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  Sentado en el asiento trasero del vehículo, me la pasé escuchando la conversación de ambos todo el camino.

— Y bien, ¿porqué viniste a buscarme?

— Fuiste importante para Baji-san, además Mikey ya te había perdonado todo. Eres uno de los nuestros Kazutora.

A pesar de ser un frío y rebelde, Kazutora escondía dentro suyo una sensibilidad preciosa, y era tan evidente eso ahora mismo.

  Sus ojos se llenaron de lágrimas fugazmente, y en sus labios se formó una sonrisa.

— Creí que se habían olvidado de mí.

— No seas tonto, nunca hicimos tal cosa. —Mordió su lengua.

Chifuyu mentía, si hasta hace unos días Peke J y yo tuvimos que interferir para que se acordara de él.

Aun así, fue bueno que le haya dicho eso, pues Kazutora estaba feliz y se entendía que no quería apagarlo más.

— En fin, ¿Qué fue Baji para tí?

Me asusté al escuchar mi apellido de repente.

— Pues... un amigo. Bueno, más bien fue alguien del cuál estuve enamorado.— Suspiró y pausó unos segundos su narración, hasta que el semáforo quedó en rojo— Nunca fuimos novios ni nada por el estilo.

—¡ Ay! — Exclamó el contrario— Y eso que Keisuke te correspondía.

¡Cómo iba a tirar eso de la nada! Me enrrojecí hasta las puntas, si es que los fantasmas podían hacerlo.

— Ya sabía eso, él se me confesó primero— Sonrió al recordar— De una manera muy boba, por cierto.

— Al menos yo si fui valiente en expresar mis sentimientos, no como otros — Dije molesto, como si alguien ahí pudiera oírme.

— ¿De verdad? Cuando yo salí de prisión, en el tiempo que estuve en Valhalla, no había día que Baji no hablara de tí.

Basta de exponerme, para oír esto hubiera preferido seguir durmiendo en mi lecho de muerte. Kazutora tenías que ser tú.

— Siempre me decía: Kazutora extraño a Chifuyu,¿estará bien?. Y yo lo ignoraba o lo golpeaba porque era realmente molesto. — Miró al ex rubio, quien formaba una sonrisa algo tonta para su gusto— Bueno, pero parece como si aún sintieras algo por Baji.

Su mirada cambió totalmente, avanzó el auto ya con el semáforo en verde y mientras conducía respondió.

— La verdad... es que me aferro demasiado a él, no sé si enamorado seria la palabra pero... todos los días de mi vida lo recuerdo. Lo extraño mucho.

Un sentimiento de melancolía inundó el vehículo, agarrandome hasta a mí. Chifuyu en verdad necesitaba soltarme, soy un egoísta por querer que él aún me tenga en sus pensamientos.

— No sé cómo consolar a las personas, pero si te sirve de algo te diré que todo estará bien, Baji también te amó y pensó en tí hasta el último día de su vida.

— Gracias... — Su tono de voz cambió otravez a uno de felicidad, de la nada— Bien, ¿y tú? Ya hablamos mucho sobre mis desgracias amorosas.

— ¿Qué quieres saber de mí?— Preguntó con una sonrisa coqueta.

— No sé, lo que te sientas cómodo en contarme.

— Em... a ver, mi infancia fue una mierda no creo que quieras escuchar sobre ella, mi adolescencia la pasé mayormente en prisión y pues... mi vida adulta recién comenzó así que-

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