CAPÍTULO NUEVE

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CAPÍTULO NUEVE

Público,

Fumiko escuchó la puerta de su casa ser tocada un par de veces y al bajar y abrir sonrió encontrándose de frente con Katsuo.

— Buenos días, Fumi.

— Katsu. — Katō se hizo a un lado invitando pasar al mayor quien entró y tomó asiento en el sofá. — ¿Hiciste la tar-

— Sí. — El rubio sonrió orgulloso. — La hice ayer por la noche, de seguro obtendré un diez.

Katō rio asintiendo.

— Dame un momento, iré por mi mochila. — Los ojos divertidos de Itō observaron a la pelinegra desaparecer por el pasillo, volviendo momentos después con una mochila colgando de uno de sus hombros.

El mayor se puso de pie y juntos salieron de la casa de la menor, dirigiéndose hasta la preparatoria.

— Y dime. — Katsuo miró a la menor. — ¿Qué pasó con tu enamorado? — Las mejillas de Katō se pintaron de rosa.

— Olvidé enviarle un mensaje, espero que hoy sí asista a clases.

— Bueno, ya nos daremos cuenta. — El rubio señaló el salón de la ojiazul. — Siempre llega temprano, seguro estará ahí.

Sus pies se detuvieron una vez llegaron a su salón y sus ojos azules buscaron con la mirada al oji-violeta. Una sonrisa se estiró en el rostro de Fumiko al observar al chico de espaldas buscando algo en su mochila.

— Ahí lo tienes. — Itō sonrió. — Nos vemos después, Fumi.

— Hasta luego, Katsu.

La pelinegra se adentró al salón, sentándose en su sitio y girándose con una sonrisa hacia el mayor.

Sus comisuras cayeron al notar las heridas en el rostro de Takashi. Este se sorprendió al encontrarse de frente con la ojiazul, notando de inmediato sus ojos preocupados sobre él.

— Fumiko, buenos dí-

— ¿Qué sucedió? — Mitsuya suspiró. — ¿Te hicieron daño?

— Está bien, no debes preocuparte. — El mayor sonrió. — Me metí en una pelea y me patearon el trasero, es todo.

— ¿Por eso no viniste ayer? — La menor se puso de pie, acercándose a Takashi quien posó una mano sobre su cintura. — ¿Duele mucho?

— Estoy bien. — Estirando una mano el mayor acarició la mejilla de la pelinegra. — Al menos pude destrozar a esos sujetos al final.

— No deberías de meterte en peleas que perderás.

— Pero yo gané. — Sonrió orgulloso el mayor, Katō suspiró sonriendo después. — Solo son unos rasguños, pronto desaparecerán.

Takashi se puso de pie también, inclinándose a posar sus labios sobre la frente de la menor.

— No te preocupes ¿Bien?

— Bien.

Mitsuya guio a la contraria a su asiento, sentándola en su sitio.

— ¿Cómo estás hoy? ¿Desayunaste?

— Estoy bien, comí algo rápido antes de venir a la preparatoria. — Katō sonrió. — Oye, me dejaste esto aquella vez.

La pelinegra sacó una caja de su mochila, entregándosela al mayor.

— Es cierto, qué despistado. — El oji-violeta tomó la caja. — Son algunos materiales que ocupo, gracias por cuidarlos.

— No es nada.

Fumiko notó los ojos de Takashi brillar mientras se mantenían sobre ella, con confusión la menor sonrió, mirando al mayor también.

— Qué suertudo soy. — El más alto se giró dejando a una sorprendida Fumiko atrás.

Katō no pudo evitar soltar una risilla acomodándose en su sitio. Pronto las clases dieron inicio, y debía ser sincera, no pudo prestar atención a nada de lo que su profesor explicó por estar pensando en el hombre que detrás de ella se encontraba.

Estaba realmente enamorada, cualquiera se daría cuenta de ello.

Cuando la campana del receso resonó por todo el salón, Katō recogió sus pertenencias y las guardó en su mochila, dejándola sobre su mesa, se puso de pie y antes de poder dar un paso al frente sintió una mano deslizarse por su cintura.

— Oh, Dios. — Su rostro se giró mirando a un grupo de chicas frente a ellos. — ¿Están saliendo?

Fumiko sintió comenzar a sufrir de una metamorfosis de humano a cereza siendo observada por esas cuatro mujeres. Mitsuya sonrió.

— Lo estamos. — Respondió el oji-violeta.

— ¡Eres grandiosa, Katō!

— Qué suerte tienes, muchas felicidades.

— Espero que duren mucho.

Las cuatro chicas salieron del salón dejando a la pareja sola en el sitio. Katō sintió su mentón ser tomado y su rostro ser obligado a girar suavemente a su izquierda encontrándose con los orbes violeta del mayor.

— ¿Quieres ir a comer algo a la cafetería?

— Uhm, sí. — Takashi asintió, inclinándose a posar sus labios sobre los ajenos.

— ¿Te incomoda que esto sea público? — Fumiko negó rápidamente.

— Para nada, sólo es algo nuevo.

Mitsuya sonrió, de cierta manera le parecía tierna y agradable la timidez natural de la pelinegra, sabía que la menor era ligeramente asocial, prefiriendo mantenerse alejada de las demás personas con las cuales no mantuviera un vínculo amistoso o familiar.

Por eso no le sorprendía su silencio ante otras personas.

— Andando.

Dejando de tomar su cintura, Mitsuya tomó la mano de la pelinegra, entrelazando sus dedos. Katō debía de ser un tomate andante, y el mayor no necesitaba girar su rostro para comprobarlo, simplemente se dedicó a sonreír orgulloso en su camino a la cafetería tomando de la mano de su novia, dejando en claro a todos en el lugar que la ojiazul estaba con él, o más bien, que él estaba con la ojiazul.

¿Están saliendo?

Parece que así es.

Mitsuya es muy guapo ¿Por qué sale con ella?

¿Qué dices? Fumiko es una mujer hermosa, ojalá fuera mi novia.

El rostro de Katō no podía hacer más que enrojecer con los murmullos que en el sitio se escuchaban.

No podía seguir así.

No debía importarle lo que los demás pensaran sobre ella, debía de ser feliz porque el chico que le gustaba le había aceptado abiertamente, porque el chico que le gustaba no sentía vergüenza alguna en exhibir con orgullo su relación.

Porque era Mitsuya Takashi quien tomaba de su mano felizmente.

Fumiko tomó una larga respiración, relajando sus músculos tensos. El color poco a poco bajó hasta desaparecer por completo de su rostro, y una pequeña sonrisa apareció en ella.

Fumiko Katō también debía de estar orgullosa de su relación, porque, aunque el muchacho a su lado no era popular como los chicos de fútbol o básquetbol, Takashi tenía su pequeño club de fanáticas que deseaban estar en su lugar.

Y ella les había ganado a todas.

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𝑳'𝒂𝒔𝒔𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 [𝑴𝒊𝒕𝒔𝒖𝒚𝒂 𝑻𝒂𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora