Platinos

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La historia de dos que no debieron. Pero lo intentaron. 

Cecilia

Teníamos de no vernos varias semanas, sabía de él lo justo y necesario. Admito que estaba ansiosa de verlo, Francisco tenía más poder del que yo creía sobre mí.

-¿Qué te parece?- me dijo Beto sacándome por completo de mi ensoñación.

-Confió ciegamente en ti y lo sabes, así que venga vísteme que tengo que llegar a una alfombra roja en menos de tres horas- me levante de la silla e ingerí el vino que quedaba en mi copa.

Manolo me observaba y tenía esa mirada especial, en la que quería decirme algo, pero se contenía, le había pedido a todos que no comenzaran a decirme nada con referencia a Paco, porque lo único que hacían era confundir más las cosas. Francisco y yo sabíamos perfectamente en qué punto estábamos en esta relación.

Sonó la puerta de nuestra habitación y Manolo se levantó a ver quién era, mientras yo hacía de maniquí para que Beto ajustará bien el vestido a mi cuerpo, faltaban solo un par de detalles para que todo estuviera listo y así comenzar a arreglarme para salir.

-Asegúrate que el vestido se le pueda quitar fácil- dijo Manolo con un ramo de Orquídeas en las manos, aquello que dijo lo mencionó con el tono más pícaro que podía.

-¿Y eso?- quería con todas mis fuerzas que no fuera lo que yo pensará.

-Una máquina de hacer palomitas- manolo lo dijo en el tono más sarcástico que pudo, le di una mala mirada- Es un ramo de orquídeas que te mando tu amor por siempre.

-Ay que tonterías dices, ponlas por allá, seguro es de algún fan o acosador, ya ves la gente que es bien rara últimamente - me gire para que Beto sacará el vestido, poder cerrar los ojos y respirar con tranquilidad.

Me coloqué una bata de seda para tapar mi desnudez y volví a donde estaba aquel hermoso ramo. Tuvo que ser él, había una pequeña nota, la tomé para leer el pequeño enunciado.

"Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer" ---- Oscar Wilde.

F

No sabía si llorar o reír por aquello, él mejor que nadie lo sabía, había escogido la mejor frase para representar lo que sentía. Caminé hasta mis cosas y guardé aquella nota, que cuando llegará a casa la pondría con el resto, no sabíamos del otro en todo este tiempo, pero solíamos recomendarnos, entre líneas de libros que se marcaban y mandábamos en pequeñas cartas al otro, haciéndonos saber que sin importar lo que pase estaremos el uno para el otro hasta el final.

-Ceci, ya es hora de comenzar a peinarte y maquillarte, ya los chicos tienen todo listo con el vestuario y los zapatos- me dijo Manolo mientras yo terminaba de cerrar mi maleta.

Solo asentí mientras comencé a caminar atrás de él, los chicos comenzaron a realizar magia conmigo, colocaron música e hicieron que el ambiente sea como una pasarela de modas, son los mejores, ninguno trató de saber quién mandaba el ramo ya que sabían perfectamente quién fué. Alrededor de unas dos horas estuve lista, me había encantado el resultado y se los hice saber con un abrazo a cada uno.

Me sacaron un par de fotografías en recepción y luego en el auto, me sentía la persona más afortunada del mundo, estaba nominada a estos premios por tercera vez y por ese personaje tan icónico que nos robó el corazón a todos, pensé mucho en mis papás y en lo orgulloso que estarían de mi si estuvieran presente de alguna manera les debía un pedazo de todo mi éxito.

Abrázame muy fuerte- OneShot PaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora