Capítulo 05

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Primero me besa y me mata. Luego me besa y me salva. Luego de nuevo me mata. Dejando que baje su falda...

En todas las lenguas. -Sharif.

Vanessa

Agarré la bebida que Sandra me estaba poniendo en la mano, a pesar de que no creía que fuera a beber. Su sonrisa delataba lo feliz que estaba, me pasó un brazo por los hombros.

—Me alegro de que estés aquí. De verdad.

Me reí.

—Me has obligado a venir.

—Eso no es cierto. —repuso, ofendida.

—Si lo es.

—¡Oye! Yo solo te dije que si moría mañana, quedaría en tu conciencia.

—Eso es chantaje emocional.

—¿Se llama así? Yo lo conozco más como insistir hasta convencerte.

Me río y pongo los ojos en blanco.

Mintiéndome a mí misma acerca de que no estoy buscando a nadie en especial, paseo la vista por la discoteca. No me cuesta mucho encontrar a Giovanni. Teniendo en cuenta que era bastante más alto que la mayoría de las personas que estaban por allí y que su grupo de amigos destacaba entre la multitud. No sabía que iba a estar aquí, pero me lo imaginaba, no solía perderse una fiesta. Sonreí cuando me di cuenta de que hoy estaba muy guapo y eso que me parecía imposible que cada día se superara, pero lo hacía.

Sandra siguió mi mirada y suspiró.

—Deberías ir a saludarle.

—¿Eh?

Sandra sonrió.

—No sería raro que la chica con la que sale fuera a saludarle.

—No salimos. —le corté rápidamente.

—Si lo hacéis, dos citas y próximamente tendréis la tercera.

No pude evitar sonreír. Era verdad, pero intentaba pensar lo menos posible en ello.

—Sigo esperando los detalles de las citas, no puedo creer que seamos mejores amigas y no me cuentes nada.

—¡Te lo conté todo!

—Eso no es cierto. No me has dicho nada sobre vuestro primer beso, si besa bien o mal.

El estómago me dio un vuelco mientras me quedaba con la vista fija en el suelo. ¿Por qué Sandra daba por hecho de que nos habíamos besado? ¿Es que tendría que haber pasado?

Siempre le contaba todo, absolutamente todo. Nos conocíamos desde niñas. Mi madre era muy amiga de la suya y me obligaba a pasar tiempo con ella. Recuerdo que cuando era pequeña no me gustaba, era muy callada y tímida. Sin embargo, las cosas cambiaron a medida que crecimos. Sandra dejó de ser aquella niña buena y tímida que seguía las normas a ser alguien completamente distinta. Me gusta pensar que nuestra amistad es una de esas que duran para siempre, aunque seamos dos polos opuestos. La verdad es que no sé qué haría si ella no estuviese en mi vida.

Sonrío e intento calmarme.

—No nos hemos besado. —confieso en voz baja.

—¿En serio? —me preguntó, boquiabierta.

—¿Tendríamos que habernos besado?

—Eh...bueno...—dudó. —No sé. Ric me besó en la primera cita, pero tal vez no sea de esos chicos.

La historia mejor contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora