Capítulo 18

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Todo lo que quiero es ser libre como el jazz, bailar con ella y no perder el compás, vivir mi vida y no la de los demás, poder equivocarme una vez más...

Bonita carta. -Sharif.

Giovanni

La verdad es que nunca se está preparado para volver a ver a alguien que quisiste y mucho menos si sigues teniendo sentimientos hacia esa persona. No importa cuánto tiempo pase, nunca estás preparado. ¿Volver a encontrarme con unos ojos que ya ni siquiera hacen el intento de mirarme? ¿Coincidir después de todo? ¿Siendo nada? ¿Por qué el destino haría algo así? ¿Por qué el destino sería tan cruel conmigo?

Vanessa estaba guapísima, con un vestido negro y el pelo suelto. Tenía una copa en la mano y un chico estaba a su lado, hablando con ella. Intenté convencerme de que no soy una persona celosa, no lo soy. No soy para nada celoso, pero quien cojones era ese. Quién era y porque no era yo. Antes de que pudiera entrar en razón ya estaba preguntando:

-¿Quién es?

-No sé. -respondió Luis.

Lo miré mal.

-No lo sé, te lo juro. No tengo porque conocer a todos los chicos de aquí.

Respiré hondo.

Solo habían pasado dos semanas.
Dos semanas.
Catorce días.
Cada uno con sus veinticuatro horas correspondientes.
Estas dos semanas eran lo más parecido a una eternidad para mí. Una eternidad llena de angustia y dolor. Me dolía el pecho y no podía dormir. No sé si así se sentía un corazón roto, si esto era normal, pero no quería sentirlo. Ella parecía estar bien. Sonreía y salía de fiesta. Tuve que repetirme mentalmente que había hecho lo correcto. Todo estaba mejor así. Ella parecía estar bien, muy bien. Y yo lo estaría, con el tiempo estaría bien. Pero, si la decisión que tomé se supone que fue la correcta, ¿por qué me siento tan mal?

-Tienes que dejar de mirarla.

-¿Eh?

-Pareces el ex novio celoso que saltará en cualquier momento para aplastarle la cabeza contra el suelo al pobre chico.

-Yo...no...

-Gio, déjalo estar.

-No voy a hacer nada. Sé comportarme.

Nunca he sido una persona agresiva, si, me he metido en peleas, como todo el mundo, pero nunca por una chica. Casi siempre eran sus ex novios que querían pegarme porque había tenido algo con sus chicas y yo me defendía. No iba a dejar que me pegaran como si fuera un saco de boxeo.

-Si tú lo dices.

-Si, voy a quedarme aquí mientras bebo una cerveza.

Lo dije en voz alta para convencerme a mí mismo que no haría nada. Bebería una cerveza y no haría nada. No hablaría con ella, tampoco haría todo lo posible para que nuestras miradas se cruzaran. No haría nada. Bebería lejos, lo suficientemente lejos para comprender que se había acabado. Aun así, era imposible no mirarla. Como para no hacerlo, es guapísima. Juraría que podía oír su risa desde aquí, incluso con todo el ruido y la música, parecía que se estaba riendo a mi lado.

-No la mires.

Me giré y vi a Luis, no había ningún signo de burla en su mirada, por lo que me decía que iba muy en serio.

-¡Estoy mirando a todo el mundo! ¡Por Dios!

-Si, claro.

-Pues si, mira a ese chico de ahí. -dije, señalando a un chico que estaba ahí cerca.

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