Treinta historias en distintos universos alternativos, donde NaibEli es la pareja principal.
En todo caso, sí tienen solicitudes son bienvenid@s a comentarlas.
(+) AU:DondeEli disfruta del hecho de que su novio, Naib, sea posesivo con él.
(+) Advertencias: Contenido sexual leve y toques sobre sadismo/masoquismo.
( + ) Beta: No hay, aquí morimos como hombres.
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Eli y Naib habían estado saliendo durante ocho semanas.
Cuando el más alto vio al rubio por primera vez, le vinieron a la mente cinco palabras: No me miraría dos veces.
Cuando el más bajo vio al castaño de lentes por primera vez, solo se le ocurrió una palabra: Mío.
Dentro de las primeras tres horas de haberse visto por primera vez, Naib tuvo a Eli atrapado debajo de él en su cama, jadeando y sollozando mientras murmuraba su nombre.
Desde entonces, ambos comenzaron a pasar todos los días juntos. A medida que pasaban las semanas, el castaño descubrió algo sobre el otro. Era posesivo, tan posesivo que gruñía y lanzaba una mirada a alguien si le sonreía a Eli.
Naib era tan posesivo, y a él le encantaba tanto que hacía que los chicos lo miraran de esa manera y cuando pensaba en lo que provocaría en su novio, Eli se sonrojaba. Esta acción hacía que el rubio se lo llevara a su departamento y lo follara sin demora.
Fue hace una semana y media cuando Naib volvió a mostrar su lado posesivo y lo llevó a su casa, donde se sentó a horcajadas sobre el más bajo, saltando de arriba abajo con la cabeza echada hacia atrás mientras el rubio sujetaba con fuerza, empujando sus caderas hacia arriba, preguntándole a Eli a quién le pertenecía y cuando el castaño gritaba su nombre, Naib gruñó un 'mío' y se corrió profundamente dentro de su novio.
Fue a la mañana siguiente después de acurrucarse que el de ojos azules se levantó para ir al baño y regresó, entrando en pánico cuando vio el dolor en el rostro de su novio —Cariño, ¿Qué pasa?
—Tus caderas...
Eli miró hacia abajo y vio que tenía pequeños moretones donde Naib lo había estado sujetando la noche anterior.
Desde esa mañana, Naib no hizo nada más que disculparse y mostrar en su rostro cómo se sentía por lastimarlo; el rubio no pasaba de sostener su mano o poner un brazo alrededor suyo cuando el castaño se acurrucaba en su costado.
Habían pasado doce días y Eli no había recibido ni un beso. Quería recuperar a su novio, pero no sabía cómo hacerlo.
—Clark. —Levantó la vista de su libro y vio a Fiona entrar corriendo al café y sentarse frente a él.
