alegra poder morir en los cálidos brazos de... De la chica que amo... Al menos sé que morí protegiéndote.
— No vas a morir, Katsuo, por favor, resiste.
Takashi bajó su mirada, sus orbes violetas notando como la piel del rubio palidecía más y sus ojos se cerraban lentamente, con una sonrisa en sus labios soltando un último suspiro viéndose su mano caer de la mejilla de Katō.
Mitsuya cubrió su rostro con sus manos intentando no volverse loco al escuchar a la menor llorar desconsoladamente gritando y llamando por su mejor amigo.
Su corazón se destrozó y no pudo hacer nada más que inclinarse a su lado y abrazar a la chica con fuerza.______________________________
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𝑳'𝒂𝒔𝒔𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 [𝑴𝒊𝒕𝒔𝒖𝒚𝒂 𝑻𝒂𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊 𝒙 𝑶𝒄]
Fanfiction【Jamás volvería a existir nada más sempiterno que su mutuo amor.】 ↬ WARNING ・Este libro no sigue la trama original del manga. ・Personaje x Oc. ・Los personajes son pertenecientes a Ken Wakui a excepción de los Oc. ↬ Todos los derechos reservados. ↬...