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   Oscuridad. Todo era tan oscuro y silencioso.

—Despierta Baji, despierta.

  Alguien me llamaba, repitiendo lo mismo una y otra vez. Cómo si obedeciera a aquella voz, abrí los ojos despacio.

Estaba en un lugar dónde todo era blanco como el papel. Mientras más miraba a mi alrededor, más solo me sentía.

—¿Entonces estoy muerto?

— No, ¿cómo crees? — Habló otravez esa voz, siendo sarcástico.

— ¿Quién mierda eres? — En serio me era molesta aquella voz.

— Soy Dios.

  Al instante la vergüenza se apoderó de mí. Si mamá me hubiera escuchado decirle una mala palabra al mismísimo Dios, hubiera comido el regaño de mi vida.

— Oh, señor. Un gusto con-

Me interrumpió.

— Han pasado casi 5 años desde que moriste— Estaba sorprendido, era mucho tiempo. Todo lo que viví con la Touman, la pelea de las pandillas, Kazutora, mi suicidio y... Chifuyu llorando mientras me envolvía en sus brazos. Todo eso fue hace 5 años atrás.

—¿Porqué me despiertas después de tanto tiempo? ¿Me vas a torturar con recuerdos?

— No, hijo. Tengo una misión para tí.— ¿Una misión? De verdad que ese viejito me llenaba de sorpresas, ahora me creía explorador o algo así.
— Tengo curiosidad.

— Cómo pasaron cinco años de tu fallecimiento, muchas cosas cambiaron obviamente. Pero hay dos personas a las que les está costando bastante superar aquello.

—¿Solo dos?— Bufé. Para luego ser regañado.

— Déjame terminar. Claro que muchas personas aún te recuerdan como alguien preciado. Fuiste un gran hijo, amigo, pareja y persona. — Sonreí apenado ante ese halago de Dios— Pero el caso del que te hablo es más grave, de seguro recuerdas a Kazutora Hanemiya.

— Era mi ex novio y mejor amigo, obviamente que sí.

— Kazutora intentó atentar contra su vida un millón de veces, es un buen chico pero demasiado impulsivo. Sin tí en la tierra, él se siente completamente solo ahora.

Me tocó bastante el corazón escuchar eso, pero ya no podía estar a lado de él, ayudarlo y tratar de guiarlo en su vida. De repente una sensación agria me llegó. Extrañaba a ese lunático, extrañaba verlo, reír con él, comer papitas juntos, abrazarlo, incendiar autos, golpear idiotas y miles de cosas más. Yo amé a Kazutora como nadie, ni siquiera sus padres, lo hicieron. Si ese era mi sentimiento estando muerto, no me imaginaba lo que debió sufrir él.

— El segundo involucrado es Chifuyu Matsuno— Continuó— Ese chico hasta el día de hoy piensa y llora por tí en las noches, visita tu tumba todos los domingos y te deja la comida esa que solían compartir.

  Sabía exactamente de lo que estaba hablando, mi chico hermoso había estado a mi lado desde que nos conocimos hasta el último momento. Fui bastante injusto con él en vida, y ahora lo estaba siendo en muerte.

Simplemente era un maldito adolescente de 15 años que no sabía cómo amar, pero no voy a negar que estuve enamorado alguna vez de ese rubio ojitos verdes.

— El gato Peke J era nuestro hijo— Comencé a reír, recordando aquellos tiernos momentos que parecían tan alejados de mí.

— Y aún lo es,  Peke J siempre te extraña. El punto es que...—Volvió al tema anterior— El chico está sufriendo Keisuke, más que recordarte positivamente como los demás, él te está tratando de vengar. Su corazón le pesa demasiado y la cabeza le culpa el no haberte podido salvar.

— Ese tonto— Dije en tono triste, no quería que Chifuyu se sintiera de esa manera más—  ¿Y me vas a revivir para ir a consolarlo o cómo?

— Eso es imposible.

— ¡Pero si eres todopoderoso! ¿Entonces para qué poronga me despertaste?

— Tu misión es juntar a esos dos.

Quedé procesando lo que había dicho, hasta que recordé que anteriormente me habló de Kazutora. Ahí comencé a unir los cables y capté esa estúpida idea y de lo que trataba la misión.

— No quiero.

— No te pregunté si querías.

¿De verdad aquel era Dios? Si no fuera simplemente una voz, ya lo habría golpeado por molesto.

— Debes juntar a Kazutora y Chifuyu. Ellos dos fueron a los que más les golpeó tu partida, eso significa que ellos dos van a poder superarlo juntos. Si logras eso, podrás tener tu descanso eterno, Keisuke.

— ¿Te pagan poco siendo Dios que ahora quieres el trabajo de Cupido?— Pregunté, ignorando lo que dijo anteriormente.

  Escuché como de repente aquella voz sopló y la fuerza con la que lo hizo, me hizo caer quién sabe en dónde.

—¿Qué sucedió?— Pregunté sorprendido, sacudiendo el inexistente polvo de mi ropa.

— Nadie puede oírte, verte ni sentirte, puedes estar tranquilo. Ve hacia adelante— Ordenó.

  Caminaba con miedo, hace tiempo no veía las calles,los pasillos, el pasto, las personas. Estaba a nada de llorar, cuando escuché una voz bastante conocida.

—¡Peke J!¿Porqué viniste hasta aquí señorito?— Regañó con un falso enojo, y se agachó a recoger al gato.

  Frente a mí estaba él, Chifuyu. Se veía tan alto, no cambió nada su estilo de cabello ni de ropa. Seguía igual de precioso que las últimas veces que estuvimos juntos, pero algo en él había cambiado. Era comprensible, estaba viéndolo luego de cinco años.

—¿Porqué estás tan inquieto Peke J?¿Qué miras? — De repente su mirada se apuntó hacía mí, y me quedé completamente helado en un lugar. — No es nada tonto gato, vamonos a casa.

— Recuerda que nadie puede verte Keisuke— Repitió Dios— Bueno, ahora mira esto.

  De un viento fuerte volvió a moverme a otro lugar, esta vez era una habitación la cual no conocía en absoluto.

— Si no fuera un fantasma ya me hubiera mareado. ¿En dónde estoy?

  Cómo si se volviera a repetir, alguien conocido entró a la habitación, ahí me di cuenta que estaba en la celda de una prisión. Se le notaba triste al chico, estaba con muchos golpes en la cara y moretones en los brazos que me hicieron preocupar al instante.

— Monos imbéciles— Era lo único que repetía una y otra vez.

—¿Kazutora? ¿Pero qué le pasó?— Le pregunté a la voz.

— Acaba de meterse en una pelea, bastante fuerte por cierto. Se ve que lo golpearon a más no poder, pero el chico no aprende y sigue molestando a los demás para que lo hagan.

— Nunca cambia. Lo que me extraña es que esté tan golpeado si él sabe defenderse.

— El punto es que no lo intenta, Keisuke. Te dije que Kazutora piensa que está solo, que ya no hay motivos para seguir viviendo más.

  Ahí tomé la decisión final. No podía ser tan egoísta, no podía dejar que ambos chicos se siguieran lastimando así. Yo amé a los dos como nada en el mundo y ellos a mí, pero era momento de dejar ir.

— Voy a hacer esta misión. Kazutora merece un Chifuyu que le muestre la felicidad y Chifuyu merece conocer el lado tierno de Kazutora. Ambos se sacarán adelante el uno al otro.

— Nada me haría más feliz que eso, te dejo todo en tus manos Keisuke. —Asentí— Cuando necesites de mi ayuda, solo habla con tu corazón y me encontrarás.

  Luego de eso, no volví a escuchar esa voz. Definitivamente sería una misión bastante difícil.

No tenía idea por donde comenzar.

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