❝ Ágape & Eros ⌜ ɪᴅᴠ - ɴᴀɪʙᴇʟɪ ⌟

♡ μικρά

(+) Traducción: Pequeños

(+) Pareja: NaibEli

(+) AU: Donde Naib se enamoró de Eli, desde que tenían cinco años.

(+) Advertencias: Ninguna. Porbablemente mucha ternura.

(+) Beta: No hay, aquí morimos como Naib Subedar rescatando con detention.

Naib Subedar había estado enamorado de Eli Clark desde que tenía cinco años. No era un hecho muy conocido ya que lo había mantenido como un secreto desde el día en que se conocieron, hace veintitrés años, el primer día de clases. Por supuesto, con cinco años en ese momento, en realidad no se había enamorado de la manera tradicional. Había caminado detrás de Eli y le había jalado del cabello, llamándolo gordo... Claramente eso no le había caído bien.

Eli lo miró y le dio una patada en la espinilla antes de salir corriendo con los brazos cruzados.

Para ser sinceros, él ni sabía que se había enamorado en ese momento exactamente. Sabía que le gustaba cuando los ojos azules de Eli lo miraban, incluso si era con de odio o casi llanto. También sabía que Clark sería su amigo para siempre, como lo hacían los niños de cinco años.

Así que... lo siguió por todo el día, burlándose de su ropa, su cabello y su forma de hablar porque oh sorpresa, era galés y le costaba acostumbrarse al acento británico (Naib había crecido allí luego de que su madre consiguiera dejar atrás su país Nepal tras casarse con un británico). Eli, a su vez, le había dicho que era insoportable. Ninguno de los dos sabía lo que significaba la palabra, pero eso había sido todo. Cinco minutos más tarde, cuando otro chico había intentado robar el balón de las manos del regordete niño, Naib, con amarga determinación, se lanzó sobre el chico más grande y terminó con un labio ensangrentado y las rodillas raspadas por sus esfuerzos... pero no con la pelota.

El otro niño solo resopló, miró las arrugas y la tela descocida de los nuevos pantalones escolares de Naib. No pudo recordar las palabras exactas que Eli había dicho en ese momento mientras lo llevaba a la enfermería de la escuela, solo podía recordar el hecho de que, cuando llegaron allí, ambos estaban sonriendo tan ampliamente que cuando la enfermera se retiró, Eli se volvió en su persona favorita en el mundo.

Le tomó otros tres años darse cuenta de que lo amaba, de la misma manera en la que los niños de ocho años amaban sus juguetes y a sus maestros favoritos. Dando paso a otro argumento, como resultado. Sin embargo, el argumento no había sido el punto; el punto había sido la forma en que Eli lo miró y ni siquiera se apartó un poco. Naib le devolvió la mirada y cuando el de ojos azules se marchó para jugar con alguien más, alguien que no fuera tan "idiota", lo vio irse y se dio cuenta de que lo amaba. No fue una gran epifanía ya que todavía no se había disculpado, pero a la mañana siguiente volvieron a ser mejores amigos, jugando al fútbol mientras Naib se burlaba de la incapacidad de Eli para patear algo en la dirección correcta.

Los años de adolescencia fueron aterradores. Sobre todo, porque fue entonces cuando se dio cuenta de lo que significaba exactamente la palabra "amor", cuando se ponía nervioso en el momento en que Eli le sonreía. Reparó que no se reía con la idea de los pechos de su profesora o cuando consiguió su primera novia, porque besarla se sentía más como ser atacado por un monstruo de la saliva que como algo placentero.

Anne, Emma, Patricia. Tracy incluso había accedido a salir con él durante una semana y habían ido al cine, para diversión de su prima Martha. Había sido incómodo y su mano estaba sudorosa cuando sostuvo la de ella, aunque ella había sido muy amable al respecto, y cuando él la besó se sintió completamente desconectado. Ella había sonreído cuando él se despidió, con los labios apretados en una sonrisa muy bonita, le había dicho:

—No lo intentemos de nuevo. —Ambos se rieron, tranquilos y felices. En un impulso la había besado en la mejilla y se había sentido como cuando besaba la mejilla de Martha cuando la saludaba o despedía.

Tres días después, Eli había ido a su tradicional noche de tareas, en la que nunca se hacía ninguna, pero si jugaban por horas con videojuegos; cuando miró al chico de lentes, se preguntó, casi como una ocurrencia tardía, cómo sería besarlo a él. Eso lo había pillado por sorpresa, tanto por sorpresa porque, aunque sabía que amaba a Eli, también sabía que le gustaban las chicas. Se suponía que le gustaban las chicas, eso era normal, estaba seguro.

Pero cuando Clark ganó esa carrera (porque él había estado demasiado ocupado teniendo una pequeña crisis sexual como para molestarse en prestar atención) y sonrió, Naib quiso besarlo más que a nada en el mundo y se dio cuenta de que tal vez había tenido razón cuando tenía ocho años. Amaba a Eli, pero de una manera diferente.

La mayoría de los chicos de quince años, juzgados por ser homosexuales, se habrían asustado, negándolo y luchando contra eso, pero Naib nunca había sido como la mayoría. Él simplemente le devolvió la sonrisa al contrario y se maravilló de lo fácil que esto hacia las cosas. No entendía a las chicas, ellas usaban maquillaje, tacones altos y se reían nerviosamente cuando se acercaba demasiado; ellas llevaban sujetadores y sus padres te miraban como si fueras el anticristo.

Mientras que Eli sabía qué decir para hacerlo reír, cuándo simplemente callarse y calmarlo. Sabía exactamente de qué cosas podía burlarse de Eli y qué cosas estaban fuera de los límites (nunca volvería a bromear sobre su padrino después de ese ojo morado). Eli no esperaba que fuera cortés o que le abriera puerta y ciertamente no tenía que preocuparse por el padre de este, ya que no estaba más en este mundo. Aunque tendría que tener un poco de cuidado con su madrina: Era una mujer encantadora, pero tenía la extraña idea de que, si alguna vez lastimaba a Eli (de nuevo, como a los cinco años), ella lo perseguiría hasta los confines de la tierra y lo mataría a golpes con una pica.

Eli, pensó Naib, era fácil. Realmente no podría haberse enamorado de nadie mejor.