Capitulo 27

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En el capítulo anterior

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El hace un amago de dejar lo que está haciendo pero me alejo chasqueando la lengua— primero la cena.

Camino hacia el otro extremo de la cocina con una sonrisa triunfante mientras escucho como Hale ríe.

—No cantes victoria todavía —me advierte.

Actualidad

Unas semanas después del acuerdo entre Hale y yo, ambos hemos permanecido más tiempo juntos. Tengo que confesar que me he alejado un poco de mis amigos al querer pasar el rato con Muller. A veces el viene a mi casa o yo voy a su gran mansión. Los fines de semana lo pasamos juntos menos los domingos que son los días que comparto con mi familia.

De vez en cuando a Hale le gusta ir a mi casa y molestarme junto a mi hermana la cual no pierde tiempo en invitarlo cada vez que voy. No me gusta el hecho de que él se encuentre tan relacionado con mi vida privada y por esa causa he tenido fuertes discusiones con Amber.

Ella ha podido respetar mi decisión acerca de que de no se inmiscuya en mis relaciones ya sean serias o no. Desde un principio le he dejado en claro que lo de Hale y yo no durara mucho tiempo ya que el pronto se irá a Alemania y yo seguiré mi vida como siempre.

En cada encuentro que tenemos al señor correcto le gusta quedarse a dormir pegado a mí como una lapa. Siempre me quejo ante su intromisión y mala costumbre pero solo me ignora y termina acomodándose a mi lado.

Muchas veces he intentado irme después de que intimamos pero el termina cargándome a la cama, se que si quiero me voy pero no puedo negar que me gusta el que muestre un lado tierno. Reconozco que tengo cierta debilidad hacia las personas con un lado débil.

Una especie de instinto protector se activa en mi cada vez que alguien me muestra esa parte de él. Muller es un gran empresario con influencias que prácticamente puede hacer lo que se le da la gana pero que en la intimidad pierde esa aura autoritaria y se muestra frágil.

En el sentido de abrirse y confesar el cómo se siente con todo lo que está pasando en su vida, cosa que a toda costa yo trato de ocultar. No sé porque el confía en mí como para abrirse de esa forma conmigo y lo peor es que me estoy acostumbrando a esas largas conversaciones...

—Date la vuelta —Hale me ordena luego de yo haberle provocado toda la mañana. El había decidido prepararme el desayuno pero como siempre no pude contenerme y empecé a molestarle provocándolo, normalmente el me ignora pero al parecer hoy su paciencia no se había cargado.

—¿En la cocina Muller? —me doy la vuelta igual de caliente que el. Me sostengo de la encimera mientras el sube mi vestido y me baja las bragas.

Ambos estamos detrás de la encimera frente a la entrada de la cocina. Cualquier persona que nos vea no notara lo que estamos haciendo a menos de que se acerque a la encimera.

Por culpa de unos zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora