Misión

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Estaba en la habitación de Chifuyu, viendo como el lindo chico se cambiaba porque acababa de llegar del trabajo. Mirarlo me bastaba para darme cuenta que aún sentía cosas por él, tanto así que hasta después de muerto la sensación de querer besarlo y abrazarlo seguían presentes.

  Chifuyu era tan puro, tan leal, tan perfecto, que a veces me hacía dudar de sí en serio era un ser humano o algún tipo de hada mágica que bajó a la tierra para seguirme mientras vivía.

— ¿Porqué los fantasmas ya no pueden hacer cosas humanas?— Pregunté al aire, frustrado por la situación.

   Una mirada volteó de repente hacia la esquina de la habitación donde me encontraba, y con sus cuatro patitas se dirigía a mí. Ladeó su cabecita confundido esperando que yo tuviera alguna reacción. ¿Podía verme?

¿Acaso también podría sentirme?

— Peke J, pff Peke J — Susurraba agachado para que pudiera acercarse más a mí.

  El felino corrió a intentar que lo acaricie pero al recostarse por mí cayó al suelo de golpe; así que no podía tocarme, solo verme.

Aquella caída alarmó a Chifuyu y vino corriendo a levantarlo, quedando cara a cara conmigo.

Obviamente él no tenía idea de que eso era así.

— Peke J,¿estás bien? No hay nada aquí,¿en qué estabas pensando? — La mirada confusa del chico lo hacía ver tan tierno.

— Miau.

— ¿Baji -san? — Se me aceleró el corazón de tal forma por haber escuchado eso luego de tanto tiempo, que una sonrisa se formó en mi rostro de punta a punta. Su voz, la forma en la que pronunciaba mi nombre, la manera en la que me miraba sin ni siquiera darse cuenta que lo estaba haciendo.— Qué tonterías Peke J, Baji- san ya no está aquí...

La última vez que escuché aquel "Baji- san" fue cuando morí en sus brazos, podía oírlo retumbar en mis oídos hasta el día de hoy. Yo te escuché Chifuyu, perdón por haber sido la causa de tu dolor tanto tiempo.

Flashback:

—¡Baji- san! ¡Baji- san!¡Al fin el chico se le declaró! Mira — Un bastante emocionado Chifuyu le mostraba las páginas de su manga al de pelos azabache.

— ¿En serio? — Comenzó a leer rápidamente el capítulo hasta que indignado volteó la vista— que manera más mierda de declararse.

— Ah ¿sí?— Miró molesto el rubio— ¿Tú cómo te declararías a la que te gusta?

— No me gustan las chicas.

— Da igual, responde.

— Pues le diría... — La vergüenza se apoderó de él y de repente la mirada de Chifuyu lo estaba poniendo nervioso— Me gustas.

—¿Así de simple? — Se sintió estafado, esperaba algo más romántico.

— No. Tú me gustas, Chifuyu— Aquello sí que le sorprendió, quedó quieto en su lugar unos cuantos minutos mientras observaba al de larga cabellera acomodarse con un notable rojo fuerte en las mejillas.

Chifuyu correspondía aquel sentimiento, aunque más allá de gustarle... él en serio estaba enamorado de Baji- san.

— ¿Y si te llego a romper el corazón?— Tiró luego de unos segundos, bromeando obviamente.

— Mm pues lloraría. Aunque un sol como tú no sería capaz de romperle el corazón a nadie— El de pelos azabache acarició la mejilla de su chico con una cálida sonrisa, para luego ponerse serio y agarrarlo por los hombros.