Capítulo 09

88 9 1
                                    

"No importa si mañana el cielo estalla de repente, esta noche estamos vivos y con eso es suficiente."

Carta a un amigo. -Sharif.

Vanessa

—Llegamos tarde. —me dijo Sandra.

—¿A dónde?

—Ya sabes a donde. —espetó, seria.

Me reí

—Ah, si... hablas de mi fiesta sorpresa que ya no es sorpresa.

Sabía que Sandra haría una fiesta, pero no sabía dónde y a qué hora. No fue muy difícil averiguarlo, sobre todo cuando toda mi familia lo sabía y mi abuelo era incapaz de mentirme.

—No tiene gracia.

—Un poco si.

—¿Puedes darte prisa?

—Si, si te tranquilizas primero.

—Es que la gente te espera.

—La gente ya habrá empezado a beber sin nosotras. Estoy segura que se han olvidado que es mi cumpleaños.

—Pues más vale que no porque hoy es tu día.

Suelto una risita nerviosa. Esta conversación es tan extraña que me perturba.

—Oye, gracias por organizar mi fiesta de cumpleaños, de verdad.

Sandra sonrió y me abrazó.

Cuando estamos cerca, oímos la música mucho antes de entrar. No sé como mi amiga pretendía traerme aquí sin decirme nada. El volumen y el ruido delatan a kilómetros que hay una fiesta. Respiro profundo, estoy nerviosa, más de lo habitual. Supuestamente tengo que entrar como si no supiera que tras la puerta hay una fiesta, mi fiesta. Abro la puerta y doy un paso al frente.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —gritaron todas las personas que esperaban dentro.

Fingí mi mejor cara de sorpresa, mientras saludaba a todo el mundo. El lugar estaba lleno de globos y comida. Sandra lo había vuelto hacer, una fiesta increíble con un montón de personas. Había invitado a todo el mundo, incluso gente que no conocía.

—Feliz cumpleaños Vanesita. —me felicitó Ric.

—Gracias.

—Espero que te haya gustado la sorpresa, Sandra lleva un mes organizándola.

Sandra le cubrió de besos, como si no le hubiera visto en años y yo sonreí. Era consciente de que mi amiga se había esforzado y por lo visto no era la única que lo había notado. Después de que todo el mundo me abrazara y me felicitara por turnos, le dije a mi amiga:

—¿Sabes si vino Giovanni?

—No lo sé, dijo que vendría. Puede que llegue después.

Asiento y fuerzo una sonrisa.

Pensaba que ya estaría aquí.

—Voy a por una cerveza, ¿quieres algo?

—No.

Me acerqué a la mesa de las bebidas y cogí una. Mentalmente brindé por mis dieciocho y por hacerme un poco más vieja. Hoy iba a ser una noche muy larga, era consciente de ello. Aun así no me disgustaba. El sitio que había elegido Sandra para celebrar la fiesta era increíble, la decoración era maravillosa y la gente lo estaba pasando bien.

—¿Qué hace una chica tan guapa como tú aquí sola?

Escucho detrás de mí, a pesar de que estoy de espaldas reconozco la voz por encima de la música. Me giro y me encuentro a Gio con una amplia sonrisa. Esta noche está mucho más atractivo que de costumbre, con una camiseta negra que se ajusta a su cuerpo perfecto y el pelo muy bien peinado.

La historia mejor contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora