Capítulo 21

54 4 0
                                    

La conocí en el andén de la estación de las promesas incumplidas, donde los trenes van en dirección prohibida, allí me dijo: «te querré toda la vida», pero, su primer beso ya sabía a despedida...

Cleopatra. -Sharif.

Vanessa

-¡Mamá me voy! -grité antes de salir corriendo de casa.

Llegaba tarde al trabajo, otra vez. Estas semanas no habían sido las mejores, estaba distraída, decaída e intentando no pensar demasiado. Llegaba tarde a todos lados y cuando llegaba, parecía que no estaba ahí. Mi cuerpo sí estaba, pero mis pensamientos estaban en otro lugar. Más bien en una persona, una en concreto.

Apresurándome a llegar de una maldita vez, giré a la izquierda tan rápido que no me di cuenta de que venía una persona. No calculé nada bien y acabé chocando. El pelo me tapó la cara y estuve a punto de caerme, casi me estampo contra el suelo, de no ser porque la persona me ayudó a mantener el equilibrio.

-¡Dios mío! Lo siento, lo siento muchísimo. Yo no...

-No pasa nada. -me interrumpió. -¿Estás bien?

Me aparté el pelo de la cara y lo último que esperaba era verlo, a él.

-¿Gio?

Sus labios se curvaron en una sonrisa.

-Veo que recuerdas mi nombre.

Nunca lo olvidaría, pensé.

-¿Qué... qué haces aquí?

-¿En la calle?

Abrí los ojos.

Dios mío. Era una estúpida. Pensaba que iba a verme o algo. Sin poder evitarlo me sonrojé.

-Yo... no... si...

Se rio.

-Estoy pintando una casa, aquí cerca. Necesitaba ganar un dinero extra.

-Entonces, ¿vamos a vernos más que antes?

-Parece ser que sí.

Asentí.

Fantástico.

¿Cómo iba a intentar olvidar mis sentimientos por él si nos cruzábamos?

-No te gusta la idea, ¿verdad?

-¡No! ¡No es eso! -exclamé. -Solo que no quiero que esto se vuelva incómodo. Podríamos ser amigos o algo así. Olvidar que salimos, no sé.

Frunció los labios mientras concentraba la mirada en algo que estaba detrás de mí, como si yo no estuviera ahí.

-No creo que pueda hacer eso.

-Oh... -Solté una risa nerviosa. -Si lo siento, no sé en qué estaba pensando.

Negó con la cabeza.

-No creo que pueda hacer eso porque tú eres memorable. Lo nuestro lo es. No puedo hacer como que nada ha pasado. No puedo hacer eso.

Yo tampoco podía.

-Tienes razón. -dije en voz baja, deseando que me mirara. -Pero, ¿estamos bien?

Gio asintió y después respiró hondo. Sus ojos seguían sin mirarme y tenía los hombros tensos.

-Hemos estado mejor, ¿no crees?

-Bueno si... -No sabía que responder a eso. No lo sabía. -De verdad que lo siento.

Sonrió.

-Hazme caso que no me importa, podría acostumbrarme a que ahora me saludes así.

-¿Chocando contigo?

-Me gusta pensar que me viste de lejos y te abalanzaste sobre mí.

Se me escapó una carcajada.

-Claro...

Se encogió de hombros.

-No lo has negado. -Sonrió. -¿A dónde ibas con tanta prisa?

Abrí los ojos, sorprendida.

-Al trabajo, llego tarde.

Mierda, mierda y más mierda. Carlos me va a matar.

-Te acompaño.

-No tienes por qué.

-Ya, pero me encantaría hacerlo.

No dije nada más y empezamos a andar, juntos. Solo que esta vez no era como las otras veces. No andábamos juntos, era distinto. Si estábamos juntos, ahora, pero no significaba nada y era horrible.

-¿En qué piensas? -Me vuelvo a mirarlo, extrañada. -Estás muy callada.

-Es que nunca he llegado tan tarde al trabajo.

-Siempre hay una primera vez.

-Pues vaya primera vez, ¿no crees?

Como esperaba, una sonrisa se le dibuja en los labios. No obstante, se pone serio pasados unos segundos. Parece preocupado. Y entonces me doy cuenta de que hemos llegado. No hay más camino que andar y por lo tanto, este momento ha acabado.

-Será mejor que me vaya. -me dice. -Ya nos veremos.

En un acto de valentía, no me callé lo que siempre callaba.

-¿Cuándo?

Me miró, frunciendo el ceño.

-¿Eh?

-¿Cuándo nos volveremos a ver?

Sonrió.

-Lo suficientemente pronto como para que no me olvides.

Antes de que pudiera pedirle que me explicara lo que significaba eso, volvió a hablar.

-¿Sabes qué?

-¿Qué? -susurré.

Gio se acercó un poco más, fingiendo que se estaba estirando. Me puse nerviosa, no sé cuándo fue la última vez que habíamos estado tan cerca. No lo recuerdo. Tampoco recuerdo cuando nos abrazamos por última vez, nos besamos o nos cogimos de la mano. Me gustaría recordarlo, pero lo he olvidado. Supongo que es porque no sabía que era la última vez. No sabía que no habría más veces después de esta. Y ahora, todo era distinto.

-Echaba de menos esto.

Respiré hondo y cerré los ojos. Quiero decirle que yo también, de verdad, pero me callo cuando me doy cuenta de cómo me está mirando. No deberíamos estar haciéndonos esto, no cuando sabemos que es lo que queremos, que era lo que él quería. Más bien lo que no quería, una relación conmigo.

-Eh... será mejor que me vaya... si. -me dijo tras unos minutos de silencio, alejándose de mí.

Me dio la espalda y empezó a andar.

-Gio. -se me escapó sin poder evitarlo, con el corazón a mil por hora.

Se dio la vuelta y entrecerró los ojos como si estuviera esperando algo más, como si estuviera esperando a que dijera algo más, pero no dije nada y meneó la cabeza.

-Suerte en el trabajo. -dijo.

La historia mejor contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora